La Voz del Interior @lavozcomar: José Palazzo: “La amplitud ayuda a Cosquín Rock”

José Palazzo: “La amplitud ayuda a Cosquín Rock”

José Palazzo recibe a VOS en su casa suburbana para hablar de Cosquín Rock 2022, que claramente no es una edición más del festival serrano que fundó en 2001.

Es que tiene la presión de reencauzar su peso en el entretenimiento nacional luego de una etapa de restricciones pandémicas, además de dar cuenta de un nuevo orden de la música joven que ha pronunciado una amplitud que el evento puso de manifiesto desde hace varios años.

Sin embargo, el productor destila tranquilidad, parsimonia. Mientras muestra su búnker hogareño y la sala de ensayo en las que mantiene sus proyectos como músico, no se percibe en su actitud ni ansiedad ni presión por armar el festival de rock más grande del país en una pospandemia que aún no es pospandemia.

Tampoco la necesidad de generar una liquidez que reestablezca los estándares económicos – financieros que su compañía (En Vivo Producciones, donde tiene como socio a Marcelo “Chueco” Oliva) tenía en la vieja realidad.

“Perdimos 150 millones de pesos. Tuvimos que vender propiedades, personales y de la empresa, para poder bancar lo que se perdió. Mantuvimos el 100 por ciento de nuestro staff… El verdadero motor de la vuelta está en la vuelta”, diagnostica el productor.

“No nos podemos recuperar de manera inmediata –insiste–. Desde el más astuto hasta el más pavo sabía que un proceso así llevará cinco o seis años. Además, quedó muy claro que hay que convivir con la imprevisibilidad pandémica. En enero teníamos pautados eventos de cuarteto y electrónica en la Plaza de la Música. Nos cerraron y no se pudo hacer nada”.

“Entonces, el festival tiene que ser rentable pero está pensado más allá de eso, porque está sobredimensionado con respecto a 2020. Tiene un costo de 400 millones de pesos, dos millones de dólares. Agregó lugares… A Club Paraguay, por ejemplo, le pagamos para estar en el evento. Le damos un dinero y ellos contratan los artistas, los servicios, todo. Los captamos como gestores culturales para que nos ayuden a cultivar la programación. Y en eso podríamos haber sido más austeros. Las ediciones 2022, 2023, 2024 y 2025 son importantísimas para la compañía”, añade.

Y luego remata: “Para nosotros es más rentable hacer un buen show latino de 10 y 15 mil personas, que movilizar 400 millones y ganar 80. Porque con todas las variables que juegan en un Cosquín, es difícil de decir ‘Voy a ganar tanto’”.

El armado del Cosquín Rock 2022

–¿Cómo se armó esta programación?

–La armamos siete personas. Sumé a Julio Castillo y Santi Moyano, que han creado Boomerang (agencia de management y booking que tiene a Silvestre y La Naranja, Dillom y a Zenón Pereyra), a Eric Davies… Y consulto con amigos músicos, como Dárgelos y Ciro… Programamos con un horizonte de lo que pasó el año pasado, lo cual es riesgoso porque ahora todo es tan veloz que, a lo mejor, alguien que está en el top ten al anunciarlo, ya no es tan fuerte al momento del festival. También puede pasar al revés: ponés a Dillom en una carpa y seguramente queda chica. Nos pasó con Wos, en su momento. Hacemos un relevamiento sobre lo paso de importante en el año y qué es lo que se viene. Sobre esa base, construimos la grilla. Personalmente, en lo viejo no se me pasó el tren, pero en lo nuevo, me siento cada vez más lejos.

–Sin embargo parece que te has deconstruido estilísticamente porque no te tembló el pulso para no programar algunas bandas de rock chabón o barrial. Y ya que está te pregunto. ¿Se murió ese estilo?

–No. Lo va a demostrar La Renga cuando a fines de febrero lleve 60 mil personas. Y artistas como Don Osvaldo metieron 12 mil en Mar del Plata hace unos días. Pero hay más variedad. Ahora habrá un escenario que se llamará Nuevas Tintas… Porque creo que hay unos chicos nuevos que están escribiendo de una manera impresionante; más allá del autotune, los beats, en el momento de la lírica y la composición, han llegado a niveles muy alucinantes. Y si hoy Argentina está a la vanguardia de la música, se lo debemos a esos chicos. Pero yo soy un consumidor de rock & roll. Estoy enamorado de La Chancha Muda… Y creo que hay un rock & roll, chabón, barrial, ponele el nombre que quieras, con un movimiento que sigue su curso. Pero está mal excluir del rock & roll a Dillom, Wos, Trueno y a Akru. Las distancias no son tan lejanas. A eso no lo puede entender el hater, el prototipo de la persona ignorante y resentida de la que me nutro en redes para entretenerme.

–¿No te afecta?

–Me afectaba. Y hoy me parece sumamente entretenido. En algún momento fue molesto como una mosca. Porque al hacer en un festival que tiene a la Kermesse Ricotera (con Sergio Dawi, Semilla Bucciarelli y Tito Fargo) y Skay Beilinson; a Las Pelotas y Divididos; a La Franela, La Que Faltaba y Ciro; y a Juanse y Sarco, no tengo que darle explicaciones a nadie. La base del rock con Los Redondos, Sumo, Los Piojos y Ratones Paranoicos está. Después, el programa tiene a las nuevas generaciones del rock & roll: Sueño de Pescado, Cruzando el Charco, La Chancha Muda… ¡Y La Casita del Blues!

Para Palazzo no hay ningún festival de Latinoamérica que tenga un espacio dedicado al blues y al rock & roll como ese.

Pero va más allá: “Es el festival más rockero que hay. Más que el Quilmes, que el Personal, que el que vos quieras. No hay ninguno más rockero ni más nacional que Cosquín Rock”.

“Pero también propone a Bandalos Chinos en horario central… Y a Juan Ingaramo, Cami, Miranda!, Zoe Gotusso… Toda esa amplitud ayuda. Si tuviéramos los mismos 10 artistas desde que empezamos hasta ahora, la gente hubiera dejado de ir. Los hijos de los que iban a las primeras ediciones quieren ver a Akru, a Trueno, a Dillom. Nada es más divertido que ver un show que les guste a tus hijos”, complementa.

–¿Te tocó vivir esa situación?

–Claro. En Roskilde (Dinamarca) mis hijas vieron a Rihanna y yo a Slipknot una hora después, en el mismo escenario. Flasheamos todos. Entonces, putear porque está María Becerra da cuenta de ignorancia y me tiene sin cuidado.

¿Palazzo “influencer”?

–Decías que ya no te afectan los haters. Ahora bien, ¿te sentís influencer? ¿Sentís cierta responsabilidad social al postear?

–Al viajar mucho, además de leer y ver series, uso las redes como forma de consumir tiempo ocioso. Ayudo muchísimo a pequeños proyectos y soy fundamentalista de Córdoba, sigo creyendo que es la segunda ciudad de la Argentina en cantidad de artistas y calidad. Y si alguien me dice “La programación es una poronga”, le contesto “A tu mamá le gusta”…Pero después me doy cuenta de que hay 300 mil personas que me pueden leer. Tengo que tener cuidado, sí. Igual, creo que en las redes no hay que tomarse todo tan dramáticamente. Caí en la cuenta de la cantidad de seguidores cuando en Colombia y en Estados Unidos me han preguntado por Gato, mi gato pelado que anda por ahí. Es como el hijo de Marley. ¡Es mi Mirko!

–Volvamos al Cosquín Rock 2022. ¿Cómo será el tema del pase sanitario?

–Se instrumentó con el Ministerio de Salud de la provincia y la Cruz Roja. Cruz Roja y seguridad privada, en un primer corte, van a pedir el pase sanitario. Es abrir una aplicación (Cuidar o Cidi) o traer una constancia impresa de que se está vacunado.

–¿Algún artista te planteó ser antivacunas?

–Sólo (la blueswoman) JJ Thames. Nos mandó una nota y pidió disculpas.

–¿Cómo te pegó el fallecimiento de Héctor “Perro” Emaides, con quien fundaste el festival en 2001?

–Me puso muy triste. Y tuve una revancha con él. Independientemente de las cuestiones comerciales, él me pidió un favor muy importante. Pude darle una mano y retomamos una buena relación. Un día programó a Ute Lemper y le agarró el primer episodio cardiovascular…Desde las sombras hicimos ese show. Vecky (Salerno, logística de Cosquín Rock y sobrina de Emaides) retomó un vínculo también… Un buen día le dije: “Tenés que hacer shows en los que cobres un fijo por ser el ‘Perro’, por hacer las conexiones… Vos lograste hacer ruido, necesitás hacer cosas en las que te paguen fijo ese reconocimiento”. Quería plantearle que, a estas alturas, hacer King Crimson era pérdida segura por más que agotara entradas. Y estoy tranquilo con él porque pude invitarlo al Cosquín Rock de la plaza Próspero Molina con el que celebramos el 20° aniversario.

–¿Cómo estuvo eso?

–Lo sumé al equipo de producción por más que Vecky me decía que su salud no estaba como para eso. Lo busqué, lo llevé en el auto y él entendía por momentos; y por momentos, no. Se juntó con Fer Ruiz Díaz (Catupecu Machu), con Micki (Los Piojos). Tuve la dicha de despedirlo de esa manera.

–Cosquín Rock está asociado a tu nombre todo el tiempo. ¿Tenés un problema con delegar?

–No. De hecho vi Succession y no me siento identificado (risas). La realidad es que he delegado muchísimo. Hay aspectos de la producción que hoy ni siquiera conozco. Sí soy muy curioso, y como soy el encargado de las bandas, tengo que estar bien al tanto de las cosas que pueden suceder. Si se les dice “Che, no van a poder probar sonido”, algunos lo llaman a (el stage) Juan Boogie para agitarlo. Y ahí tengo que sentarme yo y decir “Che, mirá, es un festival, tiene estas características, cuando te contraté, te dije que no ibas a poder”. La gran ventaja es que Vecky tiene una fórmula para que eso no pase más. Y ahora es menos personal que antes: ahora mando un contrato que especifica a qué hora toca, cuánto tiempo, si prueba sonido o no, cómo será el catering. No hay mucho margen para negociar. Para reunirme con el intendente y las fuerzas vivas, todavía soy como el face value del festival. Pero lo cierto es que Cosquín Rock se motoriza muy solo.

En Vivo

Cosquín Rock 2022 se realizará entre el sábado 12 y el domingo 13 de febrero en el Aeródromo de Santa María de Punilla. Programación completa y precios de entradas en https://cosquinrock.net/

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