Huevo Müller, un motoquero que disfruta las sierras mientras actúa en el teatro
A los 62 años, Alejandro “Huevo” Müller tiene bastante en claro lo que quiere para su vida, con una máxima que parece provocadora pero en el fondo no lo es. “El esfuerzo para mí no existe”, dispara, y se explaya: “Yo vengo del palo de la industria, la gerencia, y una vez escuché que el esfuerzo es para los constipados, y me quedó muy grabado eso. Siempre intenté buscarle la vuelta a mi vida para no tener que esforzarme. Y lo que me pasa ahora en mi laburo como actor, es donde menos esfuerzo hago, es absolutamente disfrute. A veces disfruto más del teatro que los paseos, imagínate”.
Lo que afirma no es poco, porque cada vez que viene a Carlos Paz una de sus rutinas es salir a andar sin rumbo por la montaña en su moto, una potente Kawasaki Versis 650. Al final de la temporada, por lo general se vuelve en ella a Buenos Aires.
También tiene un cuatriciclo pequeño que lo usa para hacer las compras en las cercanías de la casa que alquila, que tiene que tener buena vista. “Es una prioridad que tengo como para pasarla bien”.
“Y tengo muchos amigos acá, como ahora que estoy hablando desde la casa de una amiga, frente al lago”, grafica el flamante ganador del premio Carlos al Mejor Actor de la temporada por su magistral tarea en Mi mujer se llama Mauricio.
Como siempre, los premios son un lindo mimo para cualquier artista, aunque Alejandro admite que es un “inconformista” y se quedó con ganas de ganar el premio a Mejor Comedia.
“Pero claro que fue lindo ganar a Mejor Actor con los ternados que había, todos amigos míos como Fabián Vena, mi propio compañero Pablo Rago, Germán Kraus… y me dio satisfacción que ellos se pusieron contentos porque había ganado yo”.
Uno más en “Mi mujer se llama Mauricio”
Pero Müller sabe perfectamente que el teatro significa trabajo en equipo, tanto arriba como abajo del escenario, y se corre del lugar del “goleador” estrella. “Pablo me decía, ‘no había forma que no lo ganes vos’, y yo le decía que sin él, yo tampoco hubiera podido lograr lo que logré, porque él es un pilar fundamental en la obra… me tira todo para que yo haga los goles. Él sostiene la obra desde otro lugar, sin hacerse el gracioso, y eso a mí también me hace lucir, como el resto de los otros personajes. Esto funciona porque es un laburo de equipo”.
De hecho, pone de ejemplo la tarea invisible pero fundamental de las tres personas que rápidamente lo transforman en mujer detrás de escena: en pocos minutos el hombre de pelo engominado y traje sale reluciente como la esposa del tramposo engañador. “Si uno de ellos falla, yo entro tarde y se viene abajo todo. Todo tiene que ser un reloj para que funcione bien”.
Un largo camino en el rol
Müller tiene un extenso recorrido con esta obra: la hizo con otro elenco en Buenos Aires y en Mar del Plata. “Después la dejé de hacer porque no me gustaba cómo estaba funcionando. Me decían ‘la obra sos vos’ y eso es lo peor que me pueden decir, porque quiere decir que no está funcionando. La dejé de hacer, pero me quedaron las ganas de traerla a Carlos Paz. Me parece una comedia de texto muy bien escrita, con un humor un poco más refinado, algo que jerarquiza el teatro”.
Así fue que recibió la propuesta del productor Aldo Funes, y decidió involucrarse en el armado del elenco junto también al director, Ernesto Medela.
“Estoy muy contento con lo que se logró. La obra sale muy bien, con una estructura muy bien armada”.
-En la obra tenés un montón de texto, cambio de vestuario y hay noches que tenés dos funciones. ¿Terminás muy cansado?
-Yo disfruto tanto de lo que hago que no me agota. Por ahí viernes y sábado que hay dos funciones termino un poco más cansado, pero contento, feliz, con el logro de haber hecho lo que quiero. Por otro lado, entreno, estoy preparado, me concentro y manejo el cuerpo a conciencia en el trayecto de la obra, y eso hace que no termine fusilado.
-¿A veces cambia la reacción del público, o se ríen siempre en el mismo momento?
-No, cambia. Aplauden distintas situaciones, hay diferencias. Si bien ya sabés que algunas cosas van a funcionar, hay cosas de la obra que le causan más o menos gracia, pero en general sabés cuáles son los fuertes. Y en esta comedia hay un montón, y yo los disfruto. Me tomo tiempo para eso y se lo digo a mis compañeros: disfruten.
Mientras, él también disfruta de la visita de una de sus hijas (productora de televisión, que está trabajando en forma remota) y espera repetir otro de sus rituales sobre el final de la temporada. Cuando la mayoría de los elencos salen despavoridos hacia Buenos Aires, él se queda una o dos semanas más. La montaña y su moto merecen una despedida digna.
Para ver
Con Pablo Rago, Alejandro Muller, Iliana Calabró, Adriana Brodsky, Matías Alé, Nerina Sist y Gonzalo Urtizberea. Dirección de Ernesto Medela y producción general de Aldo Funes.
Las funciones son de martes a domingos a las 22, viernes y sábado 22.15 y 0.15, en el Teatro Candilejas 1. Entradas desde $ 1630 en boletería y ventas.autoentrada.com
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