Kenia: más de 300 fieles fueron incitados a morir de hambre para conocer a Jesús
El número de personas muertas en Kenia como consecuencia del cumplimiento voluntario (y no tanto) del mandato que les dio un líder religioso a sus seguidores -consistente en dejarse morir de hambre para conocer a Jesucristo-, ascendió a 303, tras la exhumación de 19 cadáveres más de fosas comunes en un extenso terreno boscoso del condado keniano de Kilifi, situado al norte de Mambisa, famoso por sus playas de Kambala, Tatami y Maldini y las ruinas de Marini; se trata de vestigios de dos mezquitas que se encuentran en un acantilado con vista a las ribera marítima de Kilifi que datan del siglo 14 y contienen tumbas milenarias.
La comarca, de 12.245 kilómetros cuadrados de superficie, tiene alrededor de 1.110.000 habitantes.
La comisionada regional de la costa, Roda Enancha, precisó a los periodistas locales que el número de rescatados con vida, hasta ahora, asciende a 95, mientras que hay aún una cifra indeterminada de desaparecidos.
Intento de suicidio
El lunes último, 65 de las personas salvadas fueron acusadas de intento de suicidio tras realizar una huelga de hambre en protesta por estar retenidas en un centro de rescate. Fueron trasladados a una cárcel.
Las acciones de socorro comenzaron en abril último. Desde entonces suman 35 los sospechosos detenidos con relación a la investigación acerca del ayuno colectivo letal, caratulado mediáticamente como la “masacre de Shakahola”, tal el nombre del bosque donde los investigadores realizaron las primeras exhumaciones a partir de denuncias formuladas por la organización keniana de derechos humanos Haki África.
Del taxi al estrado
El pastor cristiano acusado de provocar la inmolación grupal es Paul Mackenzie Nthenge, un extaxista devenido en líder religioso, quien en 2003 fundó la Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas, con actividades de culto en el rancho de 300 hectáreas, propiedad del trabajador del volante.
Mackenzie registraba al menos un par de detenciones en los últimos cinco años acusado de prédicas extremas. También, por promover la no escolarización de niñas y niños justificando el disparate en que la educación no está reconocida por la Biblia, según su interpretación de la recopilación de libros sagrados que orientan al pueblo cristiano.
Dos meses atrás, el pastor se entregó a la policía cuando ésta recibió informes que daban cuenta de cientos de ciudadanos “ignorantes muertos de hambre” ante la promesa de su jefe espiritual de que el sacrificio extremo les permitiría conocer a Jesucristo “después de pasar por un lavado de cerebro”.
Los rescatados con vida en abril estaban demacrados y recibieron tratamiento en el hospital de Malindi antes de ser trasladados al centro de rescate, primero, y luego a un establecimiento carcelario.
Se espera que Mackenzie vuelva a comparecer ante el tribunal esta semana, ya que se concedió a la policía más tiempo para retenerlo a la espera de avances en las investigaciones.
Comida y asistencia psicológica
El lunes último 65 víctimas de la secta halladas con vida en el bosque de Shakahola atestiguaron ante el tribunal de Shanzu, en la ciudad costera de Mombasa; sobre ellas pesa la sospecha de intento de suicidio al negarse a recibir alimentos en el centro de rescate donde se encontraban alojadas.
El fiscal a cargo del sumario solicitó el traslado de todos a un establecimiento carcelario donde pidió que recibieran contención psicológica y se los obligara a comer.
El presidente de Kenia, William Ruto, insiste en comparar al pastor detenido con un terrorista y no deja de pedir disculpas al pueblo keniano por no haber impedido las muertes.
Por su parte, el ministro del Interior, Kindiki Kithure, declaró que se habían asignado más fosas comunes a la exhumación e insinuó que el pastor podría ser acusado de terrorismo o genocidio.
El funcionario visitó ayer la región para supervisar la reanudación de las exhumaciones y describió el suceso como un crimen organizado. “Me temo que aún hay muchas tumbas por descubrir. El proceso está lejos de terminar”, lamentó el colaborador de Ruto.
El Gobierno de Kenia anunció que convertirá el bosque de Shakahola en un “memorial nacional” para las víctimas. “Un lugar de recuerdo para que los kenianos y el mundo no olviden lo que pasó aquí”, manifestó Kithure.
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