La agenda vacía
La lógica de quien gane la próxima elección con antecedentes en haber ganado las internas partidarias a cargos locales haría presumir al consagrado en octubre de 2021 que fue mérito de haber sido elegido en las internas.
Ese pensamiento roza el riesgo propio de cualquiera que pretende dar pasos proyectados a un objetivo tomando cada paso como los logros estratégicos que, como trayecto, se encaminan a un objetivo por alcanzar, pero sobre bases equivocadas.
Claro está que ese pensamiento lineal parece estar descontextualizado del entorno, factor determinante en política para dar por tierra la certidumbre y dejar el aleas propio de la actividad en el electorado, como último determinante.
Los hoy quizá triunfantes de las internas partidarias –que parecen ser la “agenda” que manejan los partidos locales– postulan un argumento a sus victoriosos, cuyas premisas podrían ser válidas en su enunciación, pero disociadas de la realidad.
Por tanto, con base en premisas falsas, llegan a una conclusión de la misma entidad: ¿futuro candidato?
Uno peca también de ser agorero de los resultados y del pensamiento que ni siquiera en forma pública han postulado, al menos no urbi et orbi.
Quizá la agenda electoral con internas previas en los partidos locales imponga otro tipo de pensamiento, ya no lógico, sino netamente político.
¿Cuáles son los candidatos que “la Docta” elige como propios, más allá de las pretensas bendiciones de la autónoma Ciudad de Buenos Aires y de las sedes centrales partidarias, en las –hasta ahora y siempre- dependientes delegaciones del “interior”?
Siguiendo la lógica emancipadora del centralismo portuario, parece que se podrían generar postulantes con pasos previos en las internas locales, y eso garantizar la postulación en una elección que será nacional.
Bueno, esta sería la esperanza motivadora y movilizadora.
“La Docta” sabe cuáles son los suyos, cuáles son los candidatos nacidos en cada lugar y región y cuáles los que representan a las distintas facciones del pensamiento político mediterráneo.
Una cosa es la interna partidaria y otra muy distinta la “abierta” nacional.
Lentamente van sacando sus dotes aquellos jóvenes –hoy ya no tanto– que mucho han bregado por la construcción de una política nueva, que luchan contra el anquilosamiento de las estructuras, impregnadas por la vieja política.
La antinomia de lo nuevo y lo viejo parece reducir y llevar al piso esa vieja afirmación de que todo lo anterior era mejor. Por el contrario.
La sociedad cordobesa pretende llevar hacia adelante un cambio que debe estar sustentado en nuevas figuras netamente cordobesas, con tonada cordobesa, que no requieren de bálsamos de los estuarios, sino de autóctonos cordobeses a los que el electorado sienta que son propios.
Figuras que representen a “la Docta” –con sus aciertos y sus errores–, que los empresarios apuesten por ellos y acompañen con su enorme voluntad económica de acompañar el crecimiento.
Que los distintos sectores y actores de la sociedad legitimen su actuar y breguen por su crecimiento; que la política los enaltezca por ser pensadores, creadores y por poner nortes distintos.
Córdoba requiere de postulados que, como bases, se conviertan en verdades proyectadas.
Requiere de una agenda nueva, no sólo la parcial electoral y provisoria del corto horizonte 2021, sino la que vendrá en una nueva generación de políticos de mediana edad comprometidos con el cambio y con ánimo de brillar dentro de las estructuras partidarias.
Me atrevo a pensar que el faro del bicentenario de nuestro querido parque Sarmiento será en los próximos meses el llamador para el desembarco de muchos intentos centralistas de imponer candidaturas testimoniales o –lo deseable– expectables figuras que generen la simbiosis de patrones distintos de pensamiento y aglutinen estos en pos del objetivo común.
Por último, la construcción de una agenda propia y de una agenda colectiva nacional de los partidos que se autodenominan oposición es esencial e inmediata, porque así la sociedad lo está pidiendo.
La sociedad que mira con recelo las internas y que apuesta en la oposición al cambio, sin desmerecer el esfuerzo que realiza el oficialismo en llevar adelante la proa de este país, requiere de una propuesta concreta y superadora.
El resultado electoral dependerá de ella.
El destino del país, de la coherencia de la agenda que se consensúe.
El punto de apalancamiento no puede estar en las elecciones internas en un trayecto estratégico para la Argentina.
*Abogado
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