La historia de la competitividad perdida para la soja y el maíz
Mientras la economía nacional entra en una fase de pérdida de competitividad, los productores ven cómo los precios que reciben por su cosecha se van licuando, se reduce su capacidad de compra y se torna más desventajosa la relación Insumo/producto.
En resumen, los productores necesitan vender cada vez más granos para pagar los mismos servicios y costos de cosecha y comercialización, con respecto a la campaña anterior.
De esta forma la relación insumo/producto es hoy la más desfavorable de los últimos tiempos, y la primera consecuencia es un aumento de los rendimientos de indiferencia y una caída consecuente en el ingreso neto y en la rentabilidad de los productores.
El mercado de Chicago viene de un largo periodo bearish (bajista) con fuertes correcciones de los precios internacionales que se reflejaron en la dinámica y tendencia bajista durante 12 meses consecutivos.
Esta baja tuvo su impacto bajista sobre los precios locales y por este motivo los productores enfrentan 2024 con la peor combinación: precios en baja y producción afectada por la sequía de enero, golpes de calor en febrero y exceso de lluvias en marzo.
Veamos el análisis comparativo en el último año; marzo 2024 contra el mismo mes de 2023. El mercado de maíz en Chicago acumuló una baja de U$S 57 por tonelada, el equivalente al 26%, cotizando hoy a U$S 166 contra U$S 224 de un año atrás.
En la Argentina, el precio del maíz en el Matba-Rofex acumuló una baja de U$S 79, lo que significa una caída de 31%, cotizando hoy a U$S 172 versus U$S 251 de un año atrás.
En el caso de la soja, en Chicago acumuló una baja de U$S 60, una caída anual de 12%. Hoy cotiza a U$S 440 por tonelada, contra U$S 500 en la cosecha pasada.
En la Argentina la baja fue mucho mayor: llegó a U$S 117 o su equivalente de 29%. Cotiza a U$S 293 por tonelada, contra U$S 410 de un año atrás.
Como vemos, la baja en los precios del maíz y la soja en nuestro país fue mucho mayor a la baja registrada en Chicago, y esto obedece a la caída en la competitividad de nuestra economía en términos generales. Es producto del atraso cambiario, la caída en las cotizaciones de los dólares alternativos, el aumento en el costo de comercialización y cosecha, el aumento en costo de los servicios, la mayor presión impositiva y el aumento de la inflación en dólares como consecuencia.
La buena noticia es que los precios internacionales revirtieron la tendencia bajista, entrando en estas últimas dos semanas en un nuevo rally alcista, que parece anticipar un sostenido cambio de la tendencia de los precios.
No obstante, esta suba no es suficiente para compensar la caída del dólar y el atraso cambiario en relación con los índices de inflación, que definen en cierta forma la política económica en esta coyuntura.
La suba de los precios en Chicago se reflejó en el maíz con ganancias del 5% en las cotizaciones en dólares y en el caso de la soja las subas llegan al 7% en el disponible y del 4% en las posiciones futuras nuevas cosecha.
Sin embargo, estas subas no fueron suficientes para compensar la caída del tipo de cambio conocido como dólar mix 80/20 por la baja registrada en el contado con liquidación, ni para compensar el atraso cambiario medido como el crawling-peg del 2% mensual, insuficiente para compensar como mínimo la inflación.
Para finalizar, si el Gobierno sigue con este “plancito” económico de mantener atrasado el tipo de cambio, la situación del ingreso de los productores será cada vez peor.
Solo un aumento del crawling-peg mayor al 2% mensual, para igualar la inflación como minino, o un fuerte aumento de los precios internacionales y su traslado a nuestro mercado, podrán mejorar la actual relación ingresos/gastos de los productores. Y en consecuencia generar mayores ingresos.
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