La Voz del Interior @lavozcomar: Fernando López: Lo que más mata en Córdoba es la desigualdad

Fernando López: Lo que más mata en Córdoba es la desigualdad

–¿Quién mató a Nora Dalmasso?

–Es posible que el autor intelectual quede en las sombras. Se consagró la impunidad.

–¿Quién mató al fiscal Nisman?

–El actual ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, sentenció que Nisman se suicidó. Caso cerrado.

–¿Y al senador Regino Maders?

–Cuatro días antes de ser asesinado, Regino le confesó a su hermano Juan que sus amigos lo habían abandonado. Tres días después de su asesinato, le iba a entregar al presidente Alfonsín una serie de pruebas sobre diferentes ilícitos que estaba investigando y que apuntaban directamente al gobierno de Angeloz. Antes, ingenuamente quizás, Regino se las había entregado al propio gobernador. Esa documentación desapareció de la oficina de Maders en la misma noche del asesinato.

–¿Cómo se aprende a convivir con estos grandes misterios?

–Trabajando sin descanso para que algún día se termine la impunidad, uno de los sellos del sistema democrático actual, tan permisivo con la gente cercana al poder y feroz con los desclasados y los delincuentes menores.

–¿Dónde se leen más historias negras hoy? ¿En las páginas policiales o en las políticas?

–Si aprendiste a leer entre líneas, el horror aparece por igual en las páginas policiales y políticas.

–De la realidad argentina actual, ¿cuáles son tus malvados favoritos?

–Los saqueadores desalmados. Porque son predadores, no les interesa otra cosa que engrosar sus patrimonios. En mi novela La ciudad de los desechos, el gobernador de Córdoba padece insomnio y pasea todas las noches en helicóptero sobre las villas de emergencia, acompañado por desarrollistas urbanos.

El escritor Fernando López. (Pedro Castillo / La Voz)

–¿Cuál te parece el mayor misterio argentino por resolver en este momento?

–Quién se robó y dónde están las manos de Perón. Muchos de los que participaron de la investigación han muerto, en muchos casos asesinados. Jaime Far Suau, el juez encargado de la investigación, falleció en un accidente automovilístico. No se hizo el peritaje para conocer las causas del accidente. El jefe de la Policía Federal Juan Ángel Pirker, que realizaba averiguaciones del caso a pedido del juez Far Suau, fue encontrado muerto en su despacho aparentemente por un ataque de asma. El comisario Carlos Zunino, uno de los detectives, se salvó de la muerte en un asalto a su casa en el cual recibió un balazo en la cabeza. Luis Paulino Lavagna, uno de los serenos del cementerio de la Chacarita, fue encontrado muerto, y una autopsia determinó que había sido asesinado a palazos. Al día de la fecha no se han reiniciado las investigaciones para esclarecer las muertes del Juez Far Suau y su pareja. Se dice que el robo tuvo algún tipo de apoyo de los servicios secretos argentinos, porque los ladrones utilizaron una llave para entrar al mausoleo. En 1994 se reabrió la investigación al encontrarse un juego de llaves del cementerio en la comisaría 29 y en 2008 se robaron el expediente con la investigación de la casa del juez que lo tenía a su cargo. La teoría que se encuentra vigente es el móvil político al agotarse la investigación del móvil económico, que aseguraba que el robo fue por un anillo que tendría la clave para abrir una supuesta caja fuerte en Suiza. Algunos afirman que la CIA tiene información clasificada de la profanación del cadáver de Perón y nunca hubo respuesta al pedido de desclasificación.

–Hoy estás en una etapa políticamente militante. ¿En qué andás?

–Tratando de convencer a distintas organizaciones políticas, sociales, gremiales, confesionales, industriales y militares democráticos de la necesidad de converger hacia la unidad. Mi lema preferido: “Todos adentro, menos los fachos que saquean, destruyen y aterrorizan”.

–¿Por qué te apasionó la novela negra?

–Cualquiera de las respuestas de esta entrevista sirve para esta pregunta.

–¿Creés que el género está pasando un buen momento?

–Es el género más popular en el mundo, en los libros y en el cine. Qué te parece: los responsables de la lenta destrucción del planeta siguen haciendo sus negocios, sin detenerse a contar los muertos que quedan en el camino.

–¿Cuáles errores no debería cometer jamás un asesino?

–Confiar en sus cómplices. Desobedecer una orden. Equivocar el blanco.

–Si hoy tuvieras que recomendar autores del género, ¿quiénes serían?

–No podría. Son tantos y tan buenos… En todos los países hay grandes escritores y directores de cine; en todos los países hay grandes delincuentes a los que sólo podemos acercarnos a través de la ficción. La presión sobre las versiones ocurre en todos los géneros. Son largamente conocidos los acuerdos con la mafia que debió aceptar Francis Ford Coppola mientras se adaptaba el guion de El padrino.

–¿Te prendés con las series negras de TV o seguís prefiriendo los libros?

–Prefiero películas y no series porque suelo amanecerme. Amo los libros, pero cada vez me cuesta más entusiasmarme. De todos los autores/as, prefiero leer mujeres: son más desenfadadas.

–¿Los hackers y los chatbots van a terminar reemplazando a los detectives?

–No creo. Espero que no. En definitiva, los escritores, los periodistas y los guionistas, que son los verdaderos investigadores, siempre van a existir.

El autor de

–¿Has sido mejor juez o novelista? ¿Por qué?

–Hmmm, esta pregunta no es para mí.

–¿Es verdad que renunciaste al cargo de juez por presiones políticas?

–Es verdad.

–¿Qué detalles podés contar sobre eso?

–Tres jueces amigos estudiamos juntos y rendimos el examen para el cargo de camarista. Los tres dimos exactamente el mismo examen, pero sólo uno fue aprobado. Quedamos afuera el juez Emanuel Molina, que envió a juicio una causa contra Angeloz, y yo, que envié a juicio una causa contra un intendente de San Francisco que luego fue senador por el peronismo.

–¿Usaste esa trama real en alguna de tus casi 20 novelas publicadas?

–No. Todavía no…

–¿Es más oscuro el Poder Judicial argentino o las novelas negras?

–La Justicia que yo conocí estaba impregnada con todas las trampas legales que admiten las leyes, pero había jueces dignos de sus cargos, como Eliseo Videla, que investigó la causa “de los cooperativistas” y no se amilanó cuando empezó a recibir amenazas y atentaron contra una de sus hijas.

–Antes de ser juez, fuiste defensor de delincuentes. ¿Qué aprendiste de esa experiencia?

–Una de las más maravillosas: aprendí a verlos como seres humanos, atravesados por desgracias personales que los llevaron a delinquir. Esa experiencia la volqué en la saga de novelas de Philip Lecoq, “el detective de los pobres”.

–¿Es fuerte el clasismo entre los jueces?

-Muy fuerte. Soy partidario de grandes reformas en el sistema judicial, grandes en serio, tanto provincial como nacional. Creo que los aspirantes a la magistratura deberían estudiar derecho con programas diferentes, con especial formación en DD. HH., historia, geografía, conocer la miseria en la que vive alguna gente y sus sentencias deberían ser controladas por tribunales constitucionales para que su continuidad en el cargo no sea cuestionada. Todavía no he podido convencer a ningún experto en el tema.

–En el relato policial argentino existe la figura del “perejil”, cuya función es ocultar al verdadero autor de un crimen o cubrir la ineficacia investigativa. ¿Te parece innovadora?

–No me parece.

–¿A qué atribuís que tu novela “Arde aún sobre los años” se mantenga vigente a casi 40 años de su publicación?

–Soy el primer sorprendido. Ya tiene nueve ediciones, cinco en Argentina y otras en Cuba, Montevideo y Alemania (dos veces, una traducida y otra en castellano). Una de las últimas ediciones fue de la editorial Recovecos, distribuida por La Voz en 2023. Quiero creer que se mantiene vigente porque la trama de la guerra de Malvinas está contada por adolescentes.

–Sos organizador del ciclo “Córdoba Mata”. ¿Qué es lo que más mata en esta ciudad?

–La desigualdad. El desinterés de los sucesivos gobiernos por las necesidades primarias de sus habitantes (agua, cloacas, viviendas). Creo que toda la saga de Philip Lecoq, especialmente La ciudad de los desechos, habla de eso.

–Los peores crímenes no son los sangrientos, sino los de guante blanco. ¿Estás de acuerdo?

–Totalmente. Hemos visto cómo con un par de DNU y la complicidad de muchos gobernadores se ha multiplicado la desocupación, se han precarizado la educación, la salud, la cultura, se saquearon los hospitales públicos y se malgastan miles de millones de dólares para empobrecernos. Ese es el peor crimen que puede cometer una administración pública: aniquilar nuestro futuro.

–¿Dónde están ocurriendo las historias más negras en la actualidad? ¿En el ámbito familiar, en las diferencias de género, en la vida política, en las relaciones internacionales… dónde?

–En todos lados. Es notable pero no debe extrañarnos: sucede lo mismo en todo el mundo y podríamos hablar durante largas horas sobre estos temas.

–La desaparición de un niño concita más atención y titulares que el intento de designar al juez Lijo en la Corte Suprema. ¿Qué te sugiere eso?

–Es un hecho terrible utilizado para crear una cortina de humo mientras se cometen delitos desde la administración pública y se pretende manejar la designación de Lijo en las tinieblas.

Fernando López, escritor. (Pedro Castillo / La Voz)

–En países como Argentina, a veces los policías provocan más miedo que los delincuentes. ¿Eso te trastoca la lógica de las novelas?

–Como juez, he conocido todo tipo de policías y no me sorprende.

–Tu personaje detective, Philip Lecoq, ¿en qué temas anda metido ahora?

–Lo contrata el gobierno de la provincia para que desentrañe una organización delictiva dentro de la cárcel, y lo traicionan.

–¿La pandemia fue un buen momento para escribir literatura negra?

–En mi caso, no. Tuve que atender serios problemas de salud en la familia.

–¿Sabés usar armas de fuego?

–Sí. Aprendí en el Liceo Militar mientras cursaba el secundario. Mis amigos se sorprendieron en la Feria de Diversiones de Gijón (España), porque con 20 disparos volteé 20 patitos.

–¿Mataste a alguien? ¿Se lo merecía?

–Yo no maté a nadie sin querer ni queriendo. Un juez mató a alguien en mi novela Odisea del cangrejo, y varios lectores me preguntaron si el personaje era yo.

–¿Cuál es el sentido de la vida?

–Seguir volteando patitos.

Hacedor del encuentro más negro del país

Fernando López es autor de cerca de 20 libros. Vive en el barrio Argüello, en la ciudad de Córdoba. Divorciado, está en pareja y disfruta de cuatro hijos y nueve nietos. Lleva 10 años organizando el ciclo internacional de literatura negra Córdoba Mata, al que han venido invitados de Irlanda, Francia, España, Italia, USA, México, Panamá, Colombia, Cuba, Uruguay, Chile y de varias provincias de Argentina. “He disfrutado mucho organizando cada uno de ellos –dice–, varias veces tratando de salvarlos de la tozudez y la ignorancia de algunos funcionarios”. Este año, el ciclo tendrá lugar en Villa General Belgrano los días 28 y 29 de septiembre. Dice leer menos de lo que quisiera, porque cada día tiene más trabajo. Sólo ve películas de directores conocidos o que le recomiendan. Escucha Radio Universidad y Nacional.

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