La Voz del Interior @lavozcomar: El juego de las distorsiones: dólar soja, 3; cerdo, 0

El juego de las distorsiones: dólar soja, 3; cerdo, 0

Cuando en un sistema se introduce una distorsión para conseguir un efecto determinado, la alteración termina perjudicando a ese conjunto, cuyos componentes tienen relación entre sí.

Eso es lo que viene ocurriendo desde septiembre de 2022, cuando el Gobierno implementó por primera vez el “dólar soja”.

A partir de la decisión de estimular la venta del grano con un tipo de cambio diferencial que le permitiera obtener más reservas, los eslabones de la cadena agroindustrial que dependen de la oleaginosa sintieron fuerte el impacto económico, reflejado en la suba de los costos.

La producción porcina fue una de las actividades que sufrió ese golpe inicial, junto con la lechera y la avícola.

Empresarios del sector recuerdan que sólo por el aumento en el valor de la soja el costo de producción del capón subió en septiembre del año pasado 10%.

En ese momento, reconocen, el sobrecosto pudo ser absorbido por una actualización que tuvo el precio del animal en pie.

En diciembre, el arribo de la segunda versión del “dólar soja” ya desequilibró la balanza en las granjas.

La imposibilidad de cubrir el mayor costo en la alimentación, que representa el 70% del gasto total de producción y en el cual la soja participa con 30% a 32%, con mayor precio, obligó al Gobierno a implementar un plan de ayuda con aportes no reintegrables. Nada peor que corregir una alteración con más deformación.

La demora en el pago de la asistencia que también abarcaba a productores de leche y avícolas, en tiempos en los cuales la inflación pulveriza los pesos, lejos estuvo de tener un efecto compensador.

Todo lo contrario, porque en el caso de la producción de cerdo –según admiten propietarios de las granjas que solicitaron la ayuda– el pago de la asistencia nunca llegó.

“Hasta el momento, no hemos recibido la retribución. Ya llevamos cinco meses de atraso, y con suerte estaríamos cobrando el mes próximo”, admitió un productor de una granja cordobesa.

A diferencia de lo que ocurrió con los productores avícolas, quienes producen carne porcina tuvieron un límite en la ayuda: $ 4 millones por establecimiento, lo que equivalía a cubrir el diferencial mensual del precio de la soja para una granja de 400 madres.

Si se tiene en cuenta que la suba del índice de precios al consumidor entre diciembre del año pasado y junio próximo podría superar el 40%, los productores de cerdos recibirían un poco más de la mitad del dinero previsto, ajustado por inflación.

La llegada del “dólar soja 3″, durante el presente mes, no tomó por sorpresa a la actividad porcina, pero tampoco la motivó a volver a solicitar la ayuda. Todo a pesar de que el tipo de cambio diferencial incidirá durante mayo con un aumento de 10% en el costo de producción del capón.

“Ni siquiera lo hemos contemplado (pedir la ayuda); ¿para qué?”, se preguntó con resignación el productor.

Durante abril, el costo de producción del kilo de cerdo en una granja intensiva fue de alrededor de $ 354 pesos, 6% más que en marzo. En materia de precios, la actualización mensual rondó el 7%, con un valor en pie para el capón de $ 372 por kilo.

Si bien la demanda de carne de cerdo sigue muy firme, traccionada en su mayoría por los cortes para consumo fresco (el otro es de embutidos y fiambres), el interrogante será hasta cuándo podrán subir los precios al mostrador.

Las restricciones impuestas a las importaciones debido a la falta de dólares también amenazan con afectar la competitividad y la eficiencia en los establecimientos productores de cerdo.

Las dificultades para traer del exterior, por ejemplo, la vacuna que permite la castración inmunológica de los cerdos machos, le ha quitado eficiencia y bienestar animal al manejo de esta categoría.

Es que en muchos casos las granjas se vieron obligadas a volver al procedimiento quirúrgico, con las demoras y los riesgos que ese tipo de cirugía representa en poblaciones confinadas.

En la industria frigorífica vinculada al cerdo, el cepo cambiario dispuesto por el Banco Central también limita los márgenes de maniobras.

En condiciones normales, los stocks de insumos importados (tripas celulósicas y colágenos, entre otros) se manejan con un período de seis meses; ahora el margen de disponibilidad se redujo a 15 días, lo que pone en riesgo la producción de algunas líneas de productos.

Todo en un escenario en el cual las distorsiones hacen que algunos eslabones pierdan por goleada.

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