El jardín del deseo, lo nuevo de Paul Schrader
Cineasta de la redención y de la expiación en tiempos violentos, Paul Schrader le dio un nuevo impulso a su trabajo a través de las formidables El reverendo (2017) y El contador de cartas (2021), a las que la recién llegada El jardín del deseo se les suma para completar un tríptico consagratorio. El tan lejano como paradigmático guion de Taxi Driver que Schrader escribió para Scorsese vuelve a vibrar en esta historia situada en el inmediato presente, no menos confrontativo que el de aquella álgida década de 1970.
El caos, sin embargo, permanece aquí en gran parte relegado, como evidencia el podado, geométrico y lujoso jardín en el que trabaja diariamente el contenido Narvel Roth (Joel Edgerton), empleado bajo las órdenes de la aristocrática Norma Haverhill (Sigourney Weaver).
Las pintorescas flores, macetas y plantas son al mismo tiempo una fachada que encubre el turbio pasado del protagonista, y que una escena breve en la que él exhibe su torso tatuado de calaveras y cruces esvásticas deja entrever junto con flashbacks en que se lo muestra ejerciendo de mercenario. La conexión con ese reprimido momento de su existencia se ve forzado a salir a la luz cuando Haverhill le encomienda a Narvel que inicie a la jardinería a su sobrina nieta Maya (Quintessa Swindell), quien arrastra igualmente un prontuario marginal.
Narvel intenta adoctrinar moralmente a Maya sobre los pormenores del arte botánico (“arrancamos las malas hierbas”) sin poder dejar de involucrarse con la situación de un novio de ella vinculado a las drogas que la agrede. El ánimo de vendetta hará emerger de nuevo el lado miliciano de Narvel, que en la segunda mitad de la película compondrá con Maya un dúo tenaz de road movie.
Aunque acalladas, las connotaciones coyunturales de El jardín del deseo son obvias y hasta panfletarias: Schrader elige la trascendencia romántica y el amor entre contrarios para elevarse por sobre las mafias criminales y la manipulación de los ricos. El orden botánico que pone en práctica el fascista recuperado Narvel es en efecto equivalente a los planos amplios, pulcros y minimalistas que esgrime Schrader, y así toda su alegoría del jardín oficia de rehabilitación ascético-religiosa.
Todo esto sería puramente embarazoso si Schrader no filmara con una compasión crepuscular que dota a sus personajes de un sincero encanto, además de deslizar un candor de rebeldía atípica en un filme en el que apenas se oyen disparos.
Para ver “El jardín del deseo”
EE.UU., 2022. Guion y dirección: Paul Schrader. Con: Joel Edgerton, Sigourney Weaver y Quintessa Swindell. Duración: 111 minutos. Clasificación: Apta para mayores de 13 años. En cines.
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