El orden y el caos en el balotaje
La tendencia del voto popular en la democracia argentina está marcada por la dialéctica orden y caos. El argentino huye del caos y vota siempre por el orden.
El contenido de esos conceptos va variando históricamente. El orden es neoliberal con Carlos Menem y Mauricio Macri y es chavista progresista con el kirchnerismo.
En 1983 Raúl Alfonsín representó el orden frente al caos que representaba Ítalo Luder, quien sostenía el perdón a los crímenes del terrorismo de Estado. Menem representó el orden frente al caos de la hiperinflación de 1989. Néstor Kirchner fue el orden frente al caos del default de deuda soberana más grande del siglo 20. Default que, se debe recordar, fue aprobado con aplausos en el recinto de la CGT.
Esta tesis del orden-caos la desarrolla Norbert Lechner desde Clacso. El último intelectual sistémico que tuvo América latina.
Una relación traumática
La relación del argentino con el caos es traumática y hasta enfermiza. El argentino no se considera víctima de la corrupción ni de la inflación.
La corrupción es parte de la “viveza criolla”, y no un sistema ordenado de poder basado en sobreprecios, sobornos y enriquecimiento ilícito. Y con impunidad judicial plena. En una sociedad con cinco premios Nobel, con 150 años de educación pública y con alto desarrollo tecnológico, esta conducta social es inexplicable.
La tesis de Lechner tendrá plena vigencia en el balotaje de noviembre. Con una aclaración; el nuevo concepto del orden hacia donde debe ir la Argentina nadie lo conoce. La única certeza que tenemos es sobre el contenido que tiene el caos en 2023.
El problema argentino no es sólo económico ni monetario ni fiscal.
Somos víctimas de un sistema de construcción de poder político, económico y sindical impregnado de corrupción y con impunidad garantizada por la Justicia. Este es el contenido real del caos en la Argentina de 2023. El caos no pasa por Sergio Massa ni por Javier Milei. Va más allá de la casta política.
Milei, de manera explícita nos propone un caos con la finalidad de reconstruir un orden.
Massa nos propone continuar con un orden que todos sabemos está impregnado de corrupción y de inflación. Pero orden al fin.
En el Gatopardo, el príncipe Fabricio le enseña a su sobrino Tancredi la fórmula del poder eterno: “Algo se debe cambiar para que todo siga igual”.
Ningún cambio en el orden social y económico viene sin caos.
Ni Milei ni Massa nos dicen cuáles son los caminos que debemos recorrer para salir del caos y construir un nuevo orden social.
Propuesta de una megaley
Aquí va una propuesta de megaley:
1) Disponer que a partir de la fecha la política monetaria y la conducción del BCRA estará en manos de la primera minoría de la oposición.
2) Disponer que a partir de la fecha y con fundamento en la Resolución 1/18 de Bogotá de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) y Art. 8 p 2 h de la Convención Americana y el 5° párrafo del art 36 de la CN. Una condena penal firme y de cumplimiento efectivo es la de segunda instancia. Que a partir de allí los recursos tienen sólo efecto diferido. Que los jueces tienen la obligación de dictar sus sentencias en el plazo razonable que es fijado en un término no mayor de tres años.
3) Disponer una reforma laboral y sindical que prohíba la renovación de mandatos por más de dos períodos sucesivos. Y que exija revisión de cuentas y declaraciones patrimoniales anuales a todo dirigente sindical.
4) Disponer una reforma educativa que modifique la currícula secundaria y universitaria introduciendo a los derechos humanos y la lucha contra la corrupción como texto obligatorio. Del mismo modo que lo pide la Cidh y lo hacen los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).
5) Disponer una reforma fiscal unificando impuestos y contribuciones nacionales provinciales y municipales. De un modo tal de gravar ganancias y no inversiones y trabajo.
Gane quien gane el balotaje, debería presentar al Congreso, en 30 días como máximo, esta megaley con cinco reformas estructurales simultáneas.
Esta es la técnica legislativa apropiada para expresar un cambio del caos al orden.
No alcanza ni con lindas palabras, ni con viejas glorias políticas, ni amenazas de explosiones monetarias o sociales.
* Exdiputado nacional
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