Jorge Colina: Con la desregulación de precios de las prepagas, al que se le fue la mano es a Milei
El sistema de salud argentino insume el 10% del Producto Bruto Interno (PBI), mucho más de lo que todo el sector agropecuario genera a lo largo de un año de exportaciones. Sin embargo, el escándalo originado por los aumentos de las prepagas demuestra fuertes inconsistencias, con pagos repetidos, prácticas innecesarias y costos en alza.
Jorge Colina, presidente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) sostiene que Javier Milei se equivocó al desregular de un golpe los precios de las prepagas y consideró que para reducir esos valores, el único modo es circunscribiendo las coberturas a poco más que el Programa Médico Obligatorio.
–¿Son indispensables las prepagas?
–Justifican su existencia por la mala gestión en los hospitales públicos y de la mayoría de las obras sociales. Están lejos de ser la mejor cobertura, lo que ocurre es que las alternativas no son tan buenas.
–Los usuarios no alcazan a comprender si la suba de precios está justificada o es una maximización de beneficios de las empresas. ¿Usted qué opina?
–Cuando comenzó la pandemia, el gobierno fue al confinamiento y congeló, quizás justificadamente, los precios. Pero mantuvo esa decisión hasta la segunda ola, mitad de 2021 cuando ya existía una inflación alta. Ahí las cuotas perdieron mucho del valor real. En julio de ese año, esas cuotas, que es lo mismo que decir “honorarios de médicos” y “aranceles de hospitales privados”, estaban un 30% por debajo que al inicio de la pandemia. Las prepagas pusieron un amparo y el Gobierno empezó a darles algo, y durante buena parte del tiempo, las mantuvo un 20% por debajo de la pandemia. Con las elecciones a la vista, Sergio Massa volvió a congelarlas. Con el detalle de que en 2021 la inflación era del 40% y en el 2023, del 200%. Milei libera todo, “hagan lo que quieran”. Y lo que hicieron fue recuperar todo lo que habían perdido.
–El ministro Luis Caputo dijo eso: “Se les recontra fue la mano”.
–No, no. Se les fue la mano a ellos. No tendrían que haber liberado todo de un día para el otro. Deberían haber dicho: “Vamos a la libertad, pero en 2025; en este 2024 que haya un camino hacia esa libertad con una recuperación de a poquito”. Y cuando la inflación sea del 1%, ahí sí liberar. De hecho, en los ‘90 no había ninguna regulación para el sector porque tampoco había inflación. No se puede liberar cuando el gobierno mismo está generando inflación.
–¿El core de estas empresas es el negocio financiero, o son prestadoras de servicios?
–En teoría deberían ser las dos cosas. Son financieras porque cobran antes y pagan después. Por eso los prestadores dicen que realmente los que financian son ellos, porque cobran hasta a los 120 días. Pero también deberían dar el servicio de gestionar la medicina, en el sentido de evitar que el prestador haga cualquier tipo de consumo, sobre-prescriba, etcétera.
–Porque eso encarece el costo mensual del cliente.
–Que la persona reciba lo que realmente necesita. Al final, al no hacer bien ese rol, hay un sobre-consumo y termina no alcanzando la plata. El financiador empuja para abajo los precios y honorarios y pierde el prestador y el médico.
–Hay una superposición muy grande de estudios, análisis y medicamentos. El paciente, ¿tiene mucha conciencia de eso?
–Piensa que es calidad médica. Una persona se hace una tomografía con un médico y si después va a otro profesional, se la hacen de nuevo en esa clínica. La prepaga paga dos tomografías, las traslada a precio y le paga re-barato al prestador. Es un círculo vicioso.
–Existe un mito sobre el tamaño y la importancia del sector en el país. Hoy, es el 15% de la población. ¿Es mucho o poco?
–Poco. El sector tiene mucha importancia en la Ciudad de Buenos Aires, en Córdoba y Santa Fe también, pero en el resto del país el porcentaje es muy minoritario. En el interior es más importante la obra social estatal, la provincial. El 50% es atendido por obras sociales y Pami, y el 35% termina en el hospital público.
“Fetiches”
–Otro punto es quién realmente paga la prepaga. ¿La mayor parte son empresas que cubren a sus empleados y no tanto un usuario particular de su bolsillo?
–Hasta la llegada de Milei, no podían entrar al sistema de seguridad social; entonces se ponen detrás de una obra social que se queda con el 7,5% del salario y deriva el resto. Pero si el plan de la prepaga es más caro, la persona tiene que abonar un adicional, tarea que asume la empresa a cambio de acuerdos salariales. Al trabajador le conviene porque las empresas negocian mejor.
–¿Están cartelizadas, como sospechan Caputo y el gobierno?
–No, no están cartelizadas. Como el gobierno no fijó un camino, se auto-ordenaron para que no quedara una con un aumento más alto que la otra. La gente se va a querer traspasar y después, la que subió poco puede aumentar más. La prueba de que no se cartelizaron es que tuvieron comportamientos diferentes. Alguna aumentó mucho en enero y nada en febrero; otra aumentó dos veces en febrero; otra, poco en febrero y mucho en marzo; y otra que aumentó verdaderamente mucho porque venía muy atrasada.
–Hay prepagas que pasaron de 100 mil a 450 mil pesos por mes. ¿Se puede dar marcha atrás?
–Sí, si se revisa el Programa Médico Obligatorio (PMO). El Congreso siempre está metiendo cosas que a veces ni siquiera forman parte de la atención médica. Los servicios sociales a la discapacidad se los hacen pagar a las prepagas y terminan en el valor de la cuota. También están los medicamentos de alto costo, por ejemplo, enfermedades raras o de innovación médica, que deberían ser financiado de manera colectiva por el Estado. Si en el PMO estuviera estrictamente la atención médica, rayos, imágenes, laboratorio, internación, cirugía y medicamentos comunes, ese plan sería más barato. Hay que ser racional y explicarlo.
–Los argentinos consideramos que la salud debe estar totalmente cubierta por el Estado. ¿Es correcto o solo un fetiche colectivo?
–Se instaló un mensaje erróneo que es el derecho a la salud, algo que no existe. La salud depende de tu cuerpo y no de alguien que genere un derecho. Debería ser el derecho a la atención médica. La gente espera que la atención médica esté cubierta y gratis. Se puede, pero no es gratis, alguien la paga: el estado. Paga hospitales públicos y muchas veces gente con obra social, vuelve a pagar. Y otra fracción, vuelve a pagar con prepagas.
https://www.lavoz.com.ar/politica/jorge-colina-con-la-desregulacion-de-precios-al-que-se-le-fue-la-mano-es-a-milei/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/politica/jorge-colina-con-la-desregulacion-de-precios-al-que-se-le-fue-la-mano-es-a-milei/