Hospital y hospitalario
El parentesco conceptual de ambos vocablos del título de esta nota es harto evidente.
Ayer inauguramos junto con las autoridades municipales de la ciudad de Córdoba el Hospital de Pronta Atención Comipaz, en barrio Talleres Oeste. Que este hospital –por iniciativa del intendente– lleve el nombre del Comipaz es un honor, pero a la vez implica un nuevo compromiso para seguir apostando por la construcción de una sociedad más fraterna.
El nombre elegido para el hospital es, en cierta forma, la confirmación de aquello por lo cual venimos trabajando en estos 25 años de tarea compartida entre las distintas religiones.
Es que, si nos ponemos a pensar en cuál es el personaje que dio arranque a la idea del monoteísmo ético en el que abrevan todas nuestras tradiciones, todos concordaremos en la persona de Abraham, “el caballero de la fe”.
Y este patriarca, que desde la Torá da nacimiento al pueblo hebreo y que posteriormente será también reconocido como el padre en la fe del cristianismo y del islam, fue elegido por el Todopoderoso básicamente por una cualidad: la de la hospitalidad.
Hoy podríamos denominar a esa virtud iniciática como la virtud de la “pronta atención”. ¿O no es acaso aquello lo que un ser hospitalario hace?
Abraham, según lo describe el libro del Génesis, era una persona plenamente hospitalaria. El capítulo 18 de ese texto bíblico lo pinta sin medias tintas. Su tienda, en pleno desierto, siempre estaba abierta para todo aquel que lo necesitara, especialmente extranjeros, vale decir desconocidos y portadores de otras ideas y de otras culturas. Corría Abraham y buscaba agua; corría y preparaba un poco de comida; ofrecía sombra, resguardo, compañía y descanso.
Quien tiene la posibilidad –la bendición, diría– de ver en cada extraño a un hermano es un fiel descendiente de aquel patriarca. En el Comipaz lo venimos intentando, cada vez que ampliamos la idea de lo que implica la palabra “nosotros”. Este nuevo hospital de pronta atención sin dudas va a estar en la misma sintonía, sanando con celeridad las urgencias de muchos vecinos.
Y nosotros seguiremos prontos y atentos para el prójimo, a fin de poder curar otro tipo de heridas y de seguir cerrando juntos unas cuantas grietas que aún permanecen abiertas…
*Rabino, integrante del Comité Interreligioso por la Paz
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