La negligencia se cobró otra vida
La inseguridad eléctrica en las calles y paseos públicos de la ciudad de Córdoba acaba de cobrarse otra víctima. Luciano Valentín Almada, de 14 años, murió el pasado martes fulminado por una descarga eléctrica, al tomar contacto con un poste de alumbrado público en una plaza del barrio Alto Alberdi, en la intersección entre Achával Rodríguez e Ingeniero López.
Una pérdida irreparable, una familia destrozada, la sociedad consternada, otra muerte absurda que se pudo haber evitado, como en otras tantas tragedias.
Ese sería el núcleo duro de la información. Pero a todas luces el desgraciado episodio amerita una profunda investigación judicial que permita conocer en detalles las causas de semejante desenlace y las posibles responsabilidades funcionales de la Municipalidad de Córdoba.
Una investigación meticulosa sin distinción de jerarquías. Es decir, desde los más altos hasta los cargos subalternos de las áreas de Alumbrado Público y de Parques y Paseos.
Ello sin descartar a los dependientes encargados de receptar y de dar curso a las denuncias telefónicas, presenciales o digitales por falencias de alto riego en esas luminarias, muchas de ellas en estado de obsolescencia y sin el mantenimiento adecuado.
Es importante saber qué se hizo con los reclamos que se vienen acumulando desde hace meses, como objetan los vecinos.
Lo cierto es que, tomando el razonamiento del padre del adolescente muerto, acá no se está frente a un accidente, sino ante un encuadre de negligencia.
Si bien habrá que aguardar los resultados periciales y el rumbo que tome la causa en sede judicial, es imprudente tener un poste cableado y electrificado en una plaza donde habitualmente se reúnen y juegan niños y adolescentes, las más de las veces ajenos al riesgo que corren.
No se trata sólo de dar la cara con argumentos técnicos fácilmente rebatibles. Incluso, si fuera necesario por razones de responsabilidad, el jefe del Palacio 6 de Julio no tendría que dudar en disponer sanciones internas y hasta remociones de cargos.
La Municipalidad salió a argüir que se trata de un accidente por un caso de vandalismo. Sería prudente aguardar los resultados de los peritajes antes de intentar ponerse a cubierto de culpas.
Como en otras ocasiones, la ciudad de Córdoba ha mostrado sus peores postales: las del atraso y de la desinversión durante décadas en servicios esenciales y seguros. Pasan los años y en muchos aspectos persiste la resaca de las dilaciones en una ciudad que hace gala de ser la segunda del país.
Basta recordar otra muerte en similares circunstancia de las que enfrentó Luciano. En diciembre de 2009, Juan Aciar, de 13 años, murió electrocutado al tomar contacto con un cartel de publicidad en la vía pública. Desde entonces, su madre, Sandra Meyer, batalla sin descanso contra la inseguridad eléctrica urbana, desde la fundación Relevando Peligros.
Es imperativo que la tragedia que cortó la vida de Luciano no se olvide en los efímeros tiempos de la política, donde las urgencias electorales suelen tener más importancia que ofrecer un servicio de alumbrado seguro.
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