El DT cordobés que pisa firme en el fútbol femenino y es seguido por equipos de Primera Nacional
Ser entrenador en el fútbol de Córdoba y trascender no es una tarea sencilla. Los caminos a veces suelen estar lleno de piedras, que no permiten el crecimiento.
Algunos bajan los brazos. Otros, buscan otras rutas alternativas con el sueño de llegar al fútbol profesional.
Maximiliano Luján, a sus 37 años, ha logrado edificar una carrera como técnico que ya lo posiciona ante los ojos de clubes del fútbol profesional. Que ven un entrenador con potencial, con trabajo y dedicación.
Aunque lo suyo ha sido una tarea de hormiga, desde las bases.
Actualmente, es el DT de la Primera División de fútbol femenino de Belgrano, donde logró acompañar el crecimiento deportivo e institucional del Pirata en ese sentido.
El Celeste hoy se codea con Boca y River en la máxima divisional, gracias a una enorme tarea de muchos años, desde la misma Liga Cordobesa, atravesado también por la profesionalización.
Luján viene desde ahí, con un pasado como jugador en Las Palmas y también en la primera local de Belgrano, que es el club “que le cambió la vida” como él mismo lo dice.
Oriundo de barrio Los Plátanos, transitó una carrera de muchos sacrificios que lo han depositado hoy en un lugar importante. Siempre con el fútbol como motor, sea en la categoría que sea.
“Todo lo que fue la primaria y la secundaria, competí en la Lifi y Lifus, con mi colegio, el Pio X. Hasta los 12, 13 años siempre jugué en ligas barriales. Ahí decidí empezar a jugar en Las Palmas. A los 17 ya debuté en Primera, cuando todavía iba a quinto año en el colegio. En Las Palmas, en el 2008, empecé a trabajar en la escuelita de fútbol. Adentro mío siempre estuvo el DT. Si bien lo hacía para tener un ingreso más, mientras estudiaba Comunicación Social. También trabajaba en el reparto de una pescadería. Y el club me dio la posibilidad de trabajar en la escuelita y empecé a sentir esa vocación por educar… También tenía el gen de DT por mi viejo Osvaldo, que fue técnico amateur toda su vida y nunca pudo desarrollar su potencial. Por él viene también todo esto”, destaca Luján ante La Voz.
Lentamente, el jugador empezó a quedar atrás porque el técnico se lo fue devorando.
“En el 2012 pasé a Atalaya, a jugar el Argentino y se hace obligatorio el fútbol femenino en Liga Cordobesa. Ya tenía cuatro años de estar en las escuelitas como DT y sentí esa necesidad de dirigir en una competencia, por los puntos. Por intermedio de unas amigas, que me ayudaron mucho, armamos el femenino de Atalaya. Fue una campaña espectacular, donde terminamos quintos”, recuerda.
Allí, “Maxi” empezó a involucrarse en el particular mundo del fútbol femenino.
“Ahí ya empecé a trabajar en el fútbol femenino en las canchas de Liga Cordobesa. Dirigía a las chicas y jugaba en Atalaya. Siempre fui siguiendo las corazonadas y me fue ganando el técnico al jugador. En diciembre de 2012 me llama el ‘Nene’ Solazzo (reconocido entrenador de Belgrano). La primera vez le corté, porque pensé que era un chiste. Belgrano buscaba salvarse del descenso y fui como jugador para la LCF. Tuve que dejar mi trabajo y me prometieron Daniel Primo y ‘Fede’ Bessone, que estaban en la coordinación, que iban a darme una categoría para dirigir. Ya sabían que era DT y tenía la vocación. Al poco tiempo me dieron la chance de dirigir a las chicas de Belgrano, empecé a ser empleado del club. Lloramos con mi vieja, que es hincha del Pirata, cuando me dieron la noticia. Fue en 2013″, rememora.
En todo ese camino en Belgrano, también tuvo la suerte de acompañar su formación como DT dirigiendo en inferiores de AFA. Algo que lo fue moldeando.
“En 2014/15 hice el curso de técnico y empecé a dirigir varones en AFA. Arranqué con Novena. Dirigí también Cuarta de AFA, armamos un selectivo. Venía mi carrera orientada al fútbol masculino. Empecé a dirigir en el interior, en el Bochas Sport de Colonia Caroya. Y en 2022 había arrancado el año normal, con Novena de AFA. Y Enrique Borelli (coordinador del Pirata) me dice, mañana tenemos una reunión con el ‘Luifa’ Artime. La entrenadora Daniela Díaz se había ido a River y el club me pidió que dirija las chicas. Ahí empezó este proceso y el regreso al fútbol femenino”, destaca.
Este “regreso” de Luján al fútbol femenino vino acompañando de grandes logros: el ascenso de Belgrano a Primera División, el Gigante de Alberdi repleto de hinchas viendo a las Piratas y un aterrizaje en la máxima categoría con seguridad.
Hoy, Belgrano es un equipo de punta, compitiendo de igual a igual con los mejores equipos femeninos del país, con Luján a la cabeza.
“En el año 2022 logramos el ascenso a Primera, con la profesionalización de las chicas, que era el desafío y la responsabilidad más grande. Para la institución era un esfuerzo muy importante. La dirigencia depositó mucha confianza en mí. Gracias a Dios pudimos lograr el objetivo. Después, clasificamos a la Copa Federal, eliminando a Racing, San Lorenzo y Central, perdiendo la final con River en cancha de Platense. El año pasado, hicimos pie en la categoría, aprendimos mucho. Y en la Copa de la Liga, en una zona difícil, logramos la clasificación, llegamos a la final que perdimos con Boca. En este torneo que acaba de terminar, en 2024, terminamos en el cuarto lugar detrás de Boca, Racing y River, haciendo un gran proceso. Sosteniendo una base, incorporando jugadoras. Las chicas han crecido, han aprendido a competir, se han ganado un respeto en tan poco tiempo en Primera, que es digno de admirar… Yo siento que estoy evolucionando siempre, en crecimiento. Me apoyo mucho en tipos como Enrique Borelli y Rubén Olivera, que tienen un enorme conocimiento. Me gusta escuchar y aprender de todos”, destaca “Maxi”.
Obviamente, este buen presente de Belgrano lo ha posicionado como un entrenador joven de proyección. Que es seguido por algunos equipos masculinos de B Nacional, algo que manejan sus representantes.
Aunque “Maxi” es feliz en el Pirata y en el fútbol femenino, la chance de crecer está presente como un gran anhelo.
“Yo trabajo todos los días en Belgrano, desde hace más de 11 años, como si me fuera a quedar a vivir. Me entrego por completo. Lo hago con la misma pasión y compromiso del primer día. Pero también sé que las cosas pueden cambiar de un día para el otro. La profesión nuestra es así. Uno trata de estar preparado para el futuro y tengo un cuerpo técnico armado para una eventual ocasión, si me toca salir. Mi prioridad número uno es mi hijo Mateo (en neuro-rehabilitación, por una lesión cerebral de grado 4). Mi representante me comentó de posibilidades de otros lados. Pero por Mateo decidí quedarme hasta fin de año en Córdoba y acompañar su proceso de rehabilitación, estando cerca de él. También sé que en el fútbol los resultados mandan y si tenemos un mal torneo y me toca salir, tengo que estar preparado para cualquier situación. Yo estoy muy bien en Belgrano. Son muchos años acá. Cuando tuve chances de equipos de B Nacional, dije que mi prioridad eran mis hijos. Pero si en algún momento me toca emigrar, será para darles una mejor calidad de vida a ellos. Uno intenta estar preparado, tener un cuerpo técnico armado. Si me toca quedarme en Belgrano, sería muy feliz y agradecido. Belgrano me cambió la vida. Lo que tenga que venir, se verá”, completa “Maxi” Luján, un entrenador cordobés que en base a esfuerzo y dedicación se está haciendo un nombre. Alguien que fue abriendo puertas y encontrando caminos donde otros veían obstáculos.
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