La Voz del Interior @lavozcomar: Huelga sí; coherencia también

Huelga sí; coherencia también

El sindicalismo argentino supo a lo largo de nuestra historia luchar, representar y sostener los derechos de los trabajadores ante embestidas de los sectores más conservadores del empresariado, que en las décadas de 1930 y 1940 se representaban a un trabajador como si fuera una persona-objeto.

Fueron muchos años de reuniones y protestas para modificar la posición de los empresarios y llevarlos al terreno en el que capital y trabajo eran la combinación necesaria para poner en marcha la producción del país. El comienzo estuvo marcado por protestas y violencia mutua.

Al diálogo, como a la argumentación de que éramos 50/50 en importancia en la producción para hacer crecer la economía, los fuimos construyendo en el camino de la experiencia a lo largo de los años.

Nueva generación sindical

Existe una nueva generación sindical. Sus referentes achicamos distancias culturales y académicas con la representación empresarial, y nosotros estamos proponiendo hoy un cambio de paradigma: pasar de la confrontación a la concertación. Pero ello resultará efectivo sólo si ambos sectores asumen la vocación de un diálogo responsable.

Desde el sector gremial, deberemos sentarnos a escribir un nuevo pacto social si aceptamos todos la responsabilidad de que sólo desde ese consenso y del respeto mutuo a la hora de protestar se puede seguir construyendo sociedad. Y el direccionamiento de la protesta, cuando ocurra por falta de diálogo, debe ser claro: a la patronal, no a la sociedad.

Ganar la calle es un espacio que históricamente nos representa y debe seguir siendo la caja de resonancia de un inconformismo sectorial, el lugar donde visibilizar una problemática.

Necesitamos, también, el acompañamiento de nuestros pares, del resto de los trabajadores de otras actividades no en conflicto que transitan hacia sus lugares de trabajo.

Una visión colectiva y no sólo estrictamente sectorial nos permitirá dar un salto en calidad y seguir construyendo futuro y oportunidades para salir como país, como provincia de Córdoba.

Si podemos darle un nombre, diríamos que estaremos encaminándonos hacia una responsabilidad social-sindical, lo cual no significa claudicar en derechos, sino dar previsibilidad a la hora de negociar y de ejercer el derecho de huelga.

Nos debemos, sin dudas, un debate puertas adentro para reescribir por qué y cómo vamos a ejercer nuestro derecho constitucional previsto en el artículo 14 bis. Es importante insistir en este concepto: no renunciamos al paro de actividades, no lo limitamos desde una ley.

Debemos sentaremos, sí, a escribir un nuevo pacto social que prevea metodologías y plazos para la huelga, y lo debemos dejar plasmado en los convenios colectivos de trabajo de cada actividad (CCT). Nuestros compañeros nos lo piden: volver al orgullo de la protesta legítima, que es hija del respeto y del sentido de previsibilidad para la sociedad.

Cambio de paradigma

Los sindicatos estamos llamados en esta nueva etapa de cambio de paradigma a ser los garantes de la seguridad jurídica desde los CCT para fomentar el empleo, dinamizar la reconversión laboral frente al desafío de la inteligencia artificial, poner equilibrio social en la nueva relación laboral que trajo la tecnificación al mundo del empleo: home office, trabajo híbrido (presencial/a distancia), reducción de jornada de trabajo sin disminución salarial, como la expresión misma de la justicia social tecnológica (ganar-ganar para ambos).

Y, desde luego, la solidaridad plena en la protesta con nuestros compañeros de otros sectores no involucrados en el reclamo, a la hora de manifestarnos en la calle o de ir al paro.

Esta solidaridad bien entendida va a representar para algunas minorías ultraideologizadas una internalización del concepto de respeto, empatía y representación digna en la defensa del legítimo derecho de los trabajadores. Entender que la lucha no es de pobres contra pobres, sino contra el desempleo, contra la inflación que desactualiza salarios, contra la pobreza y la falta de posibilidades.

Santiago Kovadloff, cuando relataba el intercambio de misivas entre José de San Martín y Juan Martín de Pueyrredón al momento del cruce de los Andes, contaba: “Pueyrredón le decía ‘lo que Ud. quiere hacer es imposible’”, a lo que San Martín le respondía: “Tiene Ud. razón: es imposible, pero es imprescindible” para poder vivir con dignidad y libertad.

Hoy, como dirigentes, debemos aceptar trabajar para transformar la realidad desde ese sentido de lo imprescindible, para crecer como sociedad. Como señala el mismo Kovadloff, “la fortaleza política de un proyecto se mide por su dignidad intrínseca, porque fuera de allí no hay sociedad. Hemos nacido para desplegar proyectos de mayor dignidad. Si fracasamos, hay que volver a empezar; es imprescindible que no claudiquemos de un ideal de convivencia, que está sustentado en la ley y en la libertad”.

* Presidente del Partido Laborista Argentina; secretario general de UDI (Unión del Interior)

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