La heroína de las 1001 caras, de Maria Tatar: un estudio que cuestiona el culto al héroe
En 1949, Joseph Campbell publicó El héroe de las mil caras, una obra que revolucionó el análisis de la narrativa al mostrar la estructura arquetípica del héroe y que permeó en distintas figuraciones culturales. Es este impacto, que definió incluso los estereotipos de género, el que recoge Maria Tatar en La heroína de las 1001 caras.
El trabajo de Tatar es a la vez un homenaje y una actualización del modelo de quien fue en algún momento su profesor. En un primer momento, reconstruye lo fundamental de este modelo, al tiempo que señala la exclusión de las figuras femeninas del campo de acción heroica.
Los personajes femeninos tienden a ser, en su mayoría, domésticos y pasivos. Esperan el regreso de su amado (Penélope), son disputadas (Helena) o agredidas sexualmente (Medusa). Hay, sin embargo, otras que convirtieron la narración en una herramienta de resistencia, como Scherezade en Las mil y una noches, a quien Tatar le guiña un ojo desde el título.
En estas historias analizadas con notable maestría, aparece como denominador común el silencio como prohibición del habla y como ausencia en el relato. Los cuatro capítulos restantes extienden este hilo argumentativo hacia otras etapas de la literatura, sin obviar ocasionales actos de rebeldía.
En el siglo XIX, emergen tímidamente escritoras que crean protagonistas mujeres que no pueden quedarse calladas. Jane Eyre, por ejemplo, convierte el habla en un acto de heroísmo y resistencia. Mujercitas y Ana, la de Tejas Verdes son novelas de maduración en las que la curiosidad es el motor de las protagonistas.
En el siglo 20, una serie de hitos en narrativa de y sobre mujeres rompe el silencio y la sujeción al héroe. La Mujer Maravilla irrumpe en el cómic como una heroína astuta y extremadamente fuerte. En televisión, Carrie Bradshaw (Sex and the City) y Hannah Horvath (Girls) se convierten en modelos generacionales de mujeres que ejercen el protagonismo de la autoficción.
Al trazar el negativo del estudio de Campbell, Tatar reproduce la mirada binaria para deslindar los campos de acción de la heroína y del héroe. Ellas se conducen por una ética del cuidado y la responsabilidad; ellos, por la ética de la justicia y los derechos. Ellas piensan en términos de red; ellos en términos de jerarquías.
En las conclusiones de La heroína de las 1001 caras hay, sin embargo, un intento por superar este binarismo. Es una apuesta a futuro, en tanto implicaría dejar atrás el modelo de héroe que ha moldeado los estereotipos masculinos en la cultura para avanzar hacia un heroísmo forjado sobre la base de la empatía y el comunitarismo, antes que en el verticalismo de fuerzas institucionales.
- La heroína de las 1001 caras. De Maria Tatar. Ediciones Koan. 2023. 468 páginas
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