El Evangelio de hoy, martes 4 de junio de 2024: “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”
En el Evangelio de hoy, se narra cómo los escribas y fariseos intentar hacer caer a Jesús con una pregunta capciosa, política. El anterior Papa, Benedicto XVI, propuso la siguiente reflexión para el pasaje: “Si en las monedas romanas estaba impresa la imagen del César y por eso a él se le debían dar, en el corazón del hombre está la huella del Creador, único Señor de nuestra vida”.
“Según el célebre dicho de Jesús: ‘Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios’. Por tanto, la auténtica laicidad no es prescindir de la dimensión espiritual, sino reconocer que precisamente esta dimensión, radicalmente, es garante de nuestra libertad y de la autonomía de las realidades terrenas, gracias a los dictados de la Sabiduría creadora que la conciencia humana sabe acoger y realizar”, expuso el anterior Pontífice el miércoles 17 de septiembre de 2008.
En la misa, la liturgia de la Palabra es uno de los momentos centrales de la celebración. En este punto, se leen los pasajes de la Biblia que permiten adentrarse en las enseñanzas de Jesucristo. Compartimos los textos del martes 4 de junio de 2024 publicados por el sitio web del Vaticano.
Liturgia del 4 de junio de 2024: Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro
2 Pedro 3, 12-15. 17-18
Hermanos: Piensen con cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos.
Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por lo tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin mancha ni reproche, y consideren que la magnanimidad de Dios es nuestra salvación.
Así pues, queridos hermanos, ya están ustedes avisados; vivan en guardia para que no los arrastre el error de los malvados y pierdan su seguridad. Crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. A él la gloria, ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
Evangelio del día: 4 de junio de 2024
Lectura del santo evangelio según san Marcos
Mc 12, 13-17
En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos le enviaron a Jesús unos fariseos y unos partidarios de Herodes, para hacerle una pregunta capciosa. Se acercaron, pues, a él y le dijeron: “Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa lo que diga la gente, porque no tratas de adular a los hombres, sino que enseñas con toda verdad el camino de Dios. ¿Está permitido o no, pagarle el tributo al César? ¿Se lo damos o no se lo damos?”
Jesús, notando su hipocresía, les dijo: “¿Por qué me ponen una trampa? Tráiganme una moneda para que yo la vea”. Se la trajeron y él les preguntó: “¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?” Le contestaron: “Del César”. Entonces les respondió Jesús: “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Y los dejó admirados.
4 DE JUNIO, SAN FRANCISCO CARACCIOLO: “el Santo de la Eucaristía”
Según la página oficial del Vaticano, el Santo del día es una reseña diaria de los santos guardados en la memoria de la Iglesia. En esta sección encontrarás las historias, anécdotas y milagros realizados por estas figuras de vida cristiana a lo largo de distintas épocas y lugares del mundo.
Hoy la Iglesia recuerda a San Francisco Caracciolo. “Preciosa sangre de mi Jesús, eres mía, y por ti y sólo por ti espero salvarme. ¡Oh, sacerdotes, esforzaos por celebrar la misa todos los días y embriagaos con esta sangre!”. Francesco Caracciolo es llamado “el Santo de la Eucaristía” por su amor por “Jesús, pan de vida”.
Desde joven nació su vocación, cuando todavía vivía con su noble y rica familia en Villa Santa María, cerca de Chieti, Italia. Desde pequeño también ama a la Virgen, a la cual honra vistiendo el hábito del Carmelo, recitando el rosario y ayunando todos los sábados.
A los 22 años, una forma de elefantiasis desfiguró todo su cuerpo. El santo prometió renunciar a las riquezas terrenales para siempre a cambio de curarse, y así fue: dos años después fue ordenado sacerdote. Pidió formar parte de “la Compañía de los Blancos” para asistir a los condenados a muerte y a los convictos del hospicio de los Incurables en Nápoles.
En el año 1588 un hombre llamado Juan Adorno, dispuso fundar una comunidad religiosa que dedicara la mitad del tiempo a la oración y la otra mitad al apostolado. Para esto mandó una carta a un tal Ascanio Caracciolo, pidiéndole consejos acerca de este proyecto y proponiendo su colaboración. Los que llevaban la carta se equivocaron de destinatario y se la entregaron a san Francisco Caracciolo. Él, al leerla supo que la comunidad propuesta era lo que él había deseado por muchos años y junto con Juan Adorno fundaron la nueva congregación luego de 40 días de retiro espiritual en un monasterio.
San Francisco añadió a los tres votos -pobreza, castidad y obediencia- un cuarto voto que consistía en rechazar cualquier beneficio y cargo eclesiástico. Al morir su compañero, fue nombrado superior general de la Congregación.
Poseía el don de curaciones. Muchas veces con la señal de la cruz devolvía la salud a los enfermos. Fundó una gran casa religiosa en Nápoles, que pronto se llenó de nuevos religiosos. Fundó también casas en Madrid, Valladolid y Alcalá en España. Sin embargo, en 1607 renunció a todos sus cargos y se dedicó a la oración y a la meditación. En su habitación lo encontraron varias veces en el suelo, con los brazos en cruz, en éxtasis, orando y mirando al crucifijo absorto.
Las personas lo llamaban “El predicador del amor de Dios” porque predicaba constantemente la misericordia que Dios tiene con los pecadores. Además, como de pequeño, era fiel devoto de la Santísima Virgen.
Sobre todo, promovió el culto de la Eucaristía estableciendo que los estudiantes de la Orden se turnaran en la Adoración del Santísimo Sacramento. No se cansaba de exhortar a otros sacerdotes a esta práctica también, exponiendo el Santísimo Sacramento cada primer domingo de mes.
Comenzó a sentirse enfermo el 1 de Junio, esto hizo que le mandara una carta a sus hermanos pidiéndoles que sean fieles a la regla. Luego de comulgar y recibir los sacramentos exclamaba “Vámonos, vámonos”. Uno de los presente le preguntó: “¿A dónde quieres ir Padre Francisco?” y él respondió: “¡Al cielo, al cielo!”
El 4 de junio de 1608, murió santamente después de haber invocado a los santos Miguel, José y Francisco de Asís. Tenía apenas 44 años. Su cuerpo, después de muerto despedía suaves fragancias que por tres días llenaron aquel recinto. Fue canonizado por Pío VII en 1807.
Oración a San Francisco Caracciolo
Oh Dios, Tú has conducido a San Francisco Caracciolo por el camino de la perfección, en la humildad y en el servicio hacia los hermanos, sustentados por una profunda Fe y grandísima Esperanza en los méritos infinitos de tu Hijo, Muerto y Resucitado, y en la fuerza transformante del Pan Eucarístico.
Nos concedas, que lo veneremos como modelo de vida, consagrada a tu Amor, para ser testimonio creíble, a través de una vida transformada por el Espíritu.
Haz que redescubramos la importancia de fijar la mirada sobre el Crucifijo y la necesidad de recurrir, frecuentemente, a la fuerza del Sacramento de la eucaristía, celebrada y adorada, para que, fortificados por tu Gracia, podamos volvernos como el “Buen Samaritano” para todos los hermanos que encontramos sobre nuestro camino.
A lo largo del camino, nos tome de la mano la Virgen María, Madre de tu Hijo y nuestra Madre, que San Francesco Caracciolo tanto quiso y de quien experimentó su potente Protección.
Amén.
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