Incendios forestales: insistir en la prevención
Avezados observadores del cambio climático advirtieron no hace mucho tiempo que ese fenómeno podría generar eventos extraordinarios en el planeta que habitamos.
Uno de ellos se refería a la posibilidad de que los incendios forestales que consumen miles de hectáreas comenzaran a tener una continuidad a lo largo del año. Es decir, más allá de las comúnmente llamadas “épocas de incendios”.
En la provincia de Córdoba, por lo general, ese período de tiempo suele arrancar hacia fines de agosto y en adelante. Pero ocurre que en pleno invierno se registraron focos de cierta magnitud, sobre todo el que azota al cerro Champaquí, el pico montañoso más elevado del territorio cordobés, ubicado en el sector occidental de las Sierras Grandes, con 2.790 metros de altura.
Es de aclarar, sin embargo, que no todos los siniestros forestales podrían ser atribuidos al calentamiento global, lo cual amerita una profunda investigación acerca del origen de las llamas.
Por ello, nunca está de más atender la diversidad de experiencias: en el caso del cerro Champaquí, hay componentes topográficos que dificultan las tareas de los bomberos voluntarios que trabajan al límite de sus resistencias físicas. También, como venimos informando conforme a la evolución del fuego, la vegetación en altura, en particular pastizales secos por las heladas características del invierno, se convierten en material combustible que se enciende y se expande ante la menor chispa.
La otra complicación para los brigadistas radica en que, a diferencia de otros eventos flamígeros, el fuego por combatir baja desde la cima, algo que torna imposible el acceso de los vehículos autobombas, entre otros equipos de logística.
Ahora bien: sin desmerecer las explicaciones técnicas y los pronósticos sobre el calentamiento global, es tiempo de tomar las prevenciones, atento a la mutación de épocas.
Los organismos oficiales con injerencia en el combate del fuego deben anticiparse a los meses más críticos. Ello significa ajustar las inspecciones sobre cableados eléctricos que al ceder ante una tormenta de viento pueden avivar incendios en zonas de bosques y de campos en los extensos corredores de las sierras.
De igual modo, insistir con las campañas de concientización públicas tendientes a advertir a la población sobre la prohibición de encender fuego en áreas de alto riesgo. Al respecto, poner en vigor las normativas que prevén sanciones a los infractores.
Durante los últimos años, los incendios forestales en Córdoba han consumido miles de hectáreas de bosques autóctonos protegidos con leyes específicas. Así como estos eventos se adelantaron en el tiempo, no podemos permanecer indiferentes de cara a los siniestros de estas características que suelen arrasar con todo a su paso bien entrada la primavera. El equipamiento sin fisuras a los cuerpos de bomberos (sumado a una retribución salarial digna) es también un elemento indispensable.
El cerro Champaquí opera como una suerte de advertencia. Los gobernantes y la población tienen la responsabilidad de la prevención antes de que las llamas vuelvan a consumir lo poco que va quedando.
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