En el Centro de Córdoba, preocupa una imparable seguidilla de arrebatos
Cruzar la calle, mirar ropa en una vidriera, conversar en una esquina con un conocido o simplemente caminar por el área peatonal: en barrio Centro, recomiendan hacer estas actividades con un “cuidado extremo”, debido al avance de los robos.
Una banda de entre 25 y 30 personas, que siempre son “las mismas caras”, aprovechan el descuido de los transeúntes y los despojan de sus pertenencias.
En la zona los conocen y se oyen gritos cuando los detectan en plena actividad: “Ojo, que te van a robar”, se avisan entre ellos.
Cuando suena la voz de alarma, nadie se agita. El presunto ladrón escucha la alerta y sigue caminando sin hacerse demasiadas preocupaciones.
“A veces alguien grita cuando ellos tienen sus dos dedos en el bolsillo trasero de algún pantalón jean. No se apuran ni se asustan. Con agilidad, sacan la mano con el celular incluido y se van”, dicen los empleados en las tiendas con salida a la zona peatonal, quienes observan este tipo de hurto durante la mayoría de la jornada comercial.
Lo que más buscan son celulares. Pero también se llevan billeteras, llaves, dinero, tarjetas de débito o de crédito, y joyas.
Son los llamados “mecheros y mecheras”, que en su gran mayoría son mujeres de entre 16 y 60 años, según confirman también desde el centro vecinal de barrio Centro.
Su forma de operar cambió con el paso del tiempo: “Antes actuaban en los semáforos y en las paradas de los colectivos. Ahora lo hacen en la fila de los negocios, cuando la gente está comprando, y otras veces ni siquiera esperan: cuando sus víctimas van caminando, les meten las manos en las mochilas o en los bolsillos”, dice un grupo de vendedores consultado por este medio.
La Policía de Córdoba también confirma el problema. Pero del lado de los vecinos afirman que es un tema complejo para las fuerzas de seguridad. De hecho, reconocen el accionar constante de los uniformados.
“Esta gente es conocida. Hay algunas mecheras que llevan años operando en el Centro. Incluso tienen acuerdos entre ellas y ellos, para dividirse zonas y horarios. La Policía los persigue, en parte porque ya los conocen. Nos han informado que los detienen y a la semana los vuelven a detener porque salen libres a las dos horas”, comenta el presidente del centro vecinal, David Boffa.
Y agrega: “La teoría de la ‘puerta giratoria’ tiene su máxima expresión en el Centro de la ciudad de Córdoba, porque detienen a los ‘mecheros’ a las 9 y a las 12 ya están de nuevo, en la misma esquina donde los detuvieron, sonriéndole a la Policía”, se queja Boffa.
Hace una semana padeció en carne propia el ataque de las mecheras, que recurrieron a otra modalidad muy practicada: entraron al local de ropa que el vecinalista tiene en el Centro y comenzaron a revolver la ropa hasta ocultar una prenda entre sus bolsos, según cuenta el referente.
Su esposa notó la maniobra y las enfrentó. El grupo de tres mujeres, entre las cuales había una adolescente de 16 años, se le rio en la cara.
Boffa recuerda que ninguna escapó ni se sintió intimidada. Simplemente, cuenta, sacaron del bolso la prenda que habían escondido, con el aparente fin de robar, y la entregaron. En ese ínterin llegó la Policía, que detuvo a las tres sospechosas.
“Cuando fuimos a hacer la denuncia a la comisaría, la adolescente ya había sido entregada a sus padres. Cada vez tienen edades más cortas, porque las sueltan más rápido. Salió antes del tiempo que nosotros demoramos en llegar hasta el destacamento policial”, comenta el presidente del centro vecinal.
Las galerías: el circuito de las “mecheras”
Una de las claves para el éxito en el robo por distracción es el escape de los ladrones, según describen en el área céntrica de la Capital.
En ese sentido, afirman, las galerías han perdido peso comercial con el paso de los años y la consolidación de las crisis económicas. Muchas vidrieras fueron cerrando y se volvieron espacios oscuros y menos transitados.
Esos pasillos suelen tener ingreso por una calle y salida por otra arteria. Pero por lo general los transeúntes han dejado de transitarlas. “Las mecheras aprovechan para entrar por una punta y escaparse por otra calle. Entonces desaparecen con facilidad ante la mirada de sus víctimas”, confirma un grupo de vecinos preocupados por este tipo de delitos.
“Al ser robos menores, cuando las agarra la Policía, no presentan oposición. Asumen lo que hicieron porque tienen estudiado el Código Penal y saben que las llevan a dar una vuelta en el patrullero, las encierran por unas horas y después vuelven a las calles”, comentan.
Cuando la fuerza de seguridad las sorprende, por lo general tienen una prenda de ropa, un celular o una billetera. “No las agarran con una cantidad importante de objetos robados, porque inmediatamente reducen todo en la zona de la Galería Norte y alrededores. También reciben apoyo de hombres en moto que pasan por las avenidas principales y se llevan los objetos robados. Siempre tienen pocos objetos robados y ningún fiscal les abre una causa por eso”, cuentan con preocupación.
En cuanto a las zonas donde mayor cantidad de robos se registran, los vecinos mencionaron la plaza San Martín y la calle homónima, entre calles Deán Funes y Libertad.
Otras dos arterias afectadas por este fenómeno son las calles 25 de Mayo y su continuidad, 9 de Julio, y la avenida Colón, incluso hasta más allá del límite de barrio Centro, hacia barrio Alberdi.
Desde el centro vecinal, recomendaron extremar los cuidados durante los horarios en los que se produce mayor aglomeración de transeúntes: entre las 12 y las 15, y entre las 18 y las 20 horas.
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