Dolor crónico: por qué se necesita más que un tratamiento físico
Millones de personas en Argentina padecen dolor crónico. Su impacto va más allá del dolor físico: la conexión entre el cuerpo y la mente es innegable. Las emociones negativas empeoran la aflicción y la percepción que se tiene sobre ella.
Si bien es cierto que el dolor limita muchas actividades y la rutina de las personas que lo sufren, abordarlo desde un lugar emocional psicoterapéutico es indispensable para cambiar la perspectiva de quien lo padece.
Qué es el dolor crónico
La clave para la comprensión del dolor crónico es, en primera instancia, la distinción entre dolor nociceptivo y dolor.
La nocicepción es un proceso sensorial que implica la activación de receptores, la transmisión de información desde la periferia hasta el sistema nervioso central y el control que se ejerce sobre la transmisión de los impulsos en las vías del dolor. Es decir, es un fenómeno fisiológico.
Por otro lado, el dolor es un proceso perceptivo, una actividad de mayor complejidad en la que intervienen centros nerviosos superiores. Los nociceptores captan la sensación de dolor y la percepción asigna un significado a dicha experiencia sensorial. El dolor crónico se entiende como un proceso perceptivo, es la dolencia física pero también el significado que le atribuimos a ese dolor.
Camila Sequeira (MP 14485), licenciada en Psicología especializada en dolor crónico, explica que el dolor crónico es algo con lo que se convive todos los días, en muchas ocasiones no hay una cura, sino tratamiento.
“Para el dolor de una lastimadura podés aplicar cremas, curitas y se te pasa. El dolor crónico es mucho más complejo que eso, entra el campo de las emociones. Y lo que genera en sí el dolor puede tener una asociación directa con la ansiedad y la depresión”, detalla.
La rutina y la vida social de personas con dolor crónico
Sequeira aclara que el dolor muchas veces aísla, “porque pensás ‘el otro no va a entender ese dolor y para mi la migraña, por ejemplo, no significa sólo que me duele la cabeza, sino que tengo náuseas, mareos, alteraciones en el pensamiento, la memoria, entre otros”.
Eso, continúa, termina aislando a las personas de eventos sociales porque prefieren no ir ni exponerse. “Terminás limitando tus movimientos, te la pasás en la cama y eso termina aislándote mucho más”.
Además, la rutina se vuelve un desafío. “Se genera un círculo en donde la persona se queda en la cama, y eso muchas veces no colabora a mejorar el dolor, genera mayor aislamiento, por lo tanto más angustia y emociones que empeoran el cuadro”, amplía la experta. “Se limitan las actividades, para trabajar tenés que explicar lo que te pasa, pensás que no vas a poder, que te van a juzgar”.
El dolor crónico desde la psicología
Entender y atender el dolor crónico como un fenómeno psicológico puede contribuir a mejorar significativamente la vida de los individuos que tienen esta condición. Estas personas están mucho más predispuestas a desarrollar trastornos psicológicos.
El diálogo interno es el principal factor para desarrollar ansiedad, depresión y otros trastornos en las personas que tienen dolores crónicos. En ese sentido, Sequeira señala que “se genera un mundo de ansiedad y angustia porque empieza la cadena de pensamientos de preguntarse cuándo se me va a ir, si voy a estar toda la vida con esto, la negación y las ganas de que desaparezca. No podemos evitar sentir dolor, pero sí desde la psicología se pueden adquirir herramientas para cambiar la forma de pensar sobre esto, generar motivación y validar lo que le pasa a esa persona emocionalmente.”
La psicología no trata de curar el dolor, sino de trabajar con todo lo que el dolor genera. “Una parte del tratamiento tiene que ver con desarrollar herramientas vinculadas a la atención plena, meditación y respiración y todo eso termina cambiando la percepción del dolor, porque en definitiva el dolor es la percepción del dolor. Si vos te enfocas en el dolor, el dolor no va a desaparecer y va a ser peor. El manejo de la percepción puede hacer que esta cambie y el camino de ese dolor, sea más liviano”, explica la especialista y agrega que “la clave está en que la persona se de cuenta que es quien tiene el control”.
También se genera un duelo con uno mismo. “Cuando uno tiene dolor crónico, transita un duelo entre quién era antes y las cosas que hacía y quién es ahora y las actividades que puede hacer”.
El dolor crónico es multifactorial
El dolor crónico representa un desafío multifacético que exige una comprensión profunda de sus dimensiones físicas, emocionales, sociales y cognitivas, entre otras. No se trata sólo de un síntoma persistente, sino de una experiencia que condiciona la vida cotidiana y afecta las relaciones sociales. La clave para enfrentar este tipo de dolor está en adoptar una perspectiva que reconozca la influencia del estado emocional en la percepción del dolor.
La integración de enfoques psicológicos en el tratamiento permite a los pacientes no sólo lidiar con el dolor, sino también reconstruir su identidad y recuperar la conexión con su entorno. Al empoderar a las personas para que reconozcan su capacidad de gestionar sus emociones y pensamientos, se abre un camino hacia una vida más activa y enriquecedora.
Así, el abordaje del dolor crónico se transforma en una oportunidad para el crecimiento personal y la resiliencia, promoviendo una mejor calidad de vida a pesar de las limitaciones impuestas por la condición.
* Práctica profesionalizante de la carrera de periodismo del Colegio Universitario Politécnico (CUP).
https://www.lavoz.com.ar/salud/dolor-cronico-por-que-se-necesita-mas-que-un-tratamiento-fisico/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/salud/dolor-cronico-por-que-se-necesita-mas-que-un-tratamiento-fisico/