La Voz del Interior @lavozcomar: “La mente de un escritor atraviesa distintos grados de caos”

“La mente de un escritor atraviesa distintos grados de caos”

En una conferencia de 1992, Richard Ford explicó que la escritura comienza, de manera incipiente, en la caótica mente del escritor, de manera tal que, en un principio, no es más que pensamiento, pero allí tendrían lugar “la gran invención, la sorpresa y la nueva inteligencia”. Casi 50 años antes, Jorge Luis Borges había escrito “Tema del traidor y del héroe”, un breve y maravilloso cuento que demuestra cuán efectiva y plástica puede resultar esa noción: Borges confiesa que ha imaginado un argumento sobre el que tal vez escriba algún día: “Faltan pormenores, rectificaciones, ajustes; hay zonas de la historia que no me fueron reveladas aún”. Y antes de brindarnos los detalles, anota la fecha, como quien se prepara para notas futuras sobre el mismo argumento que lo modificarán o completarán. Ese juego en el que escribe lo que tal vez escribirá, por supuesto, es el relato en sí mismo y no hay más que eso.

Por ambas razones, es común que los escritores se pasen la vida llenando cuadernos o libretas con ideas, frases, escenas: buscan conservar esos pequeños destellos narrativos que surcaron sus mentes con la expectativa de que, algún día, podrán desarrollarlos en esplendorosas ficciones. Pero eso sucede muy pocas veces, por múltiples razones.

Noticias sobre el iceberg, la nueva novela de Liliana Heker, que confiesa llevarse muy bien con el caos mental en el que se origina la escritura, tiene como protagonista a una escritora, Greta, de 77 años, quien, tras una primera e impactante novela en su juventud y una segunda que afirmó su prestigio cuando transitaba hacia su madurez, no ha vuelto a publicar y hasta se ha retirado de la escena social y cultural. Lo último que se supo de ella fue que estaba escribiendo o buscaría escribir la versión femenina del pacto fáustico. Hay allí, entonces, más de un enigma que un joven estudiante de periodismo intentará develar: su objetivo es lograr una entrevista con Greta y que el resultado de ese encuentro se convierta en su tesis, lo que significa, a su manera, otro proyecto de escritura.

Heker y Greta, en consecuencia, cada una desde su rol, juegan en estas páginas los juegos que jugó Borges y que teorizó Ford. Con el agregado no menor de que Heker, sobre todo cuando escribe novelas, reflexiona sobre el proceso de escritura de la ficción.

“Lo metanarrativo –reconoce Heker–, es cierto, aparece en mis tres novelas. No es algo que me haya propuesto en un principio, aclaro. Pero aparece en Zona de clivaje, que empieza con Irene comprándose una máquina de escribir. No se sabe si Irene va a escribir finalmente. Escribiría, dice el texto, con una carga de ambigüedad, pero se deja constancia del propósito. En El fin de la historia está la cuestión de la imposibilidad de escribir lo histórico tal como uno quisiera que fuera la historia. La historia te va ganando, vos querés escribir algo que tenga un determinado sentido y la realidad te impone un sentido distinto. A mí me interesaba esa dificultad. Y en esa novela la ambigüedad está en si a la novela finalmente la va a poder escribir Diana Glass, la protagonista, o la va a escribir Herta Bechofen, una alemana que vuelve a aparecer en Noticias…, donde fui encontrando que Greta, esa escritora con un pasado muy exitoso, se plantea el problema de su propia escritura, el poder o no poder escribir y el por qué no se consigue escribir algunas veces lo que uno busca”.

Del caos venimos…

–¿Cuánto caos hay en la mente de un escritor?

–La mente de un escritor atraviesa distintos grados de caos. Yo hablé de eso en La trastienda da la escritura: eso que querés decir, primero, está en estado de caos. En mis novelas anteriores, por ejemplo, había una historia muy concreta, y sin embargo había algo de caos. Pero en Noticias…, el caos fue total. Por eso te diría que no puedo rastrear el origen. Hubo ideas que se me ocurrieron en distintos momentos: un título, a los 22 años; luego, distintos proyectos de novela que tenían algo en común que, me parece, marca en general mi narrativa, esto es, la necesidad de hacer algo que está por encima de las posibilidades; hay una escena que no sé cuándo se me ocurrió, donde una mujer, primero de 60, luego de 70 años, intenta hacer la vertical; hay la historia de un gato, que fue mi gato, de 2013; y más tarde aparece el muchacho que quiere hacerle la entrevista, donde yo entendí que estaba el germen de la novela. Recién entonces la cosa empezó a tomar una mínima forma y a salir un poco del caos. Te estoy hablando de febrero de 2020.

–En medio de tanto caos, ¿cómo va definiéndose el personaje de Greta?

–Greta se llamó así durante mucho tiempo, aunque no había decidido aún que fuera escritora. Me importaba más el conflicto y el deseo de Greta que establecer a qué se iba a dedicar. Solo cuando decidí sentarme a escribir, me dije que ella sería escritora.

–¿Que noción tenías de la novela cuando te sentaste a escribir?

–Fui descubriendo cómo concretarla poco a poco. El pretexto para que se desarrollara la narración era ese alguien que venía a entrevistar a Greta, lo que hace aflorar la historia de esta mujer. Pero la novela no podía ser una entrevista, eso me parecía un perfecto plomazo. ¿Cómo resuelvo que el motor de la novela sea la entrevista, pero que vos no leas una entrevista? Ahí surgió como mera idea formal la posibilidad de escribir la historia de las novelas de Greta. Y entonces descubrí que era una posibilidad fascinante, porque me gusta mucho contar procesos de escritura, como verás.

–¿Las novelas que escribe Greta son proyectos que vos no pudiste escribir?

–Proyectos que siempre me parecieron buenas ideas, pero que no escribí, o que escribí y el resultado no me convenció. La primera novela de Greta es una buena idea sobre la que nunca pude escribir un cuento que me conformara, y escribí varias versiones. La segunda novela de Greta es la historia de una prostituta: las memorias de una mujer muy lúcida que elige como transgresión ejercer la prostitución. En realidad, más allá de la idea, que siempre me pareció brillante, nunca me interesó escribirla porque nunca escribí nada sobre esa novela.

De las edades y sus conflictos

–Y la tercera novela de Greta, la que no puede escribir, sería la novela fáustica.

–En ese caso, me pasó algo que creo que es el tema central de Noticias…: hay ciertos proyectos que a uno pudieron interesarle mucho en una época, pero que después dejan de importarte. El deseo de los 20 no es el mismo que el deseo de los 40, que es distinto al deseo de los 80. Y es muy bueno aceptar que, pese a que hay ciertas cosas esenciales que a una la constituyen y que no cambian (el tema de “La crueldad de la vida”), hay otras cuestiones que van cambiando con los años. Y acá me parece que hay otra constante de escritura, la edad como conflicto es algo que me interesa mucho.

–Eso está en tus tres novelas y en varios cuentos y nouvelles: mujeres protagonistas que están más o menos vinculadas con la escritura y lo que hacen es contarnos la resolución de un momento crítico de sus propias vidas. No pienso sólo en Irene, Diana y Greta, también recuerdo a Mariana…

–Mariana está en algunos cuentos y en algunas nouvelles (“La crueldad de la vida” y “La muerte de Dios”, por ejemplo). Yo agregaría a la lista a Vica (“De la voluntad y sus tribulaciones”), cuento largo o nouvelle. Creo que la mayor similitud se da entre Irene y sus 30 años y Greta con sus 77 años. Mariana tiene muchos elementos autobiográficos, pero no estamos hablando de eso ahora. Diana, para mí, es un poco diferente: no se propone algo que está por encima de sus posibilidades, simplemente quiere escribir una novela por una cuestión de lealtad con una ideología y con una amistad, y se encuentra con algo que la desbarata.

–Pero, de todos modos, es claro que las novelas giran alrededor de un punto de inflexión de las vidas de sus respectivas protagonistas…

–Efectivamente, la historia o una idea a piori que tienen se da vuelta y entonces la novela narra cómo encaran ese giro. Ahí hay un mandato que me parece fascinante y que para mí caracteriza a la novela: narrar un conflicto. Por eso no es casual que ese conflicto que la protagonista trata infructuosamente o no de resolver de pronto concentre todo lo conflictivo alrededor de un punto fundamental donde todo se le revela.

–Creo que en varios de tus textos se puede rastrear el entramado de las distintas constantes que mencionamos: la reflexión sobre la escritura, momentos conflictivos de la vida y el proponerse algo que está por encima de las posibilidades…

–La cuestión de las metas inalcanzables ya aparece en mi primer cuento, “Los que vieron la zarza”, que escribí cuando tenía 20 años. “Georgina Requeni o la elegida”, un cuento que escribí unos años después, también va en esa línea. Sin duda, hay otros relatos y, como decís, es algo que a veces pasa en la misma escritura. Si querés escribir algo, tenés que buscarlo. He dicho muchas veces que para mí la verdadera creación es esa búsqueda, ir dándote cuenta de cuál es el camino. A veces esa búsqueda te lleva años. “La fiesta ajena”, por ejemplo, parece escrito de un tirón, pero, en realidad, desde que se me ocurrió la idea hasta que encontré la forma de escribirla, pasaron años. Cuando la encontré, sí, escribí de un tirón. Pero durante años escribí versiones que no me conformaban. Y a veces te pasa que nunca lo encontrás.

Noticias sobre el iceberg. De Liliana Heker. Alfaguara

  • Noticias sobre el iceberg. De Liliana Heker. Alfaguara, 2024. 256 páginas. $ 19.999

Perfil. Liliana Heker (Buenos Aires, 1943) obtuvo con su primer libro de cuentos, Los que vieron la zarza (1966), una mención en el concurso Casa de las Américas. El relato que le daba título al volumen, como “La fiesta ajena” y “Georgina Requeni o la elegida” –mencionados en la entrevista–, integran actualmente Los bordes de lo real (1991). Su primera novela, Zona de clivaje (1987), mereció el premio Municipal de Literatura. Su segunda novela fue El fin de la historia (1996). La nouvelle “La crueldad de la vida” cierra el libro que, con ese título, publicó en 2001. “La muerte de Dios y “De la voluntad y sus tribulaciones” se encuentran en La muerte de Dios (2011). La trastienda de la escritura (2019) reúne un conjunto de ensayos sobre los pormenores del proceso de escritura en general, y en algunos casos describe la escritura de sus propios textos.

https://www.lavoz.com.ar/cultura/la-mente-de-un-escritor-atraviesa-distintos-grados-de-caos/


Compartilo en Twitter

Compartilo en WhatsApp

Leer en https://www.lavoz.com.ar/cultura/la-mente-de-un-escritor-atraviesa-distintos-grados-de-caos/

Deja una respuesta