En Villa Allende se distribuyeron 17 mil kilos de leche: un alivio para comedores y merenderos
“Estamos felices de recibir las cajas. Hay muchos chicos muy necesitados y están esperando la leche”, dijo Rosa Heredia del merendero “Los dragones y las princesas” de barrio La Cruz, quien esperaba con ansias llevar las cajas de leche en polvo que distribuyó el Centro de Atención y Prevención de Desnutrición Infantil (Conin) con sede en Villa Allende, en el Gran Córdoba.
Durante la mañana del martes, apenas estacionó el camión del Ejército Argentino, cargado con 17 mil kilos de leche, de los 34.240 que llegaron a Córdoba enviados por el Ministerio de Capital Humano, una fila de personas se fue formando en la vivienda ubicada sobre calle Belisario Roldán 477, para recibir los alimentos que tanto necesitan.
En total, junto al de Rosa, son 16 los comedores y merenderos, sostenidos por las familias, que recibieron los paquetes de leche. Y son los mismas personas quienes tuvieron que pagar un flete de sus propios “bolsillos” para trasladarlos a sus destinos.
Helena Ugarte, presidenta de la fundación en Córdoba se alegró que Capital Humano haya decidido que sea Conin la fundación que distribuyera el alimento. “Es una fundación seria, confiable y somos el nexo entre las personas”, afirmó.
Y sostuvo que esa decisión significa que ayudarán a muchas familias porque la leche es un alimento fundamental.
Para Rosa, la alegría será de los más de 35 niños a los que asiste con alimentos, ya que el miércoles podrán tener leche como parte de la merienda y además se llevarán sus cajas a sus hogares.
Ella manifestó que desde hace seis meses decidió abrir el comedor porque vio la necesidad de sus vecinos ante la creciente crisis económica. “Es muy difícil mantenerlo como también conseguir los recursos para alimentar a las familias”, aseguró.
Una ayuda en medio de la crisis
La misma situación de Rosa, viven otros merenderos y comedores de Córdoba, pero al menos estas cajas de leche rescatadas de los galpones por la Justicia será un alivio para los estómagos de las familias.
Rosa Santucho, quien tiene a cargo el merendero “Manos Solidarias” de barrio La Cruz y asiste a 70 niños y 120 adultos a los que trata de darles un plato de comida diaria, recibió 1.400 kilos de leche.
“Estamos muy felices ya que hacía seis meses que no podíamos brindar la merienda porque no teníamos leche. Es el alimento más complicado de conseguir con las donaciones e incluso en los centros de salud. Ahora, por lo menos vamos a poder entregar las meriendas durante uno o dos meses”, expresó.
Diariamente, Rosa también pide donaciones de 1 kilo de pan para acompañar la merienda, algo también que cuesta conseguirlo. “Es una lucha para tener los alimentos que se necesita para hacer un plato de comida para tantas personas”, manifestó.
Además, realiza una campaña de frazadas para que los chicos no pasen frío. Y añadió que cada vez se suman más personas al merendero.
También Yolanda Montaña, de “Merendero Solcito” de La Calera, se acercó a buscar las cajas. Ella, junto a dos mujeres, lleva nueve años ayudando a las familias de esa ciudad, son 45 personas (niños, adultos y ancianos).
Se llevó 400 cajas y juntó peso por peso, vendiendo empanadas, pastelitos, entre otros, para pagar los 12 mil pesos que le cobraba el flete. “Estamos muy felices de tener la leche. Cuesta conseguir que nos donen y tampoco podemos comprarla”, afirmó.
Y subrayó que “por suerte la Justicia actuó y esperamos que con las otras que tienen pase lo mismo. Que se acuerden y les den a las personas que tienen muchas necesidades”.
Y aseguró que durante la tarde podrá cocinar arroz con leche, tal vez el único plato que coman los chicos hasta el día siguiente.
Olla en Córdoba capital
Daniel Guzmán, y su familia, realiza la olla popular a la que llamó “Los bajitos”, en barrio Autódromo, de Córdoba capital. Allí brinda meriendas y cenas dos veces a la semana a niños y personas mayores.
Se llevó 500 kilos de leche para repartirlo entre las familias. “Nos contactamos con Conin porque teníamos unos niños desnutridos que iban al comedor. Nos dieron la oportunidad de sumarnos y ahora llevamos esta cantidad de leche para los chicos”, resaltó.
A su vez, afirmó que es muy dura la realidad por la que atraviesan los niños que “estaban” a mate cocido y té. “Ahora, le vamos a dar un alimento con más nutrición. Ojalá larguen todo lo que tienen en el tinglado, el resto de los alimentos también”, apuntó.
Para mantener la olla popular, Daniel y su esposa realizan pan, bizcochuelo, hacen rifa, venden plantas, y muchas más tareas para conseguir los alimentos básicos que necesitan las familias para alimentarse.
“No tenemos otra ayuda. Hacemos colectas pero cuesta mucho. No es fácil conseguir que donen alimentos”, aseguró.
Y relató que el año pasado consiguieron donación de frazadas y este año, nada. “Es muy triste ver a las personas grandes que no les alcanza con la jubilación. Ellos compran los remedios, preocupados por su salud, pero no comen”, remarcó.
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