La Voz del Interior @lavozcomar: La política de Córdoba, en una encrucijada

La política de Córdoba, en una encrucijada

En un momento en que la confusión y la desorientación parecen haber tomado el timón del peronismo a nivel nacional, Córdoba se encuentra en una encrucijada en la que no puede permitirse vacilar. El contraste entre un modelo que prioriza la especulación financiera y uno que tenga como eje la producción, el trabajo y el desarrollo es claro y evidente.

Desde la gestión de Juan Schiaretti hasta la de Martín Llaryora, el peronismo cordobés ha mostrado una evolución marcada por un creciente enfoque en lo financiero, en lugar de en lo productivo. Esta orientación se evidencia en una serie de decisiones políticas y económicas que priorizan los intereses financieros sobre las necesidades reales de los sectores productivos.

Ejemplos claros de esta tendencia incluyen la carga impositiva que oprime al campo, los beneficios significativos otorgados al juego y la especulación financiera, así como la influencia de economistas vinculados a entidades empresariales en la formulación de políticas públicas.

Las promesas de defender al sector agropecuario y de pedir al Gobierno nacional una baja de las retenciones y flexibilizaciones del tipo de cambio quedaron en meras intenciones declarativas. Las acciones concretas han sido insuficientes o, más bien, directamente inexistentes.

La retórica en torno de las retenciones y el tipo de cambio ha sido más discursiva que efectiva, sin lograr cambios significativos que alivien al sector. La sequía del año pasado y los precios actuales se suman al mal momento de un sector al que las soluciones no les han provocado un impacto real en la economía productiva.

El verdadero desafío

El desafío para el “partido cordobés” es decidir si continuará en esta línea o si volverá a retomar un rumbo con un compromiso que sostenga un enfoque más equilibrado que promueva la producción y el desarrollo.

La orientación excesiva hacia lo financiero, que se acentuó desde el gobierno de Mauricio Macri en 2015 y se profundizó con la administración actual, parece estar en detrimento de los intereses productivos y del mundo del trabajo. Por momentos, el “partido cordobés” se muestra a la derecha del Gobierno nacional, sobreactuando incluso un mileísmo superior al del propio Javier Milei.

El gobierno de Schiaretti, en sus primeros años, logró avanzar en temas como la industrialización y el desarrollo de infraestructura, con proyectos como los gasoductos troncales. Sin embargo, a medida que el enfoque se tornó cada vez más financiero, el equilibrio entre desarrollo y especulación comenzó a inclinarse hacia lo último, lo que genera tensiones y problemas sin resolver dentro del sector productivo.

Llaryora, en su rol actual, enfrenta el reto de definir una dirección clara para el futuro de Córdoba. Su falta de una estrategia definida frente a la administración de Milei y la creciente influencia de la economía financiera en detrimento de la producción plantean una cuestión fundamental: ¿seguirá el peronismo cordobés el camino de la especulación financiera o retomará el enfoque en el trabajo, la producción y el desarrollo?

Hoy la verdadera tensión está puesta entre un modelo que prioriza la especulación financiera y uno que tenga como eje la producción, el trabajo y el desarrollo.

Soluciones concretas

En un contexto donde el peronismo nacional se encuentra en crisis y no aparece un norte claro por seguir más allá de tuiteros o panelistas de televisión desbordados, un peronismo realmente existente, que gobierna y administra una provincia desde hace más de 20 años, como el peronismo cordobés, tiene la oportunidad de recalibrar su rumbo y ofrecer una visión renovada que no se limite a debates y disputas en las redes sociales, sino que se enfoque en soluciones concretas para los problemas reales de la economía productiva.

La clave estará en equilibrar las prioridades, promoviendo un desarrollo económico que beneficie tanto a la industria como a los sectores financieros, sin sacrificar uno por el otro.

Con la intención de buscar abarcar todo, la conducción cordobesista ha decidido dejar de lado al peronismo a favor de un supuesto “partido cordobés” que nunca termina de despegar. El rumbo parece estar más enfocado en dejar contentos a los opositores que a los que históricamente defendieron el “modelo Córdoba”. La huella de dirigentes como José Manuel de la Sota, e incluso el primer Schiaretti, no guía precisamente la toma de decisiones.

En este contexto, la disyuntiva para Córdoba es clara: ¿la provincia liderará un modelo de país enfocado en la producción, el empleo y el desarrollo, o se alineará detrás de un proyecto nacional que prioriza la especulación y perpetúa una estructura social rígida, típica de otros países latinoamericanos que el Gobierno actual considera un modelo para seguir? Los dirigentes cordobeses parecen haber optado por ser cola de león.

* Doctor en Relaciones Internacionales

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