Heredera de un oficio: la historia de Victoria Tucci ¿por qué eligió Córdoba para abrir su local?
Victoria Tucci nació semanas después de que su padre, César Tucci, falleciera en un accidente automovilístico en Uruguay. Aunque no llegó a conocerlo, creció entre telas, diseños y modistas, en la fábrica que él creó.
Victoria se desenvuelve en el mundo de la moda como pez en el agua y aunque al momento de elegir su futuro profesional se inclinó sin dudarlo al diseño de indumentaria, nunca imagino que iba a debutar tan temprano en él.
“Desde chica me crié en la fábrica de Tucci, pasaba las vacaciones haciendo mini carteras, remeritas o pegando transfers. Mi mamá siempre me dio mucha libertad para elegir mi ropa y esto creo que también ayudó a fomentar mi lado creativo”, recuerda Victoria en diálogo con La Voz.
“En la pandemia diseñé algunas prendas para mi fiesta de graduación y otros eventos y cuando una diseñadora de la marca y mi mamá los vieron me propusieron fabricar uno de mis diseños para vender en el local y probar si funcionaba. Fue un corset, y se vendió súper bien. Lo repetimos, se volvió a agotar, y así arrancó todo”, apunta.
“Ellas valoraban que yo tenía una mirada más joven y me propusieron que creara algunas propuestas más hasta que en un momento dijimos: ‘esto está bueno, pero la identidad no tiene nada que ver, así que pongámosle un nombre y un apellido a esta marca’”, cuenta. Así nació Victoria Tucci.
Al principio la marca se vendía dentro de los locales de Tucci, como una cápsula especial, pero luego llegó un momento en el que la cantidad de diseños propios merecían su espacio. En ese momento Victoria Tucci se separó formalmente de Tucci, y siguieron su camino como dos unidades de negocios diferentes.
El primer local de Victoria Tucci se abrió en Buenos Aires, donde ella vive, y el segundo inauguró recientemente en Córdoba, dentro del shopping Patio Olmos.
– ¿Por qué elegiste Córdoba para abrir tu segundo local en Argentina?
– La realidad es que nosotros ya estuvimos en Patio Olmos, dentro de Tucci, y nos iba súper bien. También pasaba que muchas clientas nos hablaban por Instagram diciendo que querían algo que no estaba, porque no nos entraba toda la colección en dos percheritos. Entonces, en un momento pensé: “Se merecen tener la colección completa”. Decidimos buscar un local y el shopping nos ofreció este espacio. Sabíamos que había clientas que ya les gustaba VT, que consumían la marca, y querían más de lo que teníamos en Tucci.
Pese a tener 22 años, Victoria está 100 por ciento comprometida con la marca. “Estoy a cargo del diseño de todo. Me cuesta soltar y delegar, pero me encanta”, reconoce.
—¿Cómo definirías la marca Victoria Tucci?
—Es una marca súper versátil, para una mujer que no quiere pasar desapercibida. Que le gusta saber que lo que tiene puesto no lo tiene cualquiera, y que se anima a lucir algo llamativo o complejo en cuanto al diseño. Eso de ir a un lugar y que nadie más tenga tu pantalón, por ejemplo, me parece muy importante.
—¿Y cómo intentás asegurar esto? ¿Trabajan con colecciones limitadas?
—No hacemos cantidades grandes, salvo en denim, que es algo más diario y comercial. Pero con los diseños complejos trato de hacer pocas unidades. Quiero que quienes lo tengan sepan que son entre 20 o 50 mujeres que los tienen y nada más.
—¿Sentiste en algún momento que, más allá del respaldo que te da venir de una familia que sabe de moda, el apellido Tucci te limitó?
—Sí, hubo presión porque soy “la hija de” y las expectativas son altas. Esperan que tengas una gran marca desde el principio. Eso puede jugar en contra, pero yo disfruto mucho lo que hago. A veces me cuesta porque tengo 22 años, y mientras mis amigas están más tranquilas estudiando, yo estoy viajando para reuniones o proveedores. Pero aprovecho esta oportunidad al máximo.
—Hablame de tu proceso creativo
—Es muy espontáneo. Siempre ando con mi iPad para dibujar ideas cuando surgen. En la oficina paso mucho tiempo, pero ahí casi no diseño; suele ser en momentos más tranquilos en los que me surge la inspiración, como tomando un café. Me inspiro en prendas que me gustaría encontrar y no veo en otras marcas. Obviamente después también hay un poquito de tendencia y un poquito de lo básico y comercial. Pero también, y algo que me parece súper importante, es generar diseños con los que la mujer se sienta cómoda. “Siempre pruebo mis diseños: me siento, me muevo, bailo, y busco que la prenda sea cómoda y segura. Si hay cortes o sustracciones, me aseguro de que resalten zonas del cuerpo sin incomodar.
—¿Cómo manejan el tema de los talles?
—La idea es ampliar la oferta cada vez más. Usamos telas en su mayoría elastizadas y hacemos pruebas en diferentes cuerpos para asegurarnos que las prendas queden bien. Muchas cosas son sueltas y adaptables, lo que permite que sean cómodas para distintos tipos de cuerpos.
—¿Cuáles son tus sueños a futuro?
—Me gustaría ir más allá de la indumentaria, quizás incursionar también en algo vinculado a la decoración o estilo de vida. También pienso en un local más grande, con salida a la calla, tipo una casa de la marca, con ropa, arte, un café y un bar. Un lugar donde puedas entrar y pasar todo el día.
“Hoy tengo la oportunidad de aprovechar al máximo esta etapa. Aunque era lógico que las marcas se separarían, nadie esperaba que sucediera tan rápido. Arranqué hace tres años con VT, hace un año me asocié con mi hermano que está a cargo de los números y la parte contable, y ya nos aceptaron en shopping, abrimos nuestro segundo local, y a la gente le gusta la propuesta, es una locura”, concluye emocionada.
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