La Voz del Interior @lavozcomar: La estrategia económica del Gobierno nacional

La estrategia económica del Gobierno nacional

Durante décadas los argentinos hemos tenido la equivocada percepción de que el responsable de la inflación es el incremento en los precios de las monedas fuertes, de las principales monedas extranjeras, principalmente el dólar, por su mayor penetración.

Nada más desacertado que atribuirle la responsabilidad de la suba de precios a la devaluación monetaria, porque esta, ya sea diaria, mensual o de golpe, es consecuencia exclusiva de la inflación. En el país del mundo que elijamos, la suba del tipo de cambio responde a la inflación.

Veamos ahora qué está haciendo nuestro Gobierno para bajar la inflación.

En primer lugar, para que exista inflación, tiene que haber mucha cantidad de dinero circulando, y la acción del mercado, a través de la demanda, es la que produce inflación. Al revés, cuando existe una sobreproducción u oferta respecto de la cantidad de dinero existente, la inflación tiende a bajar.

De aquí concluimos que para que haya inflación no sólo debe incrementarse la cantidad de dinero en circulación, sino que también debe existir una menor producción. Podemos definir, entonces, que sólo provoca inflación una emisión sin respaldo, y ese respaldo significa una mayor oferta, o sea más producción.

Últimamente se venía destinando emisión monetaria mayor a lo que demanda la economía, y ese excedente se orientó a planes sociales y subsidios a tarifas de servicios públicos y combustibles.

Mientras más dinero se vuelque sin fines productivos, indefectiblemente habrá mayor inflación, y esta es la que provoca el déficit fiscal, que debe ser atendido por estos tres recursos, uno peor que el otro para el futuro del país: a) la presión fiscal, que reduce la imprescindible inversión; b) el crédito, que nos hipoteca el futuro, y c) la emisión monetaria, que acelera la inflación, causante de la pobreza.

Para sortear estos viejos inconvenientes se han venido utilizando distintos paliativos, sistemas estos que lo único que lograron fue correr para el futuro el problema, agrandándolo a medida que pasaba el tiempo. Uno de esos sistemas fue anclar el tipo de cambio.

Antes de este Gobierno se utilizó, mediante la intervención en el mercado de cambio, la venta, la oferta de divisas, pero descalzando las reservas, que son tan necesarias para hacer frente a las obligaciones nacionales e internacionales (¡tuvimos nueve defaults!), y para la adquisición de insumos importados, para desarrollar nuestra industria nacional.

Otro sistema de peores consecuencias fueron los controles de precios, archidemostrado en el mundo entero que, a más de no ser efectivo, causa daños aún mayores a la producción nacional.

Estrategia actual

El sistema que este Gobierno está implementando es no gastar más de lo que se recaude y disminuir de esa forma la oferta de dinero. Es, sin dudas, el sistema más acertado, pero también el más difícil de todos, pues se afectan situaciones sociales delicadas y a veces se puede llegar a cometer injusticias.

De esta manera, al quitar dinero del mercado, el Gobierno está anclando el precio de las divisas de forma también artificial, que no responde a la normalidad.

Se trata de una estrategia menos equivocada que las anteriores, pero no del todo eficiente, porque produce un retraso cambiario. Y en el corto plazo, por alguna circunstancia especial, ese valor aflora, lo recupera, a veces de golpe, y produce mucho daño a la economía, como hemos ya visto en varias oportunidades en las últimas décadas.

¿Atrasos cambiarios?

Veamos un ejemplo, que no es para asustarse porque para estos cálculos partimos de un precio del dólar acerca del cual no existe forma de saber si era justo -el precio de paridad- o estaba muy alto, afectado por los miedos políticos de las circunstancias.

Hace ya casi cinco años, el precio de venta del dólar blue al 31 de diciembre del 2019 era de $ 78,50 y la inflación desde entonces hasta el 31 de agosto de 2024 fue del orden del 2.327,46%.

Si corregimos el precio del dólar de esa fecha por la inflación del período, nos da un valor de $ 1.905,53. Si ese mismo calculo lo efectuamos en los últimos ocho meses, es decir desde el 31 de diciembre 2023 al 31 de agosto de 2024, vemos que el precio del dólar blue (similar a los otros alternativos), que era de $ 1.025, actualizado por la inflación oficial de ese mismo periodo (94,80%) hoy ascendería a $ 1.996,70.

¡Cuidados!

No quiere decir que esos sean los valores reales, ni mucho menos; sólo advertir que secando la plaza no se puede imponer un valor de las divisas, y alertar también que quizá el crawling peg, o sea la devaluación mensual, del 2%, sea demasiado ambiciosa todavía, frente a una inflación que, en todos los casos, en los últimos ocho meses ha sido superior al 4% cada 30 días.

La única forma de obtener un valor real es dejándolo librado al libre juego de la oferta y la demanda, y fundamentalmente proporcionando al mercado confianza política, es decir conocer bien cuál es el camino, tener leyes precisas, duraderas y que sean de cumplimiento efectivo, mediante justicia, cordura y sentido común hasta en los pequeños actos de gobierno.

El camino últimamente emprendido es el más correcto de las ultimas administraciones. Aprovechémoslo, cuidémoslo y no perdamos fuerzas por torpezas políticas.

  • Contador; licenciado en Ciencias Económicas; exprofesor adjunto de Ciencias Económica (UNC)

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