Euge Quevedo, la cantante que abrazó el cuarteto y encontró su lugar en el mundo en LBC
Eugenia Quevedo nació en 1992 en la ciudad de San Luis, pero su vínculo con Córdoba se inició desde niña, cuando viajaba entre ambos lugares acompañando a su padre, cantante de folklore y cuarteto. 31 años después “la Muela”, como le dicen en La Banda de Carlitos, se convirtió en una de las referentes femeninas del ritmo característico de la provincia que a esta altura identifica como su casa.
“La música forma parte de mi vida desde que tengo uso de razón”, decía tiempo atrás la artista al repasar pasar su historia hasta convertirse en una de las voces más populares del cuarteto contemporánea. Y vaya si ha sido así para esta mujer que comenzó a actuar en escenarios desde niña e hizo (y cantó) de todo para poder vivir este presente.
Su paso por distintos “realities” musicales
Antes de instalarse en Buenos Aires para perseguir su sueño de convertirse en cantante de impacto federal, una todavía adolescente Quevedo dio sus primeros pasos en distintos programas televisivos que daban oportunidad a artistas nuevos para mostrar su talento.
Fue precisamente en Talento argentino, en 2008, donde la joven de por entonces 16 años debutó cantando género melódico. En esa primera oportunidad llegó a la final del programa y en la segunda, en 2010, volvió a estar entre los últimos 12 participantes. Ese mismo año, además, pasó por el segmento “30 segundos de fama” de ShowMatch, cantó folklore y resultó la ganadora.
“Desde muy chiquita mi sueño fue cantar para la gente. Y si bien en los festivales en los que participaba concurría mucho público, cantar en el programa de Marcelo Tinelli fue lo más”, le decía en 2013 a Exitoína.
“Cuando me enteré que en La Falda estaban haciendo un casting para ‘30 segundos de fama, especial folklore’, le pedí a mi viejo que me llevara. Por suerte me escuchó y terminé ganando el concurso. Eso marcó un antes y un después en mi carrera porque, gracias a Tinelli, no paré de laburar”, comentaba en ese momento.
En 2012, Quevedo tuvo otra oportunidad televisiva en La voz Argnetina, pero quedó eliminada en la instancia de batallas. “Me quería morir porque me tenía mucha fe”, decía meses después, cuando ya estaba grabando su primer disco de cumbia.
Mudanza a Buenos Aires y horizonte cumbiero
A finales de 2012, con 20 años, Quevedo decidió irse de Córdoba capital, donde vivía y estudiaba Comunicación Social, y se instaló en Buenos para grabar su primer disco, Mi sueño, que saldría en 2014 a través del histórico sello cumbiero Leader Music.
“La idea era cantar cumbia santafesina. Viajé por un montón de lugares, en el momento en el que lanzamos el productor estuvo muy bueno, hubo muchísimo trabajo”, recordaba meses atrás en entrevista con El Doce.
En 2015, luego de no llegar a un acuerdo para renovar vínculo con el sello discográfico, optó por barajar y dar de nuevo: se lanzó a trabajar por su cuenta y grabó su primer disco independiente, No ha sido fácil.
“No estábamos pasando un buen momento, a tal punto de yo trabajar por mi cuenta para poder tener para comer. Ya era gravísima para mí la situación. Estaba alejada de toda mi familia, viviendo prácticamente sola en Buenos Aires. Decidí largarme sola porque entre estar con alguien y compartir gastos, prefería estar sola e intentarlo por ese lado”, decía a comienzos de este año sobre aquellos días.
En 2017, esa segunda placa fue nominada en dos categorías de los premios Gardel (Quevedo ya había sido ternada en 2015 por su primer álbum) y se llevó la estatuilla por mejor álbum nuevo artista tropical.
El encuentro con “el Keso”
Todavía en Buenos Aires, Quevedo siguió recorriendo el circuito de la cumbia bonaerense y se convirtió en figura en ascenso del género.
En 2018, la cantante recibió la invitación de Rubén “Keso” Pavón, de La Banda de Carlitos (LBC), para grabar junto al grupo el tema Supiste hacerme mal. La canción, una cumbia, se convirtió en la primera colaboración entre la puntana y el grupo cuartetero. Y no fue algo circunstancial.
“Se generó algo lindo, me escribía mucha gente de Córdoba, hubo un movimiento ahí, de gran aceptación. Obviamente era el comienzo recién”, le decía Quevedo a El Doce en febrero. “Fuimos tanteando la situación también, no es que yo entré a cantar a La Banda de Carlitos y fue. Se fue dando. Me invitaron a un aniversario, o algún evento importante”, comentaba.
Sin embargo, la llegada de la pandemia truncó ese momento de reencuentro con el público cordobés y Quevedo, a punto de ser madre, tuvo que dejar la música de lado y trabajar en otro rubro para garantizar un ingreso: “Yo estaba embarazada, iba a tener la nenita, no tenía nada, no habíamos comprado ni un coche. Nos dedicamos a hacer otra cosa”.
Con el repliegue de las restricciones y el regreso de los shows, Quevedo retomó su vínculo con Córdoba y comenzó a actuar como solista. Hasta que volvió a recibir el llamado de Pavón, que la convocó para sumarse a LBC. “Entre estar en mi casa trabajando a volver a intentarlo una vez más, digo bueno, ‘vamos a ver’. Total tengo la posibilidad de volver a mi casa y seguir trabajando”, pensó en ese momento. Pero no hizo falta revisar esa decisión.
Un éxito sin techo a la vista
En los últimos dos años, Quevedo se convirtió en parte fundamental del éxito renovado de LBC, que actualmente se presenta con el nombre de la cantante acompañando su ya clásica sigla. Con exitosas versiones como 200 copas, Ojalá, Bésame bonito o Despechada, el combo entre la vocalista y la banda se solidificó al punto de que la artista es referente de la agrupación y recibió invitaciones para grabar con La Konga o Q’ Lokura, entre otros.
“En la pandemia empiezo a trabajar acá en Córdoba. Al principio era un lindo público, una aceptación muy linda, pero llegó un momento en el que nos dimos cuenta de que ya venía mucha gente”, contaba también en febrero. Días antes de esa entrevista con El Doce, Quevedo y LBC se habían presentado en el Cosquín Cuarteto y la actuación del proyecto fue una de las más celebradas del festival.
Este domingo, cuando el grupo se presente en el Festival Nacional de Cuarteto de Villa María, es probable que vuelva a suceder algo similar. “Estoy muy feliz con todo el proceso. Hubo años muy duros en cuanto a lo que fue la música. Y no me arrepiento de nada en realidad, todo me sirvió. Estar viviendo este momento es como de película”, reflexionaba Quevedo a comienzos de año.
Todavía sin imaginar lo que 2023 tenía por delante para ella, admitía: “De repente siento que se generó una locura que no lo podemos creer pero lo estamos disfrutando mucho con el Keso. A veces no caigo”.
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