El mal no existe, estreno recomendado en Mubi: equilibrio misterioso
Entre la humanidad y la naturaleza, El mal no existe extiende el sendero sutil e impredecible del oscarizado Ryûsuke Hamaguchi (Drive my car). Un largo foco en los fenómenos naturales introduce el lugar agreste en que se sitúa la película, Mizubiki, un pueblo de unos pocos miles de habitantes en las afueras de Tokio: ramas, cielo, nieve, en planos que se desplazan y se detienen.
Takumi (Hitoshi Omika) y su hija Hana (Ryô Nishikawa), dos habitantes de la región, se pasean por esos exteriores majestuosos jugando a adivinar las especies de árboles a la vez que encuentran el esqueleto de un cervatillo que ha sido víctima de la caza.
Esa amenaza acallada se replica luego y de manera distinta en una reunión a puertas cerradas entre algunos lugareños (entre los que está Takumi) y dos representantes (Ryûji Kosaka y Ayaka Shibutani) de una empresa de talentos que pretende instalar un “glamping” tercerizado en la zona, camping “glamoroso” que supuestamente le traería beneficios a Mizubiki.
Los presentes no se engañan: el emprendimiento turístico podría contaminar irremediablemente las aguas subterráneas de la zona, y se lo hacen saber con argumentos tan firmes como educados a los desentendidos expositores sentados allí con sus notebooks, gráficos y estadísticas.
En ese debate de tensión creciente se manifiesta no solo el eje ecológico del filme sino el sello paradójico, hiperrealista y contenidamente humorístico del director japonés, que reduce la pugna entre democracia y capitalismo a una charla de municipio.
El dilema pronto expuesto es el del “equilibrio”, que parece imposible de alcanzar en el contraste inestable entre la responsabilidad y el deber cívicos y la ganancia corporativa. La situación se complementa con la siguiente, en donde los asistentes ya sensibilizados dialogan pantalla de por medio con el empresario detrás de escena (Yoshinori Miyata), que lanza eufemismos o ambigüedades para justificarse como “Un poco de contaminación no dañará el agua” o “No puedes obtener ventajas si aspiras a la perfección”.
Lejos de caer en un drama político-moral a lo Ken Loach o Laurent Cantet, Hamaguchi afronta el dilema del equilibrio con los recursos del cine y de la narración, desviando el filme hacia un acto de justicia acaso mucho más misterioso y sacrificial.
De allí el sugerente título del largometraje: si el mal no existe, ¿qué existe? ¿Es el capitalismo un equívoco, una farsa? ¿Hay algo más? La respuesta de Hamaguchi es una múltiple y nítida superficie.
Para ver “El mal no existe”
Japón, 2023. Guion: Ryûsuke Hamaguchi y Eiko Ishibashi. Dirección: Ryûsuke Hamaguchi. Con: Hitoshi Omika, Ryô Nishikawa y Ryûji Kosaka. Duración: 106 minutos. Clasificación: Apta para mayores de 13 años. Plataforma: Mubi.
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