La Voz del Interior @lavozcomar: En barrio Los Paraísos, ya no saben qué hacer para que frenen los robos y los asaltos armados

En barrio Los Paraísos, ya no saben qué hacer para que frenen los robos y los asaltos armados

Una amplísima franja de la zona norte de la ciudad de Córdoba dejó de ser un circuito al margen de la inseguridad. Barrio Los Paraísos no le escapa a esa realidad delictiva. Numerosos vecinos y comerciantes de esa zona sienten que hay una “emergencia en seguridad” y se cuidan con un grupo de WhatsApp.

Ninguna medida de cuidado, dicen, es suficiente. Todos los días llega un mensaje nuevo y se renueva el pánico.

Los autos se guardan en las cocheras por la tarde, nada de esperar hasta el oscurecer. Los niños ya no van a las plazas ni juegan en las calles. Las casas no pueden quedar sin cerradura.

A pesar de todo, un grupo de más de 80 vecinos interactúa a diario a través de mensajes de celular para contar los suplicios que viven.

En los últimos 20 días, se registraron más de 40 robos o intentos de robos.

En el barrio aseguran que el patrullaje y la presencia policial son efectivos. Cuentan, también, que casi se produce la misma cantidad de arrestos que robos.

Sin embargo, un dato alarmante sobrevuela la comunidad: “Parecen ser siempre los mismos: ‘una bandita’ de chicos de la zona que también se cruza a barrio San Martín, y otros sectores aledaños, para robar”, cuenta uno de los administradores del grupo que solicitó reserva de su identidad.

El grupo de WhatsApp, dice otro de sus integrantes, también es útil para evitar la prosecución del delito: “Cuando un vecino emite una alerta, rápidamente actuamos todos los demás. Además, la Policía está mirando”, comenta.

No obstante, la seguidilla de apariciones de mensajes, con robos concretados y actitudes sospechosas relevadas por la barriada, continúa creciendo con el paso de los meses. “Al comenzar, si bien había menos miembros, proporcionalmente las alertas eran más espaciadas. Hoy no pasa un solo día en que no tengamos un mensaje con un aviso de un incidente”, lamenta otro vecino de la zona.

En cuanto al tipo de delito, lo que más se repiten son los arrebatos y los robos callejeros. Pero tampoco es menor el robo de vehículos (motos y autos) y el daño a los automóviles para sacar desde el interior algún objeto de valor.

Finalmente, y sin ahorrar lamentos, los responsables de la creación del grupo subrayan que también se contabilizan actitudes cada vez más violentas por parte de los delincuentes. “Hay robos a punta de puñal, a punta de pistola, o con amenazas y golpes. Las paradas de los colectivos, las calles oscuras y algunas arterias, en algunos horarios, suelen ser una trampa”, dicen.

“Ya no esperan a la noche y atacan cuando es el horario del colegio o del trabajo. Se aprovechan de los descuidos y lo hacen en lugares donde hay mucho tránsito de gente”, alertan.

Una cosa parecida ocurre con el robo de los autos. “También tienen una forma de manejarse para el hurto y el robo de los automóviles. Por lo general, se mueven a pie, hacen ‘campana’ y andan por las mismas calles”, cuentan.

Y más allá de que reconocen el accionar policial, creen que un sistema de controles móviles, patrullajes preventivos a distintas horas del día, sumado a un recorrido activo y el mantenimiento de las cámaras del barrio (los vecinos sostienen que varios domos están fuera de funcionamiento), son medidas que podrían aliviar el pesar que sienten los habitantes de Los Paraísos.

Secuencia de robos

“Quiero agradecer al patrullero que nos evitó el mal momento en el que un individuo se metió en mi casa, en avenida Saavedra al 2000. Fue tan rápido todo, que apenas lo vi adentro del jardín de entrada ingresó detrás de él un oficial y lo detuvo”.

El relato pertenece a un miembro del grupo. Es de hace una decena de días y cuenta lo que le sucedió a una familia del barrio cuando, un domingo, intentaron entrar al domicilio. Es el broche de una seguidilla insoportable de intentos y robos concretados.

“En José Superí un chico está empujando las puertas y probando llaves. Logró entrar a una”. El audio se corta. Luego retoma, hay una persecución. Nadie logra distinguir al presunto ladrón que logró concretar un robo.

Los hechos continúan: “Nos acaban de romper el auto con piedras. Urgente un móvil en bulevar Los Andes, por favor. El control policial no estaba en el lugar”, contó otro usuario del grupo hace 15 días atrás.

Le tocó pasar por un tramo del bulevar Los Andes donde “siempre tiran piedras”, según reconocieron los vecinos.

Otro más, hace 10 días: “Un móvil que haga control en bulevar Los Andes, antes de bulevar Los Granaderos. Tiran piedras a los autos. Hasta cuándo vamos a aguantar esto”. El audio proviene del mismo lugar donde se había registrado el hecho anterior.

“Ayer asaltaron a una vecina entre Góngora y Anacreonte. Estaba dentro de su casa y entraron apuntando con una pistola”, relata otro vecino alarmado por la secuencia.

“Urgente. Un policía. Roban en avenida Vives y Espinel. Se están llevando un aire acondicionado del techo de una casa. Los estoy viendo ahora mismo. Por favor, apúrense”, suelta una vecina con voz agitada por el temor.

“Anda una pareja con un carro de supermercado y dos niños a la par. Se roban los picaportes por la avenida Vives. Se los alertó y se separaron para seguir robando”, dice otro vecino.

La avenida Vives es una de esas calles donde se siente mayor desprotección, acuerdan en la zona. “Un móvil para Vives al 2300. Una persona que pasó pidiendo por el cumple de su hijo días atrás ahora anda robando lo que encuentra en los patios”, alertan.

Los mensajes continúan. Día a día no dan respiro. En tanto, el miedo se esparce y la vecindad pide una solución efectiva.

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