La Voz del Interior @lavozcomar: Evitar el derroche de agua

Evitar el derroche de agua

Es habitual que para esta época del año la escasez de lluvias agrave la crisis hídrica que atraviesan ciudades y localidades de la provincia de Córdoba, sobre todo en los corredores serranos. Las imágenes que muestran por estos días lagos, ríos y arroyos son elocuentes para dimensionar los efectos de una sequía que se prolonga en el tiempo.

También, un motivo para tomar las precauciones en dirección a evitar derroches innecesarios y ajustarse a un uso prudente del agua. Abastecer de la red a una piscina o regar patios y jardines sin medidas implica una falta de compromiso ciudadano y una desatención a las restricciones dispuestas por las autoridades de los municipios y comunas afectados.

La recomendación para cuidar el agua en los hogares debe ser extendida a las industrias y a los pequeños talleres y factorías que proliferan en zonas urbanas de las serranías cordobesas. Se trata de un recurso escaso, sobre todo en tiempos de casi nulas precipitaciones.

El panorama no es alentador en tanto no se cumplan los pronósticos de la llegada a la región de la corriente de El Niño, un fenómeno de temperaturas oceánicas que, según dicen los entendidos, suele influir para la recurrencia de copiosos aguaceros.

Lo cierto es que la sequía no afloja, lo cual se refleja de manera estrepitosa en la bajante del río San Antonio, tributario del lago San Roque, cuya cuenca muestra una postal desoladora. Como informamos días atrás, la bajante del río San Antonio ha complicado el normal suministro de agua potable en Villa Carlos Paz, lo que motivó la declaración de “alerta roja” para el consumo del vital elemento.

En este marco de crisis hídrica, hay que mencionar que la pronunciada bajante del río San Antonio no sólo afecta a Carlos Paz, sino también a todos los municipios y comunas del sur del Valle de Punilla.

Ello, en función de que la planta potabilizadora, a cargo del municipio de la villa serrana, se encuentra en Cuesta Blanca y se encarga de la distribución del recurso a las demás localidades de la región.

Habrá que admitir esta suerte de encerrona en la que nos ponen la naturaleza y el cambio climático: la sequía a niveles alarmantes es la principal causa de los incendios forestales. Y, aún con los suelos humeantes, provoca la bajante casi terminal de los espejos de agua que nos abastecen.

A la par de la responsabilidad y la toma de conciencia de la población, es menester formalizar de una vez las obras programadas para hacer frente a las contingencias hídricas. Por caso, apurar la construcción del acueducto interprovincial que traerá agua a Córdoba desde el río Paraná. El emprendimiento cuenta ya con varios anuncios oficiales, aunque la obra no tiene la misma dinámica.

Las quejas por las canillas secas se levantan también en Alta Gracia y en zonas del Valle de Paravachasca. Cuidar el agua como un recurso escaso es lo que nos queda, al menos hasta que la temporada de lluvias devuelva el cauce a los ríos.

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