Eficacia y qué más: por qué goleó Belgrano en Mendoza
Una actuación para ilusionarse. Un triunfo sin discusión. Una goleada que apuntala por todos los costados. Es lo que Belgrano consiguió anoche en Mendoza porque le ganó 3-0 a Gimnasia, lo dejó fuera de la pelea y se puso a dos unidades de meterse en el Reducido y luchar por su regreso a la Primera División.
Ganar en esta parte del campeonato es clave. Pero cuando se consigue con una actuación como la de ayer, las sensaciones para adentro y para afuera son distintas. El equipo que dirige Farré tuvo dos maneras de jugar y siempre fue superior a su adversario. Porque en el primer tiempo fue con un Zapelli encendido, quien hizo todo fácil. El enganche hace jugar a todos, tiene la capacidad de colocar balones entre líneas y es un arma ofensiva de gran calibre.
Si a ello se le suma un Ariel Rojas que piensa y distribuye, el medio campo se acomoda. Entonces ya Santiago Longo no está en soledad en su tarea de cortar, porque, más allá de que es quien lleva la mayor cuota de sacrificio y de raspar siempre, cuando mira para los costados encuentra en el ex-River a un “colega” bien acomodado. Ahora, no todo queda en esos jugadores, pues el sacrificio es general. Y entonces debe sumarse a la hora de encontrar razones de un gran triunfo el juego de Bordagaray, quien le aporta su calidad y jerarquía a la salida rápida por la izquierda.
En ataque, el juego de Balboa es cada vez más gravitante para la ofensiva general, porque es generoso para jugar y eso en un delantero no es un valor más; es el gran valor que tiene para todos. Anoche, el uruguayo participó en todos los goles y fue desequilibrante por su potencia.
Atrás el trabajo fue casi sin fisuras. Porque los centrales ganaron por arriba y los laterales se muestran cada vez más asentados.
Así este Belgrano muestra maneras distintas de jugar. Cuando encontró la apertura del marcador tras ir al frente y ganarle las divididas a su rival, se paró más atrás y dejó que el Lobo manejara la pelota. Puso dos líneas de cuatro y se cuidó.
No hubo sobresaltos, porque el local siempre fue un equipo tibio, sin potencia para romper lo que hacía el cordobés.
Y de contra el Pirata entendió que podía lastimar y fue cuestión de esperar un acierto para sellar el encuentro, y así fue. Se equivocó en la salida Gimnasia a los 17. Balboa corrió hacia el área, y cuando estaba por ceder para que Vegetti convirtiera, le cometieron penal. Y el capitán, encargado de patearlos, esta vez lo dejó a “Rocky”, para que tuviera su gol, y el punta no falló.
Sin sobresaltos, bien parado atrás, cerca de su arquero para que Gimnasia tirara centros sin destino. El Celeste siguió manejando el partido y en cada jugada de contra siempre amenazó con marcar, y a los 31 llegó el tercero: Bordagaray para Balboa y pase de este a Ruiz Gómez.
Pudo marcar uno más, por lo menos. Pero en realidad la distancia en el marcador fue justa con el equipo de Alberdi porque jugó como se lo propuso. Primero siendo dueño de la pelota y del terreno, después esperando con paciencia e inteligencia.
Belgrano ganó y está a un pasito del Reducido. Fue con justicia, lo hizo goleando y apuntalado en la jerarquía de varios de sus jugadores que hacen la diferencia.
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