Dos semanas, tres liderazgos en disputa y una interna que se tensa
Las Paso asoman nítidas en el horizonte cordobés. La campaña avanza y cubre paredes y espacios audiovisuales. Pero pese a su intensidad, en ningún momento se salió del margen de lo previsible. Tampoco logró hasta ahora atraer a una ciudadanía atrapada en la deriva de su propia realidad de agobio económico y preocupaciones reiteradas: inseguridad, inflación y pandemia. La elección que se realiza en dos semanas no parece integrar ese menú prioritario.
Pese a eso, el margen de indecisos que señalan las encuestas no es tan alto y las expectativas de participación tampoco son bajas.
Los números –bastante coincidentes en las pocas encuestas que se conocen– ratifican una y otra vez lo mismo. En Córdoba, la elección es una batalla de tres actores principales: antikirchnerismo, schiarettismo y kirchnerismo. Y tiene en la interna de Juntos por el Cambio el único capítulo determinante de las Paso.
Es en esa disputa que encabezan Luis Juez y Mario Negri donde se encuentra el principal foco de tensión creciente: quien gane, en la práctica se estará anotando también el triunfo de noviembre próximo, y muy posiblemente el liderazgo opositor en 2023. Es el segundo elemento el que hace que esa interna sea relevante para todas las fuerzas, en especial para el peronismo cordobés.
En esa pulseada opositora, donde hasta hace pocos días todos aceptaban una paridad dentro del estricto margen de error de las encuestas, ahora ya hay quienes se consideran adelantados: Juez y Rodrigo de Loredo vienen primereando con una campaña en la que primero se autoproclamaron como la opción más fuerte para enfrentar al kirchnerismo, y ahora ya empiezan a proclamarse también como la opción preferida en Córdoba.
Más allá de las atribuciones proselitistas, nada indica que esa disputa pueda dirimirse hasta que se terminen de contar los votos.
Mucho más cautelosa, la opción que lideran Negri y Gustavo Santos confía en dos factores principales. El primero es el apoyo de Mauricio Macri. El expresidente respaldó públicamente a esa fórmula y prometió una visita a Córdoba que todavía no tiene fecha. El segundo elemento que se analiza con expectativa es el propio liderazgo de Juez: creen que tiene techo, confían en que tarde o temprano primará la histórica resistencia del radicalismo al exintendente creador del Partido Nuevo y consideran que los días decisivos son los que comienzan ahora. La Capital es el eje de los desvelos de este sector de Juntos por el Cambio.
Schiaretti en el centro
El segundo jugador principal de esta campaña es el Gobierno de Córdoba, volcado por entero al respaldo de la boleta que encabezan Alejandra Vigo y Natalia de la Sota, pero que pilotea Juan Schiaretti. El gobernador asume personalmente el resultado.
Hacemos por Córdoba actúa como si la relevancia de las Paso fuera determinante, genera expectativas respecto de un buen resultado en Capital, confía en mantener sus alianzas históricas en el interior y fantasea con un triunfo simbólico el 12 de septiembre: no sólo apuesta a un margen importante sobre el Frente de Todos sino que considera posible imponerse a la lista de Juntos por el Cambio que resulte más votada, a sabiendas de que se trata del único triunfo posible: las generales serán otra historia.
También comenzará otra etapa para el schiarettismo en el momento mismo en que la interna de Juntos por el Cambio tenga un ganador: ahí empieza la disputa hacia 2023. Qué hará el radicalismo si gana Juez es el principal interrogante. Qué hará Juez si pierde es la pregunta del millón entre los peronistas, que siempre apuestan a la división opositora. Y casi siempre acertaron.
El schiarettismo compite con el Frente de Todos, pero sabe que a los votos se los disputa con el antikirchnerismo. El celo con el que se observa desde el Centro Cívico la conducta de los intendentes peronistas es igual de intenso que el empeño en preservar la bandera de la defensa de Córdoba y la relación con el campo. Todo eso sin pelear de frente con el Gobierno de Alberto Fernández: en el Panal, consideran que el enfrentamiento no le suma votos a la lista de Vigo-De la Sota y que tampoco hace falta atacar a un Gobierno nacional que a diario sorprende con acciones que en Córdoba espantan.
El tercer actor principal de esta campaña es Alberto Fernández, quien aterrizaría en los próximos días para apoyar a la fórmula que encabezan Carlos Caserio y Martín Gill. Ambos afrontan una campaña cada vez más cuesta arriba. A pesar de que reiteran argumentos sólidos al asegurar que el Presidente “dio vuelta la página” del maltrato kirchnerista a Córdoba y de que pueden mostrar obras nacionales en la Provincia, constatan a diario que la inmensa mayoría de los cordobeses no pasó a archivo ese largo capítulo de desencuentros.
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