Fernando Duclos, Periodistán, sobre su viaje a la India: “Nada se entiende fuera de su contexto”
Cómo retratar una nación de 1.400 millones de habitantes en su singularidad pero también en sus generalidades. Parte de esa premisa guió el trabajo de Fernando Duclos, conocido por su alter ego digital, “Periodistán”, en su viaje a la India y la posterior escritura de un libro que ha lanzado hace muy poco Ediciones Futurock.
El título es pretencioso, pero certero: Un viaje a la India de carne y hueso. Y en las más de 234 páginas que conforman la publicación, Duclos hace un intento por capturar lo inabarcable. Y muchas veces parece que tiene el secreto para comprender a ese país completamente extraño para nuestra educación occidental y justo cuando está por revelarlo, se le escapa entre los dedos de la mano.
En principio, lo que queda claro después de la lectura del libro es que India es un país de contrastes en el que nuestras categorías de análisis cultural no tienen cabida, no funcionan. Entonces hay que repensarlo todo y muchas veces eso es incómodo. Matrimonios arreglados, muertes en plena calle y a la vuelta de la esquina, crematorios al aire libre, sistema de castas… hay mucho por aprender sobre ellos, pero primero hay que desaprender mucho de lo nuestro para evitar los prejuicios, para acercarse un poco más.
Todo eso con ruido visual y sonoro de fondo; con olores (los mejores y los peores, cuenta Duclos en el libro); con un sinfín de lenguajes que hablan de religiones que no conocemos.
Lo que llega de la India hasta estas tierras suele estar teñido con cierta pátina de moda new age que siempre decanta en el yoga, la meditación, la aceptación y mucha búsqueda de sentido individual. Sin embargo, el libro propone otros viajes posibles.
Formas de mirar
–¿Cómo relatar lo inabarcable de un país como India?
–Es muy difícil realmente. Primero, porque uno tiene que saber siempre que no existe la imparcialidad, uno mira siempre desde diversas posiciones (…) nos guste o no, miramos el mundo con nuestras anteojeras, con nuestra forma de pensar, que no es “la” forma de pensar, es solamente una, entre muchas otras que existen en el planeta. Cuando uno está en lugares en los que se piensa diferente, tiene que ponerse como abogado el diablo de sí mismo. Tampoco se trata de caer en un relativismo simplón, y que además te exonera de todo sentido de decir “si otro lo hace está bien”. No, no. Uno tiene que decir si hay cosas que le parecen bien, si hay cosas que le parecen mal, pero antes tiene que tratar de entender los por qué.
Para poner un ejemplo, Duclos habla del sistema religioso de reencarnaciones que moldea el pensamiento indio: “Para las personas para las cuales existe la vida después de la muerte, y cuyo principal objetivo es algún día salirse de este ciclo eterno de reencarnaciones, visto como algo malo, para finalmente lograr fundirse como la trascendentalidad, todo es diferente. Son personas para las cuales el concepto de vida es diferente al mío, la muerte es diferente a lo que yo pienso de muerte, el tiempo, el amor, el trabajo, la amistad, la forma de vivir la vida”.
–¿Cómo hacés con la presión de no caer en estereotipos?
–Uno siempre cae en estereotipos, uno no puede salirse por completo de la sociedad en la que vive. Y de los pensamientos que ya tienen incorporados. Yo creo que ya es bastante, al menos, el hecho de tratar de aminorarlos y de tratar de conocer que muchas de las cosas que nosotros pensamos son simplemente nuestras formas de pensar. Ya con eso estás haciendo bastante más que la media, creo yo, mucha gente que va a ver otras culturas y juzga directamente. Y después lo que yo hago justamente es tratar de no juzgar y simplemente contar, porque además tampoco subestimo al lector (…) no hace falta que te esté diciendo qué pensar todo el tiempo. Me gusta contar los hechos, cómo pasan y tratar de darles el contexto, porque nada se entiende fuera de su contexto (…) También me gusta la divergencia, está buenísimo que sobre el mismo hecho, como el matrimonio arreglado, una persona diga que le parece una aberración a la libertad individual. Otra persona me dirá, “che, mirá, la verdad que ahora sí lo entiendo. Incluso me parece algo muy bueno, porque te quita la presión del decir”. Está bien, es otra opinión.
–Hacés foco en los vínculos para poder explicar la cultura luego desde lo macro. ¿Qué fue lo que más te llamó la atención de los vínculos en la India?
–Hay 100 cosas diferentes porque India es realmente el país más diferente en el que estuve en mi vida. Lo que evidentemente permea y moldea la sociedad India son las castas. Que, a ver, tampoco hay mucha diferencia respecto a nuestras sociedades, en las cuales oficialmente no existen las casas, pero lo cierto es que después, de facto, un poco existen a veces. Ahora en la India la constitución dice que no puede existir la discriminación por castas, pero resulta que las castas todavía existen. Entonces, por ejemplo, uno conoce a personas que se pelearon a muerte con su papá y su mamá, y los desheredaron porque se casaron con alguien de una casta inferior. Uno dice “no lo puedo creer”. Después vos lo pensás y en Argentina muchas veces sucede lo mismo. Solamente que no le ponemos de nombre castas.
–¿Cómo lidiás con la presión de ser “Periodistán” y tener el traje de “viajero incansable”?
–Esta fue la primera vez en mi vida que me pagaron para viajar ¡Es el sueño de pibe! También fue la primera vez que viajé como periodista (…) Ahora me encontré con otros requisitos, otras con las habilidades, la responsabilidad es muy importante. No te voy a mentir, yo trato de tener siempre la misma ética, pero no es lo mismo que te lean tres personas a que te lean 100 mil. Y eso quieras o no implica un poder (…) Ser “Periodistán” implica otras responsabilidades, pero en última instancia, la esencia es ir a un lugar y contar historias. Y eso no cambia, tengas los seguidores que tengas.
–Fuiste a la inauguración de la embajada de Argentina en Bangladesh después del furor del Mundial de Qatar…
–Fui muy pocos días, pero lo que vi es increíble. Si te dicen que India es un país intenso, Bangladesh lo es 10 veces más (…) El furor por Argentina es mayor al que vimos por las redes. En la capital de Bangladesh hay banderas argentinas por todos lados. Cuando contás que sos argentino básicamente te convertís en un rockstar, es impresionante. He estado una hora sacándome selfies en la calle, casi que tuve que irme empujando a la gente. Todo empezó con Maradona en el ′86. Son un pueblo que sufrió mucho la colonización inglesa. Entonces, cuando vieron que Argentina le ganaba a Inglaterra, gracias a Maradona, se enamoraron de nosotros, después vino Messi….
Para ver y para leer
Duclos acaba de lanzar un espectáculo teatral con el material que le ha quedado de sus viajes y planea hacer una gira nacional que podría traerlo a Córdoba. El show se llama El mundo sin filtros y sirve para hablar, con humor, de anécdotas e información viajera.
- Periodistán, un argentino en la Ruta de la Seda. Ediciones Futurock. 234 páginas. $ 5.800
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