El sello de César Pelli detrás del rascacielos más alto de Japón
El extenso complejo inmobiliario Azabudai Hills en Tokio, que incluye el rascacielos más alto de Japón (con 330 metros) fue inaugurado oficialmente días atrás y se espera que atraiga a unos 30 millones de visitantes por año.
Esta “ciudad dentro de la ciudad”, tal como la denominan en el país oriental, tiene oficinas para 20 mil empleados y viviendas para 3.500 residentes, según un comunicado del grupo inmobiliario Mori Building.
El complejo, con tres torres en medio de espacios verdes, también comprenderá 150 restaurantes y tiendas, así como un nuevo museo de arte digital inmersivo del colectivo japonés teamLab, que abrirá sus puertas en febrero, según consignó la agencia de noticias AFP.
Su diseño
El nuevo rascacielos fue diseñado por el estudio de arquitectura estadounidense Pelli Clarke and Partners, fundado en 1977 por el conocido arquitecto argentino César Pelli.
Como se sabe, Pelli nació en San Miguel de Tucumán en 1926 y falleció en New Haven, Estados Unidos, en 2019, pero antes dejó su impronta argentina en el diseño innovador del edificio que hoy es el más alto de Tokio. También tuvo en su larga carrera profesional bajo su dirección el diseño de las emblemáticas torres Petronas, entre otras tantas obras reconocidas mundialmente.
No obstante su fallecimiento, dejó un legado que trasciende por años, como el caso del edificio inaugurado recientemente, que ya impacta en el horizonte de Tokio y se perfila como gran atractivo para locales y visitantes.
Por el momento, será el nuevo rascacielos más alto de Japón, un título que no ostentará por mucho tiempo: se espera que la Mori JP Tower sea superada por otro rascacielos, la Torch Tower, cuya inauguración está prevista para 2027, un edificio que está en plena ejecución, cerca de Mitsubishi Estate, y alcanzará una altura de 390 metros.
Pese a estos edificios, Japón está lejos de albergar los altísimos rascacielos que pueden encontrarse en otras partes de Asia u Oriente Medio. Una de las razones es el elevado riesgo sísmico en el archipiélago, lo que obliga a las construcciones de este tipo a respetar normas muy estrictas, como la de tener una base muy amplia para ganar en estabilidad.
Topografía y desafío
Justamente, la nota singular de este nuevo emperador de la arquitectura japonesa es que la ejecución del proyecto se diseñó teniendo como objetivo desafiar la topografía irregular de la zona. Además, se buscó integrar la edificación con el entorno natural, con una estética que refleja la esencia y singularidad de Tokio.
En el plan de diseño se hizo hincapié en el sector donde se levanta el complejo, con su estructura ondulada. Conservar estas líneas naturalmente dadas en el diseño permitió que la luz natural se filtre en los sectores del nivel del subsuelo, brindan así una iluminación y experiencia única, con sólo aprovechar el suelo del lugar.
Lo que tal vez otros hubiesen considerado un obstáculo, Pelli lo utilizó a favor de su obra. La original edificación luce bordes suavemente curvados y un diseño de remate con una corona que evoca los pétalos de una flor.
Antisísmico
Además de belleza, tanto la torre como los demás inmuebles del complejo fueron levantados implementando las más avanzadas tecnologías antisísmicas. Precisamente, la estructura robusta y adaptada a los desafíos geológicos de la región brindan a la construcción los estándares que se acoplan y refuerzan el compromiso del proyecto con la seguridad ante eventos sísmicos.
El complejo Azabudai Hills ya marca un hito en la arquitectura de Tokio, estableciendo un nuevo récord en la línea del skyline de la capital japonesa, al menos hasta que una nueva torre la supere.
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