En barrio San Martín, los vecinos se quejan de motochoros, las patotas y poco patrullaje
“En barrio San Martín no se puede dejar el auto afuera porque te lo desvalijan. Los chicos no pueden salir a bailar porque los agreden y les quitan las pertenencias. Las viviendas tienen más rejas y más cerraduras, pero aun así los robos se cuentan a montones”.
Las palabras pertenecen a J. (se reserva su identidad), un vecino de esta barriada de la zona norte de la ciudad de Córdoba que dice estar “desahuciado”. En el último mes sufrió cuatro robos.
Primero, le reventaron las ventanillas de su auto y le sustrajeron pertenencias frente a la casa de su madre. Había ido a controlarla por salud. A todo esto, la mujer sufrió un pico de tensión cuando se enteró del robo.
Luego, el hombre fue atacado por motochoros cuando volvía de un almacén en calle Amado Nervo al 600. Le robaron el celular. Los ladrones le propinaron varias patadas.
Días después, desconocidos atacaron su auto de nuevo. Le rompieron el capot y se llevaron la batería. Como trabaja en una remisería, tuvo que afrontar un nuevo gasto inesperado para garantizar el sustento diario.
Ese mismo día, una banda pasó por su casa cuando no había nada y le sustrajeron el picaporte y el medidor de gas.
“Ya no hacemos las denuncias porque la Policía está atada de manos. Todos sabemos quiénes son y dónde están. Es un grupito de chicos y el mayor no tienen más de 16 años. Se mueven por la Amado Nervo, van y vienen, en moto, en bicicletas, con honderas… Son los ‘dueños del barrio’ y cuando los detienen salen a las pocas horas”, alertó el hombre.
J. trabaja desde las 6 de la mañana hasta las 22. Se baja del remise un rato al mediodía, cuando la jornada “anda derecha”, pero si no completa la jornada laboral de un solo tirón.
Vive con sus hijos, quienes también fueron atacados en octubre por una banda de adolescentes que le robaron las zapatillas.
“Mi caso es sólo uno entre un montón. Y este mes algo pasó, no sabemos si es que hay más desesperación o si estaban detenidos y los soltaron a todos, pero hubo muchísimos robos”, aseguró J.
Junto a otros 60 vecinos integra un grupo de WhatsApp que se creó para alertar hechos de inseguridad.
Su administrador (se reserva su identidad) fue contactado por este medio y reconoció que “los robos, la violencia urbana y los actos vandálicos constituyeron en octubre una preocupación constante y creciente para los vecinos”.
Reportes diarios en un grupo de WhatsApp
De acuerdo al reporte de este grupo de vecinos, las calles Amado Nervo y Soldado Ruiz presentan una mayor frecuencia de alertas y situaciones de inseguridad.
En Nervo, preocupa el accionar de pandillas de chicos. Asimismo, en la intersección con Tomás Guido, se registraron intentos de ingreso no autorizado a un club.
En Soldado Ruiz, se han documentado peleas callejeras y actos vandálicos. Los enfrentamientos con piedras y los gritos alteran a diario la tranquilidad del vecindario. En medio de estos actos de violencia urbana, contaron los vecinos, en esta arteria (una de las más transitadas de la zona) se producen robos.
Cuando los semáforos detienen a los automovilistas, aparecen chicos que rompen las ventanillas y les quitan lo que encuentran.
También hay robos de bicicletas estacionadas en las veredas y asaltos en las paradas de los colectivos. La sustracción de picaportes y medidores de viviendas es otro problema creciente.
Según los vecinos, en octubre pasado hubo 55 alertas de hechos de inseguridad en el grupo de WhatsApp.
“Hace falta incrementar la presencia policial, pero de manera inteligente. Si la Policía está parada en una esquina, las bandas van por otras vías y se terminan escapando. Tiene que haber un recorrido de todas las arterias”, analizó otro vecino.
“Nuestra zona siempre fue compleja porque, a pesar de que vivimos a pocas cuadras del Centro y que hay presencia policial, las bandas se las arreglan para robar y crear permanentes disturbios”, comentó otro de los integrantes de este grupo.
Y sentenció: “Como en este octubre, no recuerdo precedentes. Hubo alertas por robo de día y de noche y hubo cuatro o cinco casos por día”.
Los ejes de la preocupación vecinal
Entre las preocupaciones que embargan a los vecinos hay tres categorías claramente identificables. Por un lado están los robos, pero también hay múltiples intentos que no llegan a concretarse y que alteran la vida cotidiana de los vecinos.
Por otra parte, dicen sufrir una escalada de episodios de violencia urbana, con peleas en patota, amenazas y disturbios constantes. El combo, dicen, hace que el barrio se haya convertido en “zona de nadie”.
A la hora de citar ejemplos, los vecinos señalaron que días atrás una mujer fue golpeada por ladrones que le robaron el celular en Soler y Castro Barros.
“Los hechos son muy variados. Hay robos de todo tipo y en cualquier momento del día”, remarcaron entre los vecinos.
Otra preocupación son los robos a viviendas sin moradores. En calle Uspallata al 1600, una vivienda recibió dos ataques en días.
En cuanto a la violencia urbana, en las calles del barrio se registran constantes peleas y disturbios.
En Soldado Ruiz y Amado Nervo, tres jóvenes fueron vistos en una pelea, lanzándose piedras y gritando entre ellos, en lo que fue descripto como un enfrentamiento por el control del territorio.
“Las bandas se adueñan de las calles con actos ilícitos, como los robos contra Uber o contra los vecinos”, dijeron los integrantes del grupo de WhatsApp, quienes también se quejaron por algunos naranjitas.
Otro incidente similar ocurrió en calles Córdoba y Colombres donde un grupo de adolescentes, visiblemente bajo efectos del alcohol, protagonizó disturbios y generó temor entre los vecinos.
En la intersección de Quiquizacati y Sarandí, dos hombres se pelearon a cuchillo. Según los frentistas, estarían vinculados a familias enfrentadas por la venta de drogas.
También se han registrado incidentes que involucran a chicos. Algunos vecinos contaron que en calle Córdoba ya se vio a una pandilla de menores que golpea portones y ventanas y causa daños.
Asimismo, en la intersección de Amado Nervo y Uspallata, 10 niños fueron vistos lanzando pedradas contra autos con gomeras. “El objetivo final de estos actos suele ser el robo”, contó una mujer.
Incendios en el predio de autos
Otra gran preocupación en la zona fueron los reiterados incendios de vehículos secuestrados en el depósito municipal en San Martín. Para la Justicia, esos siniestros fueron provocados por pandillas que roban implementos de esos rodados.
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