La Voz del Interior @lavozcomar: El acuciante problema de la pobreza

El acuciante problema de la pobreza

En la primera semana tras el balotaje, el interés público se ha concentrado en dos puntos centrales de la futura gestión del presidente electo Javier Milei: qué medidas económicas anunciará apenas asuma y, por consiguiente, cómo se integrará el equipo ministerial correspondiente; y cómo construirá, diálogo mediante, un acuerdo de gobernabilidad para que ese programa avance en el Congreso, donde los bloques de La Libertad Avanza serán minoritarios.

Sin dudas, Milei es consciente de ambas cuestiones, y en numerosas entrevistas periodísticas se esforzó en explicar, si no las medidas concretas que se instrumentarán en el corto plazo, los principios éticos y filosóficos bajo los cuales se tomarán las decisiones.

Dijo, por ejemplo, que habrá un fuerte recorte del gasto público para eliminar el déficit fiscal, pero que al ajuste no lo pagará la gente. Si se observa con detenimiento la situación socioeconómica del país, esta premisa se vuelve capital.

Medida en términos monetarios, en el primer semestre del año la pobreza alcanzaba al 40% de la población. Producto de la aceleración inflacionaria de los últimos meses, es previsible que ese porcentaje haya aumentado en este segundo semestre. En concreto, podría acercarse al 50%.

Recordemos que la inflación encarece demasiado el costo de las canastas básicas que se usan para determinar las líneas de pobreza y de indigencia. En el trimestre agosto-octubre, la inflación fue del 37,2%. Si la proyectamos anualmente, el resultado se acerca al 350%.

En consecuencia, la futura administración no sólo tiene que evitar una hiperinflación, sino que también debe lanzar un plan antiinflacionario muy potente, ya que además tendrá que liberar gradualmente la inflación reprimida si quiere poner en marcha un plan de estabilización macroeconómica.

La pobreza es un drama acuciante, cuya solución necesita de estabilidad y de expansión de la economía, pero también de una amplia serie de políticas sociales concurrentes. Todo ello, vale subrayarlo, pensado en el largo plazo, que es donde se obtienen resultados duraderos.

Porque una gran parte de la pobreza argentina es estructural, lo que establece un piso muy alto, imposible de perforar en momentos de estabilidad o “rebote económico”. En medio de la convertibilidad (1995), tuvimos tanta pobreza como en el mejor momento del gobierno de Macri, 22 años después: un 25%.

Esa pobreza estructural es multidimensional. Afecta a personas con numerosas necesidades básicas insatisfechas: condiciones negativas de vivienda y de hábitat; bajo nivel educativo; acceso restringido a servicios de salud y a puestos laborales de calidad, etcétera.

Por supuesto, si midiésemos la pobreza con un esquema que tuviera en cuenta, además de los ingresos, estos factores, el resultado sería incluso mayor al actual. De hecho, este año empezó a llamar la atención la proporción de trabajadores formales que se ubican debajo de la línea de la pobreza.

Por si no se entiende, a una parte importante de la población, conseguir un empleo formal no le alcanza para dejar de ser pobre. Muchas cosas deberán cambiar en el país si de verdad queremos transformar esa injusta realidad.

https://www.lavoz.com.ar/opinion/editorial/el-acuciante-problema-de-la-pobreza/


Compartilo en Twitter

Compartilo en WhatsApp

Leer en https://www.lavoz.com.ar/opinion/editorial/el-acuciante-problema-de-la-pobreza/

Deja una respuesta