La Voz del Interior @lavozcomar: La adversidad en la vida diaria

La adversidad en la vida diaria

En nuestro diario vivir, vemos que surgen una serie de adversidades que ocurren a veces como resultado de acciones propias y otras tienen que ver con acciones de quienes nos rodean, que en muchos casos son incomprensibles. Son situaciones que nos afectan negativamente.

Personalmente, creo que si bien es cierto que las adversidades nos pueden hacer sufrir, ese sufrimiento también nos sirve como aprendizaje, nos ayuda a crecer. La Biblia dice que Dios usa la adversidad para nuestro crecimiento espiritual. Es una forma eficaz de Dios para que nuestra fe sea profundizada, que nos permite por medio de la fe alcanzar el cumplimiento de aquello que anhelamos. Para transformar a través de la fe lo que es negativo en algo positivo.

El Apóstol Pedro dice: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas. El oro, aunque perecedero, se prueba al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas, demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele” (1ª Pedro, vers. 6 y 7).

La adversidad es la forma más eficaz de Dios para profundizar nuestra fe y nuestro compromiso con Él. Después de enfrentar la adversidad, nuestra confianza en Dios se acrecienta, para hacer frente a los momentos más difíciles, recuperarnos de ellos y poder salir fortalecidos de aquellas situaciones complejas de todo tipo que llegan a superarnos, como problemas familiares, económicos, enfermedades, y otros que suelen afectarnos.

Dice el salmista: “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia, por eso no temeremos” (salmos 46:1).

Si nos sentimos desamparados, la fe puesta en Él nos permite alcanzar su protección. Esa ayuda divina es segura, porque al no ser humana nos asegura una verdadera protección. En tiempos difíciles, adversos y de mucha confusión como los que hoy estamos viviendo en nuestra sociedad, pedimos a nuestro Dios que intervenga para dar solución a tantos problemas que humanamente no se pueden resolver.

Los seres humanos somos limitados, por lo tanto, se hace muy dificultoso solucionar por nuestros propios medios los problemas que nos aquejan. Necesitamos más que nunca una ayuda sobrenatural. Dios te bendiga.

* Pastor evangelista, integrante del Comipaz

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