Inseguridad: el “policía ladrón” se habría herido a sí mismo y su vida pende de un hilo
El raid delictivo que protagonizó este viernes el sargento de la Policía de Córdoba, devenido en delincuente, Nicolás Loases (35) comenzó a la mañana temprano, en barrio Poeta Lugones, cuando sustrajo un Chevrolet Prisma, y terminó con su cuerpo inerte, luego de que, en apariencia, se disparó a sí mismo con su propia arma. El nuevo episodio de inseguridad conmocionó a la ciudadanía.
Y si bien todo es materia de investigación, el fiscal a cargo de la causa, Raúl Garzón, confirmó en diálogo con La Voz que hay indicios para creer que, viéndose reducido y luego de cometer un ilícito, el hombre tomó la determinación de atentar contra su propia integridad.
Un video tomado por una cámara de seguridad de la vivienda por donde Loases intentó evadir a sus propios compañeros de la fuerza de seguridad mostró el momento exacto en el que el sargento utiliza su pistola.
No apunta a sus compañeros. Dirige el cañón a su cabeza y gatilla tres veces. El último jalón lo deja sin reacción. Todo ocurre en barrio Talleres Este, zona nordeste de la ciudad capital.
Las imágenes siguen: su cuerpo permanece inmóvil y un uniformado de la Policía de Córdoba se aproxima a la escena captada por la cámara. Ya eran horas en las que Loases comenzaba a respirar con dificultad.
El disparo que se habría autoinfligido le provocó pérdida de masa encefálica, según confirmaron los médicos que lo atendieron.
En la fiscalía de Garzón, obra el mismo informe. Tiene las mismas imágenes y se comienzan a sumar los testimonios. El fiscal se movió rápido: la situación, por cierto, lo ameritaba.
Horas antes de que se conoció este nuevo episodio de inseguridad que tuvo como protagonista a un hombre de la Policía, el ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, se encontraba junto con el estado mayor de la fuerza en villa El Nailon, donde el jueves se pudo observar a bandas armadas exhibiendo un verdadero arsenal en medio de una venganza que podría estar vinculada al enfrentamiento de barras bravas del fútbol local.
Quinteros seguía de cerca el procedimiento, cuando sonaron los teléfonos. Acababan de asistir al hombre que se había disparado luego del robo del Prisma y los primeros informes mostraban que era Policía. La situación era grave.
Sobre el asunto, el titular de Seguridad dijo: “En el marco de un operativo que estábamos realizando en villa El Nailon, surgió la noticia de la sustracción de un automotor, aquí se dio con el vehículo”. El funcionario agregó que “hubo una persecución, un intercambio de disparos y el sujeto que había sustraído el vehículo resultó herido”.
Luego, con el correr de las horas, se conocerían los detalles.
No obstante, las cosas no están para nada resueltas. La presunción más firme es la que guía la investigación de la fiscalía, pero continúa realizando todo tipo de pruebas a los oficiales que intervinieron en el operativo.
Una de ellas, según confirmaron los investigadores, es la de dermotest, para saber si dispararon sus armas.
De momento, no hay imputados por el hecho. Tampoco, detenidos.
Loases continúa en grave estado. Los especialistas de la salud no tienen demasiadas esperanzas.
El hecho
El sargento Loases, un hombre que cumplía funciones de “cartero” en las unidades judiciales, y que estaba en actividad en estas funciones administrativas, tomó la determinación de atacar a la propietaria de un Chevrolet Prisma, en calle Peñaloza al 2735, de barrio Poeta Lugones, al norte de la ciudad de Córdoba.
No está claro si amenazó con su arma. Lo cierto es que se fugó hacia el este, con dirección a barrio Talleres, hasta donde pudo ser ubicado gracias al detalle que ofreció el GPS de un celular que también había robado.
Durante las primeras horas, se creyó que había sido herido por la Policía en calle Chavisacate al 1878, un domicilio al que ingresó para intentar evadirse.
Sin embargo, con el paso de las horas, la hipótesis fue cambiando: apareció un video en el que se vio al sargento tirar de su propio gatillo cuando apuntaba a su cabeza. Lo habría hecho tres veces. En el último intento, se habría herido de gravedad.
“El avance de la investigación indica que se habría disparado a sí mismo. Así lo determinan distintos elementos que se aportaron a la causa”, dijo el fiscal Garzón en diálogo con La Voz.
Eventualmente, agregó, los oficiales intervinientes en el operativo podrían ser llamados a declarar, aunque por ahora no pesa sobre ellos ninguna medida.
“Continúa la investigación por el robo calificado de un auto a una mujer. Se investiga todo lo que corresponde a ese hecho”, detalló el fiscal.
Los investigadores trabajan contrarreloj para recoger todo tipo de evidencia que le permita a la fiscalía conocer con exactitud la historia del sargento devenido en ladrón.
Hasta ahora se sabe que gestionó algunas carpetas médicas. Pero fueron por períodos cortos, que no resultaron significativos.
No es menos importante –y así lo remarcan los cuerpos investigativos– que el hombre había sido exceptuado del uso de las armas de fuego. Sólo se dedicaba a tareas administrativas.
Tampoco hay voces que se ofrezcan a hablar sobre su pasado más reciente. Sí era un hombre conocido en el ámbito de las unidades judiciales de la ciudad capital, fundamentalmente de la zona norte del casco urbano.
Pero nada hacía pensar en este desenlace. Al menos, entre los pocos que se atrevieron a hablar sobre el hombre, no había sospechas.
Así que la fiscalía continúa uniendo las piezas para reconstruir los días previos al ataque que protagonizó el policía que ahora agoniza en la cama de un hospital.
Tampoco se conocen antecedentes penales que pesen sobre él. El testimonio de su entorno familiar y de sus compañeros de tareas en la fuerza será crucial para reconstruir los minutos previos a la decisión que tomó el policía.
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