La “intrascendencia”, el peligro al que se expone el Frente de Todos
El Frente de Todos es pura incertidumbre: a los reproches internos que se sucedieron en la noche del domingo 12, se agregó la crisis política por la que aún navega el Gobierno de Alberto Fernández.
Los resultados fueron peor de lo esperado: 10,9 por ciento en la provincia; pero un traumático 8,3 por ciento en la ciudad de Córdoba, donde el Frente de Todos quedó más cerca del Frente de Izquierda que de Hacemos por Córdoba.
El caso emblemático de las dificultades electorales es la seccional quinta, al este de la ciudad de Córdoba, donde el FIT arañó los 8 puntos y el Frente de Todos apenas pasó los 7; a 20 puntos de Hacemos por Córdoba y a 33 de Juntos por el Cambio, que en esa zona de la ciudad tuvo su peor resultado: 40 por ciento de los votos.
Hay señales de alarma por situaciones análogas en otras seccionales con bases humildes y populares, colectivos que el Frente de Todos cree representar: en la 13, sacó menos de 7 puntos; y en la 12 el Frente de Izquierda quedó a menos de un punto. En el circuito H de la misma seccional, Encuentro Vecinal estuvo a un puñado de votos de la boleta de Carlos Caserio y Gill. Esa es la batalla del kirchnerismo: desmarcarse de las minorías electorales.
En el interior, con mejor resultado general, también hay preocupación: esperan una embestida del Gobierno provincial hacia los intendentes que acompañaron a Martín Gill: “Habrá una amnistía excepcional para quienes estuvieron con el Frente de Todos, pero esperamos un reacomodamiento en la elección de noviembre”, es el anticipo que hacen en el Centro Cívico respecto de cómo transmitirán el mensaje del gobernador Schiaretti a los jefes comunales. El desorden nacional será el contexto. Cada quien sacará su conclusión.
Críticas
El diputado nacional Eduardo Fernández, que no fue parte central de la campaña, ya dio señales del enojo de los sectores no peronistas del Frente de Todos por el resultado de la lista peronizada: “El Frente de Todos hizo grandes elecciones allí donde nuestra propuesta se encontró con un anclaje local participativo y coherente con el proyecto nacional; y obtuvo malos resultados allí donde sólo hubo discurso”.
Fernández agregó: “No es suficiente enumerar la enorme cantidad de recursos con que el Gobierno Nacional asiste a Córdoba si no tenemos proyecto político provincial. Hay miles de decepcionados, cansados de ser ignorados y ansiosos de construir una alternativa cordobesa”.
En el horizonte aparece un cambio de estrategia de Martín Gill: pasó a confrontar con el peronismo provincial. Por ahora lo hizo a través de las redes sociales durante la semana, mensajes internos de poco alcance por fuera del ecosistema K.
El consultor Gustavo Córdoba, que estuvo vinculado a la campaña del Frente de Todos en los primeros días aunque luego se alejó al no poder imponer su estrategia, opinó que el Gobierno nacional enfocará sus cañones en los distritos donde puede mejorar sus resultados de cara al reparto de bancas, como Buenos Aires o Chubut.
La intrascendencia electoral del distrito para el Gobierno nacional es un riesgo cierto, potenciado por el rearmado del gabinete y sólo 50 días de campaña por delante. “Si hay un criterio de que el esfuerzo de recursos valga la pena, Córdoba no será prioridad: el Frente de Todos no podría recuperarse para tener dos diputados nacionales: sería, en términos de oportunidades ante la cuenta del cuórum en el Congreso, una mala inversión”, dice el consultor.
Al repasar los resultados, en el Frente de Todos advierten los altos porcentajes de ausentismo en distintos circuitos. A modo de ejemplo, en la seccional séptima votó el 42 por ciento del padrón. En general, en los circuitos más humildes la participación rondó el 55 por ciento.
La tarea de buscar a esos votantes que no son “núcleo duro”, cuyo ausentismo quedó registrado en el padrón de cada mesa, demanda una enorme tarea militante. El kirchnerismo tiene en claro que no le sobran brazos y que competirá con el poderoso aparato de Hacemos por Córdoba y la ola ganadora de Juntos por el Cambio y Luis Juez, “de perfil populista y peronista”, en calificativos de Gustavo Córdoba.
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