Dos científicas de Córdoba fueron distinguidas con el premio L’Oreal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia”
Con motivo de la 17° edición del premio nacional L’Oreal-Unesco “Por las Mujeres en la Ciencia” dos científicas de Córdoba fueron distinguidas por sus investigaciones junto con otras mujeres argentinas. La ceremonia de premiación se desarrolló este miércoles en el Centro Cultural de la Ciencia, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El prestigioso galardón se otorga en colaboración con el Consejo Nacional de Investigación Científica (Conicet) y busca reconocer, recompensar y visibilizar la labor de las mujeres en el ámbito científico. Sin contar a las ganadoras de este año, en el país han premiado a 60 investigadoras de diferentes provincias y ciudades.
A nivel internacional, el premio cumple este año su 25° aniversario habiendo distinguido a más de 4.100 científicas, incluidas 127 premiadas internacionales y más de 4.000 jóvenes investigadoras. En este sentido, Argentina es el pais de Latinoamérica con mayor cantidad de investigadoras reconocidas.
Las científicas premiadas
Los proyectos que participaron de la 17° edición estuvieron enmarcados en las Ciencias de la vida, específicamente, en una o varias esferas de alguna de estas disciplinas: ciencias médicas; ciencias biológicas; ciencias bioquímicas y biología molecular; ciencias veterinarias; biotecnología y fisiología.
Desde 2017, el número de reconocimientos del premio local se ha extendido de cuatro a seis: dos ganadoras (una en categoría “premio” y otra en categoría “beca”) y cuatro menciones (dos en cada categoría). A fin de que puedan continuar con el desarrollo de sus proyectos, las ganadoras recibieron un apoyo económico de $ 3.000.000 en y $ 2.000.000, respectivamente.
La ganadora de la categoría “Premio” este año fue la Dra. Juliana Cassataro (Buenos Aires), investigadora principal del Conicet por su proyecto “Evaluación de la respuesta de anticuerpos contra antígenos de SARS-COV-2″, el cual tiene por objetivo desarrollar y producir en Argentina una vacuna recombinante adyuvada para refuerzos y cambio de variante contra la Covid-19 que se conserve entre 2 y 8 °C.
En la categoría “Beca” se destacó a la Dra. Mónica Cristina García (Córdoba), investigadora adjunta del Conicet en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) por su trabajo “Nanomedicinas biomiméticas para quimio e inmunoterapia del cáncer de mama”. A través de su proyecto, busca desarrollar alternativas terapéuticas prometedoras a través de nanomedicinas que permitan localizar el efecto terapéutico en el sitio de acción-tumor.
Las menciones especiales fueron para las doctoras Ana María Laxalt (Buenos Aires) y Gabriela Alejandra Salvador (Buenos Aires) en la categoría premio, y para las doctoras María Julia Lamberti (Córdoba) y Melisa Olave (Mendoza) en la categoría beca.
En diálogo con La Voz las dos científicas premiadas de Córdoba explicaron en qué consisten sus investigaciones y qué significó esta distinción nacional. También hablaron sobre lo particular de hacer ciencia siendo mujer y viviendo en el interior.
Los proyectos de investigación codobeses
Para optimizar el tratamiento del cáncer de mama, Mónica García trabaja con nanomedicinas. Se trata de productos en el rango nanométrico (una millonésima parte un milímetro) compuestos por una droga o principio activo y un nanovehículo o nanotaxi que facilita su transporte hacia un sitio patológico y su retención en el.
Esta escala diminuta presenta la ventaja de direccionar el tratamiento solo a la zona tumoral y evitar así su acción en el resto de los tejidos sanos, ya que esto es lo que provoca la mayoría de efectos adversos de las terapias tradicionales o quimioterapias que hoy utilizan fármacos altamente tóxicos.
“Es una especie de tiro al blanco. Una sistema inteligente capaz de censar ciertas características del microambiente tumoral y responder también de forma inteligente a estímulos externos”, explica García.
El cáncer de mama tiene una elevada incidencia en nuestro país y en latinoamerica, y es la primera causa de muerte por tumores en mujeres Por estos motivos, los esfuerzos están orientados a optimizar su tratamiento: “se sabe que las terapias actuales son eficaces, pero la acción que ejercen es inespecífica”, apunta la investigadora.
Por su parte, María Julia Lamberti trabaja en el desarrollo de una vacuna para tratar el melanoma, un cáncer de piel altamente agresivo que ha tenido un aumento preocupante en Argentina durante las últimas décadas.
Debido a que las formas convencionales de tratamiento demostraron ser ineficaces, la inmunoterapia surge como alternativa terapéutica eficaz. En ese contexto, el trabajo de la científica, centrado en las células dendríticas (CDs), se encuentra en la vanguardia de las opciones bajo evaluación.
“La vacuna que proponemos se fundamenta en hallazgos previos donde vimos que ciertas terapias antitumorales pueden promover mecanismos que permiten activar las CDs (que son las células centinelas)” explica Lamberti.
En pocas palabras, esta vacuna se basa en estimular o “entrenar” a las celulas dendríticas utilizando células tumorales que han sido sometidas a un proceso de fotosensibilización inmunogénica, el cual las hace más percetibles para las centinelas.
Hacer ciencia siendo mujer y desde el interior
”En mi generación creo que somos bastante afortunadas porque las luchas que generaron el punto de inflexión se dieron antes y por eso las desigualdades no son tan marcadas. De todos modos, ciertas realidades hacen que la lucha por igualdad de género en ciencia siga presente y vigente”, dice María Julia, oriunda de Serrano, un pequeño pueblo cordobés ubicado a 50 kilómetros de Laboulaye.
En la misma línea se expresa Mónica que nació en San Rafael, Mendoza pero que hizo más de la mitad de su vida en Córdoba. “No sentí limitaciones en mi trayecto hasta ahora, pero las anticipo sino seguimos luchando. Me enorgullece ver a mujeres pioneras en ciencia que rompen barreras y contribuyen a eliminar estereotipos”.
Ambas coinciden en que señalar las diferencias de género actuales se observan principalmente en el acceso a puestos jerárquicos y en la cantidad de distinciones o reconocimientos.
En este último punto es dónde el premio recibido adquiere importancia para las investigadoras: “Fue toda una sorpresa, estoy orgullosa y muy contenta. Es un gran homenaje no solo para las nosotras sino para las mujeres en general. Es una oportunidad de hablar sobre nuestro trabajo y tener una llegada y visibilidad mayor”, asegura Lamberti.
“El premio de L’Oréal-Unesco pone en valor y en el centro de la escena a las mujeres que hacemos ciencias. Es un reconocimiento importante y a la vez una responsabilidad por ocupar una posición en la que somos ejemplo para futuras generaciones de niñas y adolescentes que quieran emprender este camino”, dice emocionada García que ya había ganado una mención en la edicion 2020.
Respecto a los desafíos de hacer ciencia en el interior, y particularmente en Río Cuarto, María Julia señala los relacionados con el acceso a las tecnologías, las cuales suelen centralizarse en Buenos Aires. “De todas formas hay programas de federalización de la ciencia para distribuir más equitativamente el personal y los recursos como equipos, insumos o proyectos de financiación”, destaca.
“Es bueno que se destaquen nuestros trabajos justamente para mostrar que podemos hacer ciencia de calidad en el interior, a pesar de los obtáculos o de tener menor financiamiento. Sirve para que la gente sepa que se está investigando en un tiempo donde parece cuestionarse la importancia de la labor en ciencia”, suma Mónica.
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