Elección provincial 2023: a una semana de un cambio de época en Córdoba
Dentro de siete días, los cordobeses decidirán con su voto el surgimiento de un nuevo liderazgo político provincial en unos comicios generales que marcarán el cierre de una etapa y el comienzo de otra.
Con la finalización de la fase marcada por los gobiernos peronistas de José Manuel de la Sota y de Juan Schiaretti, está en juego algo más que la elección del nuevo gobernador.
Después de casi un cuarto de siglo hegemonizado por la exitosa dupla peronista, la voluntad popular mayoritaria estampará el nombre del nuevo mandatario. Postulado como sucesor de aquella exitosa dupla desde la victoria capitalina de 2019, Martín Llaryora es la carta para extender ese dominio del oficialismo, al frente de una nueva generación de dirigentes que hablan de “continuidad con cambio”. Lo acompaña Myrian Prunotto, la radical que dio el salto a la coalición liderada por el peronismo.
Como principal retador, Luis Juez se presenta por tercera vez para acceder al poder, aunque por primera vez liderando Juntos por el Cambio, el frente opositor que integran el Frente Cívico, el radicalismo, el PRO y la Coalición Cívica, entre los socios más importantes. Marcos Carasso, titular de la UCR, es su segundo en la fórmula, aunque Rodrigo De Loredo, el candidato a intendente por Capital, es con quien Juez se muestra en la campaña.
Será el 11º turno comicial provincial desde la restauración democrática de 1983. En un periplo dominado desde 1983 hasta 1999 por el radicalismo –con tres gobernaciones de Eduardo Angeloz y una de Ramón Baustista Mestre– y desde finales de los 90 hasta hoy con una supremacía del peronismo de la mano de seis gobiernos peronistas, repartidos entre De la Sota (1999-2007 y 2011/2015) y Schiaretti (2003/2007 y 2015/2023).
También, el próximo domingo se elegirán los 70 nuevos legisladores de la Unicameral –24 por distrito único y otros 26, uno por cada departamento–, y la renovación de los tres miembros del Tribunal de Cuentas provincial.
Para los comicios provinciales están habilitados a votar 3.050.212 electores, que podrán sufragar en algunas de las 9.060 mesas distribuidas en 1.487 escuelas de la provincia. El nivel de participación será otro dato a tener en cuenta, en una provincia que tiene un promedio histórico en torno al 75%. Hace cuatro años, votó el 72,7% del padrón. Como desde 2011, los cordobeses usarán la Boleta Única de Sufragio para emitir su voluntad.
La logística estará por primera vez en manos de la empresa Ocasa, que repartirá y recolectará las urnas de votación. En tanto que la firma Magic Software Argentina (MSA) estará a cargo del sistema de cómputos para procesar la información de cada una de las mesas.
A diferencia de 2019, no habrá centro de cómputos para cargar de manera manual los datos de las mesas. En esta ocasión, se elimina el traslado del acta de escrutinio, que será transmitida digitalmente desde el lugar de votación hasta un “centro de flujo” desde donde se irán informando los resultados. Las autoridades aseguran que el proceso de difusión de datos se agilizará respecto de comicios anteriores.
Campaña y apatía
Aunque aún resta el tramo final de la campaña tras el feriado largo, la fase proselitista transcurrió en un clima destemplado, en donde las propuestas fueron escasas. No hubo debate entre los candidatos; ni siquiera exposiciones. El chato proceso electoral se refleja también en la apatía generalizada de la sociedad, atravesada por una crisis económica para la cual los comicios provinciales no traerán soluciones.
Además, la jornada del próximo domingo será la de mayor cantidad de elecciones de gobiernos locales: en 229 municipios y comunas habrá comicios, lo que representa la fecha con mayor cantidad de elecciones de este año. La mayoría de esos gobiernos que renuevan autoridades son del peronismo, en una estrategia repetida del PJ de traccionar en dupla el candidato local con el provincial el mismo día de los comicios generales.
La elección provincial es la primera de un calendario cargado, que tendrá una segunda parada importante para los capitalinos el 23 de julio. Hace cuatro años, esos comicios se realizaron en simultáneo con el provincial. Ahora, por estrategia del gobernador Schiaretti, irán separados por cuatro semanas.
El resultado capitalino de la elección provincial será uno de los datos relevantes del próximo domingo, de cara a la competencia que tendrán semanas después el oficialista Daniel Passerini y el radical de Juntos por el Cambio Rodrigo de Loredo.
Impacto nacional
A nivel nacional, la elección de Córdoba –segundo distrito electoral más importante del país– será la 11ª de un calendario que se caracterizó por comicios despegados de los comicios presidenciales del 22 de octubre. Hasta el momento, en ocho de 10 provincias se impusieron los oficialismos.
El proceso cordobés está impactado y atravesado por el cierre de listas nacionales, que tiene como último plazo de inscripción el próximo sábado a la medianoche, ocho horas antes del inicio de la elección provincial.
La participación como precandidato a presidente del gobernador Schiaretti es un condimento novedoso. El otro condimento que sacudió la campaña fue la posibilidad concreta que exploró un sector de Juntos por el Cambio de asociarse con Schiaretti. Esa movida aún genera turbulencias en la semana previa a la confirmación de candidaturas para la cita electoral nacional.
Además de su postulación presidencial, Schiaretti presentará lista para la elección de nueve de los 18 diputados que Córdoba renueva desde el 10 de diciembre. En Juntos por el Cambio, por la dura disputa entre los precandidatos Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, se esperan días intensos. Sin posibilidades de unificación, está confirmado que cada uno tendrá lista propia para las Paso fijadas para el 13 de agosto.
Un triunfo de Llaryora el próximo domingo será también un espaldarazo para Schiaretti en el plano nacional, ya que es el único que puede atribuirse esa eventual victoria. Por el contrario, un batacazo de la oposición será aprovechado por Bullrich y Larreta en el plano nacional.
Para el oficialismo nacional, la elección en Córdoba tiene el único atractivo de conocer qué nivel de aceptación tiene la propuesta del peronismo no schiarettista, liderada por Federico Alessandri y Gabriela Estévez. En 2019, Cristina Kirchner ordenó bajar la lista a horas de la presentación, por lo que no hay parámetros recientes. Esta semana, la vicepresidenta reconoció el rechazo del electorado cordobés a su propuesta. “No nos quieren”, dijo.
Pelea por un puñado de bancas
Las 12 fuerzas que compiten presentan candidatos a gobernador. Además de los postulantes ya mencionados, aparecen Aurelio García Elorrio (Encuentro Vecinal Córdoba), Liliana Olivero (Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad), Rodolfo Eiben (Frente Liberal Demócrata Desarrollista), Agustín Spaccesi (La Libertad Avanza), Julia Di Santi (Nuevo MAS), Fernando Schüle (Partido Humanista), Mario Peral (Unión Popular Federal) y Patricia “Bon” (Popular).
Los casos de Eiben y Spaccesi tienen especial atención porque buscan representar al votante que se referencia en el líder libertario y candidato a presidente Javier Milei, que, como sucede en la mayoría de las provincias, no apoya explícitamente a los candidatos locales.
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