El 2-1 de Talleres a Argentinos: cambió a tiempo, ganó y apunta alto
El camino del protagonismo no será fácil. Talleres lo sabe. Ya lo había perdido en la versión de Javier Gandolfi en la Copa de la Liga pasada, en la que la forma determinó los malos resultados. Ahora, en modo Walter Ribonetto, la “T” va construyéndose de a poco. Con certezas y superando limitaciones en el mismo partido.
La victoria 2-1 conseguida ante Argentinos Juniors lo mostró perdidoso hasta los 37 minutos del complemento y terminó revirtiendo todo en sus tres avances finales. Con un rival arrinconado contra su arco a partir del ingreso de Rubén Borra, un imprescindible que tiene Talleres.
Fue un partido de lecciones para Talleres. La primera, le costó aprenderla casi un tiempo. Cuando la rotación (seis cambios: Vigo, Mantilla, Miguel Navarro, Juan Portillo, Alejandro Martínez y Valentín Depietri por Benavídez, Catalán, Suárez, Marcos Portillo, Rubén Botta y Girotti) impone un nuevo equipo como el del inicio ante Argentinos, el valor clave es la paciencia. Y la perdió rápido.
Talleres quiso hacer todo a la misma velocidad, la prioridad de juego que debía ser Depietri se perdió d entrada y la pelota pasó a poder de los laterales y de los volantes centrales. Nahuel Bustos no la tocó en el primer tiempo y Ramón Sosa tuvo algunas intervenciones, al igual que las de Alejandro Martínez, sin profundidad ni final.
La segunda fue que cuando vuelve un árbitro como Fernando Espinoza –casi tres años después, por haber estado muy cuestionado duramente por la directiva– hay que cuidarse hasta en los mínimos detalles. El juez avisó cuando evitó dar claramente una ley de ventaja ante un ataque que prometía mucho para Talleres. Miguel Navarro, uno de los debutantes, fue abajo como seguramente lo hace desde siempre, Gastón Verón aviso un mínimo impacto y el juez más el VAR dieron penal.
A los 29 minutos de juego, Argentinos se puso en ventaja, en la primera vez que había pisado el área. El partido se hizo muy cuesta arriba, aunque Talleres siguió siendo el dueño de la pelota, pero sin llegar.
La tercera lección fue para Walter Ribonetto. El equipo no puede jugar sin Botta, aunque haya que cuidarlo. Con el 20 en la cancha, todo tuvo orden y con el ingreso del doble 9 que formaron Federico Girotti y Gustavo Bou se sumaron referencias para poder agredir al rival.
No es poco lo que se le viene a Talleres. Llegarán fechas exigentes y en la que habrá que jugar en pocos días, cuando la fase regular empieza a promediar. Este lunes, a las 19.15, el primer equipo chocará con Barracas Central, en el Tomás Ducó. El Guapo tiene ocho unidades, está expectante y se trata del equipo del presidente de la AFA, Claudio Tapia.
Después, será el turno de asumir el clásico ante Belgrano. La Liga lo programó para el sábado 24, a las 22, en el Julio César Villagra, pero el Gobierno de Córdoba pidió que se traslade al domingo o al lunes, para evitar coincidir con el espectáculo de Carlitos “la Mona” Jiménez, que será en el Kempes a la misma hora que el clásico para evitar el cruce de hinchas en el baile o yendo de un lugar al otro. El sábado 2 de marzo, a las 21.30, será local de River (11 puntos), el campeón de la Liga Profesional, actual líder de la Zona A y el rival de la final de la Supercopa Internacional, el 16/6.
Mientras tanto, la “T” festeja un gran triunfo tras una gran reacción.
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