La empresa cooperativa de colectivos de Pilar que cumple seis décadas de viajes diarios a Córdoba
Hay empresas que logran dejar una huella. Más allá de su servicio, tejen historias que se entrelazan con las de su comunidad. La firma Malvinas Argentinas, una de las pocas cooperativas de transporte interurbano en superar los 60 años de vida, es uno de esos casos.
En los años 50, cuando el transporte interurbano en la provincia era todo un desafío, los trabajadores de la quebrada empresa Zárate se enfrentaron a un dilema: rendirse o reinventarse.
La empresa, que operaba la ruta de Pilar a Córdoba, quebró dejando a sus trabajadores con la posibilidad de perder sus empleos. En vez de claudicar, apostaron a un modelo cooperativo y, aunque los primeros años fueron duros, consiguieron mantener la empresa a flote hasta hoy.
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Después de sortear muchas dificultades, como el mal estado de algunas de sus unidades, llegó la transformación. Fue en 1963, cuando un grupo de empresarios cordobeses sumó nuevas unidades y capital. Así nació formalmente Malvinas Argentinas, que comenzó operando con apenas seis colectivos y frecuencias espaciadas de más de una hora.
Sin embargo, desde el principio, el trabajo colectivo y la cercanía con los pasajeros marcaron la diferencia.
Un modelo que nació desde el volante
En Malvinas Argentinas los dueños no solo toman decisiones, también manejan los colectivos.
Esto les permite conocer en profundidad los desafíos de cada ruta y las necesidades de los pasajeros.
Según Orlando Cascú, quien lleva más de 30 años en la firma, este modelo fue clave para mantener la empresa firme durante tantas décadas.
“Los problemas del día a día los vivimos con los pasajeros. Eso nos hace entender que el servicio no es solo trasladar personas, es acompañarlas”, dice ya retirado del volante, pero aún involucrado en la firma.
Los años no fueron fáciles para nadie, pero Malvinas supo adaptarse. En los 90 modernizó su flota, incorporando colectivos con aire acondicionado, un lujo en ese momento en el transporte interurbano. Además implementan una política de renovación constante: cada dos años deben adquirir nuevas unidades, muchas de ellas provenientes de Brasil.
También implementan un riguroso sistema de mantenimiento periódico. Según Cascú, cada unidad pasa por una inspección cada cuatro días. “Esto evita roturas y garantiza la seguridad de los pasajeros”, comenta y lanza, con orgullo, una frase: “Fíjense si alguna vez en la ruta ven un vehículo nuestro parado”.
Otra de las grandes innovaciones de Malvinas fue la reducción de las frecuencias entre colectivos. En la década del 90′ la empresa comenzó a operar con frecuencias de 15 minutos, lo que mejoró la experiencia de los usuarios. Y en el 2000 puso en funcionamiento colectivos más pequeños en rutas como la de Laguna Larga, lo que permitió adaptarse a la demanda variable de pasajeros.
Sin embargo, en 2020 la pandemia puso a prueba su resistencia como nunca antes: durante diez meses la flota estuvo parada. “Solo trabajaron los mecánicos y el personal de guardia para mantener las unidades en buen estado”, recuerda Cascú.
Cerca de la gente
A lo largo de estas seis décadas Malvinas Argentinas fue testigo del crecimiento de las comunidades en las que brinda su servicio. “Hemos llevado y traído a tres generaciones de trabajadores y estudiantes”, comenta Cascú. La empresa no solo es un medio de transporte, sino también un pilar para el desarrollo social y económico de la región. Durante muchos años fue reconocida por ofrecer uno de los mejores servicios interurbanos, con una flota que siempre se mantuvo en óptimas condiciones.
¿Qué ha hecho que Malvinas Argentinas siga en pie durante más de sesenta años, mientras otras empresas del sector desaparecieron? Cascú tiene claro que la clave es la confianza entre los socios y el respeto hacia los pasajeros. “No es fácil tener una sociedad tan amplia (son ocho socios), pero la buena relación entre los choferes y el compromiso con el servicio han sido fundamentales”, afirma. El hecho de que algunos de los dueños también hayan sido choferes les permitió mantener una conexión cercana con el día a día de la empresa y con las necesidades de sus pasajeros.
Actualmente la empresa cuenta con una flota de 30 vehículos y más de cien empleados, entre ellos ochenta choferes. Aunque la firma creció y se modernizó, sigue manteniendo los valores que la vieron nacer: innovación constante, un profundo respeto por quienes confían en su servicio y, sobre todo, esfuerzo “colectivo”.
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