Eid al-Fitr, la recompensa del ayuno
Dios, glorificado y exaltado sea, ha legislado los actos de adoración y ha hecho que su cumplimiento sea un deber obligatorio y parte de su sabiduría. Ha dado a sus siervos muchas recompensas para que se regocijen; algunas en este mundo, que les hacen sentir el placer y el disfrute de la adoración, y otras en el Más Allá, que los creyentes obtendrán una vez que se hayan ido de este mundo y se encuentren con el Todopoderoso.
Eid Al-Fitr, la fiesta de la culminación del ayuno, es la mayor recompensa que tiene el ayunante y es el premio al esfuerzo dispensado durante un mes completo lleno de devoción y adoración.
Los rituales de Eid Al-Fitr comienzan con ir a la mezquita bien temprano. Las multitudes de fieles participan en la realización de la oración y los Takbirs del Eid, mientras los minaretes resuenan en todas partes con los maravillosos sonidos, recordando las gracias del Señor del Universo a sus siervos. A su vez, los siervos llenan el mundo de pura magia religiosa, otorgándole a la festividad su propio sabor y convirtiéndola en una hermosa lección de fe, en la que las almas y los espíritus trascienden la atmósfera de alegría, bondad y regocijo.
El profeta Muhammad instó a todos los musulmanes a que asistan y participen en la oración del Eid, incluso a aquellos que no pueden realizar la oración por una excusa legítima, que estén presentes y compartan la alegría de ese día. Eid al-Fitr contiene miles de lecciones, sabiduría y sermones, y hay tanto esplendor y satisfacción en él que nos deja agradecidos por la grandeza del Creador.
En una de sus narraciones respecto del ayuno, el profeta Muhammad nos señala que los musulmanes viven dos momentos especiales. Uno es cuando concluye el ayuno; el otro, cuando el creyente se encuentra con su Señor, quien le recompensa inmensamente por haber ayunado y dejado de lado los placeres mundanales durante 30 días sólo para acatar la orden de Dios, pero también para sentir y vivir lo que sienten los desamparados que muchas veces no consiguen su alimento diario y pasan días sin comer. Esa actitud empuja indefectiblemente al musulmán a ser solidario y generoso con los más necesitados y hasta olvidados por la sociedad.
En esta oportunidad, extendemos nuestras felicitaciones a la comunidad islámica de la República Argentina por la culminación del ayuno y nuestras súplicas al Todopoderoso para que siempre haya paz y alegría en nuestro país.
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