La Voz del Interior @lavozcomar: El cuarteto de la calle: historias de artistas que se ganan la vida en la peatonal

El cuarteto de la calle: historias de artistas que se ganan la vida en la peatonal

Es indiscutible que el cuarteto es el folklore de Córdoba, más allá de lo que puedan decir los puristas de la música. Una simple recorrida por las calles del centro de la ciudad muestra una realidad incontrastable: la mayoría de los artistas callejeros que se proliferan en el espacio público tienen al tunga-tunga como leitmotiv característico.

Si bien la pandemia hizo que muchos de los cantantes y músicos ambulantes atravesara por un momento complejo y en muchos casos tuvieran que reconvertir su oficio para subsistir, la mejora de la situación sanitaria y la flexibilización de las restricciones hizo que regresaran y en mayor número.

Es que, como se dice habitualmente, la calle está dura. Las peatonales volvieron a mostrar el gran movimiento de otras épocas y la posibilidad de tener un público cautivo allí es una situación inmejorable para muchos artistas que de esta forma vieron la posibilidad se “ganarse el mango” todos los días.

Hay un denominador común entre estos hombres y mujeres que alegran y emocionan a tantos cordobeses diariamente: prácticamente todos han vivido historias de superación gracias a la música. Cantar en la calle es su sostén económico y también emocional.

Martín

El Grillo, un precursor

Si hay alguien que es referente en esto de cantar cuarteto en la calle, ese es Iván, más conocido como “el Grillo”. Después de estar por un tiempo en la esquina de la Plaza San Martín, ahora se lo puede ver en el Mercado Norte, un centro neurálgico cada vez más pintoresco.

Este personaje muy querido, que siempre aparece con su sombrero característico, una especie de piluso pero más estilo inglés, es artista callejero hace más de tres años y se considera casi un precursor de la movida cuartetera, ya que canta tunga-tunga hace una década.

“Me di cuenta de que la plata no me hacía feliz y elegí luchar por mi sueño con la bandera del cuarteto bien en alto. Es que el cuarteto se vive en la calle y no es solamente la canción, sino el mensaje que dejamos”, resume.

El

“Me encontré con los bailarines de la peatonal, y decidimos comenzar a difundir el folklore de Córdoba juntos”, cuenta sobre la unión que se generó con otros dos personajes populares que se ganaron el corazón de la gente y que en su momento llegaron hasta el mismísimo baile de la Mona en el Sargento Cabral.

Después de estar un tiempo en Carlos Paz y hacerse virales con un video bailando bajo la histórica nevada de junio, Jorge y Marcela están de vuelta en Córdoba. Y con “el Grillo” generan una propuesta casi imbatible.

El

“A pesar de la crisis, el más humilde también se acerca y siempre deja lo que puede. Incluso la gente que vive en la calle. Esa persona que puso diez pesos puso todo lo que tenía y eso te llena el corazón”, asegura, después de cantar un tema de Rodrigo, quien seguramente se emocionaría de saber que una canción suya es banda de sonido en una ciudad que, en su momento, también le dio un poco la espalda.

“Tuvimos que frenar seis meses por la pandemia y después salimos porque esta es nuestra salida laboral. La gente nos banca y nos dice que el cuarteto les levanta el ánimo”, dice Iván, que señala que se refugió en Dios en los momentos más difíciles. Ahora, lanzó sus propios temas con un tinte espiritual. ¿Se viene el cuarteto cristiano?

Grillo

El otro Ulises

Otro de los personajes muy reconocidos es Franco, conocido por todos como “Ulises Malo”, quien justamente compartió “escenario” con el Grillo por un buen tiempo a fines de 2019.

Su historia es conocida por muchos, pero vale la pena recordarla: Franco tiene la misma barba, lentes, gorra, una cara muy similar y hasta varios tatuajes iguales que el famoso cantante. Sin embargo, lo más llamativo es cómo llegó hasta allí a partir de un meme.

“Hace varios años ya tenía un look muy parecido, era vendedor ambulante y la gente me bautizó como ‘Ulises Malo’. Al tiempo, apareció una foto mía en las redes sociales que decía ’Ulises después del robo vendiendo lentes en la peatonal’. Se hizo viral y hasta me hicieron notas en la radio”, recuerda Franco, sobre aquel recordado robo en la casa de Bueno en un barrio cerrado de Mendiolaza.

De alguna manera, su suerte estaba echada y fue cuestión de animarse a cantar aprovechando el parecido y boom de popularidad de Ulises. “Al principio, costó un poco ganarse el cariño de la gente. Es algo tan gratificante… Es increíble que algunos artistas no lo valoran”, narra Franco sobre sus comienzos.

Ulises malo imitador de Ulises bueno
Cantante cuarteto callejero en calle San Martin
Foto Jose Gabriel Hernandez

La vida y sus creencias lo llevaron a darse cuenta que esa podía ser una salida laboral. Incluso, el mismo Marcos Farías, representante de Ulises, le ofreció trabajo como doble. “Lo rechacé porque no me gustaba la idea trabajar en la noche”, cuenta. Eso sí, conoció a Bueno y hasta se subió a cantar con él en algún baile.

También hizo temporada el último verano en Carlos Paz y llegó al teatro de la mano de Camilo, el humorista que protagonizó un gran crecimiento en los últimos años. Aunque no le gusta que le digan imitador, lo cierto esto que comenzó como un hobby ya se convirtió en un trabajo: hace rato que lo contratan para eventos y shows privados.

En la época de pandemia, se las rebuscó como vendedor, haciendo changas y algunas “gorras virtuales” en las redes, la salida con la que muchos pararon la olla por un tiempo. Pero sobre todo se abrazó a su fe, esa misma que movió montañas para creer que podía cumplir su sueño.

Ulises malo imitador de Ulises bueno
Cantante cuarteto callejero en calle San Martin
Foto Jose Gabriel Hernandez

La Gaby, una luchadora

Ella es prácticamente la única mujer que se escucha cantar cuarteto en las calles de Córdoba, lo cual en estos tiempos de empoderamiento femenino es todo un símbolo. Es Gabriela Hernández, aunque todos la conocen como “la Gaby” y la podemos ver en la esquina de 9 de Julio y San Martín, allí donde el trajín de los transeúntes es bien intenso.

Hace unos tres años que está por ahí, alegrando las tardes, muchas veces con su hijo Agustín (4) dando vueltas. “Él creció acompañando la música, que se convirtió en una fuente laboral indispensable para mí. Es lo que nos permite salir adelante porque Agus tiene un problema de salud, nació con una malformación y necesita cirugía y tratamientos médicos para seguir viviendo”, detalla la “Gaby”.

Gabriela Hernández canta en San Martín esquina 9 de Julio y denuncia hostigamiento de algunos comerciantes de la zona. La música es su fuente laboral para mantener a su hijo Agustín.
Foto: José Gabriel Hernández

Aunque puede cantar varios estilos musicales, el cuarteto es lo que más la conmueve a ella. “Esta música transmite mucha alegría y mucha emoción, no se compara con otras”, asegura.

Luego, se anima a contar su propio padecer. “Hace unos años me diagnosticaron lupus y me quedé sin trabajo. No puedo trabajar en cualquier lado porque tengo problemas de huesos, de corazón, es un proceso delicado. La música me salvó la vida de alguna manera”, resume.

A pesar de su lucha diaria, Gabriela cuenta que está recibiendo el hostigamiento de comerciantes y propietarios para que deje de cantar allí. “Estamos corriendo riesgo de que nos saquen, hay personas que nos denunciaron por hacer música”, afirma junto a Carlitos, el reconocido cantante no vidente que también muestra lo suyo en esa zona.

Esta no es una problemática nueva para los artistas callejeros, que en la mayoría de los casos cuenta con permisos municipales que son renovados permanentemente por el ente correspondiente.

El Fama, un agradecido

El recorrido termina en un lugar que se volvió emblemático para el cuarteto en los últimos años: el monumento a Leonor Marzano en la peatonal San Martín. Allí se ubica Martín Peralta o “el Fama” para todos los que pasan por esa zona y no pueden dejar de mirarlo y escucharlo.

A pesar de que hace poco menos de dos años que es artista callejero, este pequeño gran cantor oriundo de barrio Quintas de San Jorge ya se ganó el corazón de la gente. Claro, el detalle es que el “Fama” es una persona con enanismo y además ciega, aunque tiene un resto visual en el ojo derecho.

El

“Esto de la música viene de hace mucho, pero empecé acá en octubre 2019 cuando conocí a mi pareja y ella me empezó a acompañar al centro. Después vino el parate por la pandemia y hubo que rebuscársela. Ahora hace tres meses que volví y estoy muy feliz”, resume Martín.

Consultado por lo que lo mueve a estar ahí, es contundente: “Lo hago por las dos cosas, por el dinero y por amor al cuarteto y a la música. La realidad es que con la pensión que cobro no me alcanza”, detalla, marcando una realidad que viven tantas personas con discapacidad.

Si hay algo que destaca al “Fama” y al resto de los artistas callejeros es su agradecimiento y su perseverancia: “Le agradezco mucho a la gente por el cariño y la colaboración. La música es terapia y te saca un rato de todo lo malo”, dice. Y remata con un humilde sueño que parece de otros tiempos y alejado de las grandes ambiciones de otros artistas: “Poder grabar un CD para vender acá en la peatonal”.

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