Hacer más accesibles los trámites virtuales
La burocracia en términos de la administración pública impacta casi siempre sobre los contribuyentes. Embarcarse en un trámite en apariencia sencillo puede resultar un peregrinar poco amigable, que no se sabe cuándo termina.
Se trata de una pesada carga que no conoce excepciones. Se padece tanto ante gestiones de orden nacional como provincial y municipales.
Por caso, la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) repuso desde el primer día de este mes la obligación para jubilados y pensionados de presentar mensualmente la “fe de vida”, también conocida como “constancia de supervivencia”.
Ese requisito había sido suspendido en 2020, a raíz de la irrupción en el país de la pandemia por coronavirus.
De vuelta al ruedo, la fe de vida ha compelido a millones de pasivos a hacer largas colas en los bancos, a internarse en las complicaciones del sistema informático y hasta ir a una entidad crediticia a poner el dedo pulgar en un tótem biométrico, de modo de estampar la huella digital.
Nada sencillo, todo enrevesado, para demostrar que un jubilado sigue vivo y cobrando la mínima.
La provincia de Córdoba no es ajena a estas peripecias. Con distintas características, las quejas se han focalizado sobre la Dirección General de Rentas. Y otra vez, la mochila la cargan los jubilados, con las referidas dificultades para acceder a los sistemas digitales del organismo recaudador.
Como informamos días atrás, muchos pasivos ponen el grito en el cielo porque, a raíz de la pandemia, perdieron la exención del Impuesto Inmobiliario y ahora desconocen cómo retomar las gestiones del caso en el portal de Rentas.
La clase pasiva es la más expuesta por estos zigzagueos burocráticos, pero hay otras actividades igualmente perjudicadas por la continuidad de la atención virtual; entre ellas, las de taxistas y de remiseros que pugnan por abonar impuestos provinciales pendientes desde 2020.
No se discuten las prevenciones en materia de seguridad y de adecuación de los contribuyentes a las oficinas virtuales de la administración pública. Pero si los enriquecedores avances informáticos no cumplen de forma acabada con aquella función, se convierten en un fastidio, más que en una solución.
El testimonio de una mujer 87 años es significativo. Respecto de la exención del Inmobiliario, desde una línea 0800 le piden un fárrago de trámites que inevitablemente la llevan al fatigoso portal web. “¿Cómo pretenden que a mi edad pueda seguir esos pasos?”, se lamenta. Ánimo, señora, siempre habrá un nieto, un hijo o una hija dispuestos a ayudarla.
Desde el Ministerio de Finanzas de la Provincia, aducen que son cuantiosas las autogestiones que se resuelven mediante el portal web o la línea 0800, entre las que se cuentan los beneficios a jubilados.
Es cierto también que en la incipiente virtualidad global, hasta los más experimentados navegadores en las profundidades de internet deben sortear las trabas que imperan en las tramitaciones públicas.
Se trata de dar más accesibilidad a un sistema novedoso que muchos adultos aún desconocen.
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