Dividido, el peronismo busca evitar un escenario de tres tercios de alto riesgo
Las cartas finales estarán sobre la mesa el lunes de la semana próxima. Ese día vence el plazo para la presentación de listas para los comicios municipales de Río Cuarto, única atracción electoral de este año y que tiene al círculo rojo de la política alterado por saber cómo terminará de configurarse un escenario que asoma de alto riesgo para el peronismo provincial, que competirá dividido en las urnas el próximo 23 de junio.
Más allá de la esperanza y el esfuerzo del gobernador Martín Llaryora por buscar la unidad del PJ hasta último momento –lo dijo y lo pidió esta semana el mandatario en una nueva visita que realizó a la capital provincial alterna–, Adriana Nazario no para de ratificar que será candidata por La Fuerza del Imperio del Sur, la alianza que inscribió esta semana.
Guillermo de Rivas, actual secretario de Gobierno del intendente Juan Manuel Llamosas, obviamente que tampoco declinará su postulación por el oficialismo Hacemos Unidos por Río Cuarto. Por lo tanto, el peronismo dividirá su electorado.
En cada uno de las huestes del PJ aseguran estar mejor posicionado que el otro en las encuestas. Lo concreto es que nadie confía demasiado en esos números cuando restan más de 50 días para el momento de la votación. “La gente está en otra, lidiando con la crisis; de lo que menos quiere hablar es de elecciones”, dice una voz peronista desde El Imperio.
En ese marco de incertidumbre, no hay dirigente riocuartense del PJ que no esté inquieto por las posibles consecuencias electorales de fragmentar el voto. Aún está muy fresco el antecedente de la pelea de los primos Rufeil en La Calera, que sirvió en bandeja el triunfo a una alianza opositora que, de no haberse configurado un esquema de tres tercios, nunca podría haber accedido al poder.
Una situación similar podría presentarse en Río Cuarto. Cuando el año pasado el radical Gonzalo Parodi logró la postulación por el radicalismo tras imponerse en la interna al médico Gabriel Abrile –quien enfrentó y perdió por sólo 6 puntos con Llamosas en 2020–, jamás imaginó tener chances reales de arrebatarle el poder al peronismo. Hoy, esa posibilidad es factible gracias a la fractura del PJ.
Parodi, que cuenta con el apoyo de Rodrigo de Loredo, cerró un acuerdo electoral con el Frente Cívico, liderado por el senador Luis Juez. Primero Río Cuarto se llama la alianza de la que también participa la Coalición Cívica. El PRO, enfrentado con los radicales locales, no se sumó a esa opción y escucha ofertas.
Con la calculadora en la mano
En Río Cuarto, hay números para todos los gustos. Sobran los sondeos y mediciones con intenciones de voto bien disímiles. De lo que hay menos dudas es de la porción del electorado que estaría dispuesto a votar por opciones peronistas. Según esos estudios, el PJ tendría para sí una porción objetiva que varía entre los 35 y los 45 puntos. Esa es la torta que se disputarían De Rivas y Nazario. Cómo se dividirá ese activo peronista es la gran pregunta que recién develarán las urnas el 23 de junio. Hay quienes creen que el reparto puede ser parejo, otros ven diferencias más amplias. Pero nadie observa hoy más de 25 puntos para el mejor de los dos.
Hace 4 años, Llamosas logró la reelección con el 41% de los votos. Vale aclarar que aquellos comicios se dieron en el marco de plena pandemia del Covid, que impactó fuerte en los oficialismos. La participación, además, había sido muy baja: menos del 50%.
Si el juego es de tres, el radical Parodi tiene buenas chances de dar el batacazo. En cambio, sus posibilidades se limitarán si hay más canastas opositoras en la escena. En eso está muy interesado el oficialismo, que busca atomizar la oferta opositora para cubrirse del riesgo que representa su propia división.
Pablo Carrizo, un exconcejal riocuartense, confirmó que la semana próxima anotará su candidatura bajo su propio sello Conciencia Desarrolista.
Con todo, las mayores expectativas están puestas en qué decisión tomarán en la Casa Rosada sobre la participación o no en la elección riocuartense. En principio, esta semana, los libertarios “oficiales” se aseguraron anotar la alianza La Libertad Avanza, la marca poderosa del partido del presidente Javier Milei. Unión Popular Federal y Primero la Gente le dieron soporte a la franquicia libertaria.
“Hay ganas de participar. Pero a la decisión la van a tomar en el gobierno nacional en función de cómo den los números”, dice una voz que tiene línea directa con el entorno cercano al Presidente.
En caso de competir con aval de la Rosada, sólo hay un nombre y apellido para ese lugar: Gastón González, un empresario agropecuario que cuenta con inversiones en biocombustibles y que tiene como pasión correr carreras de rally.
“Gastón está muy entusiasmado, tiene ganas de aportar a la política”, dicen quienes hablen con él para convertirlo en candidato. Sin embargo, aclaran que la última palabra la dará Karina Milei. “No van a arriesgar el nombre del presidente si ven que los números no son buenos”, advierten. El diputado nacional y líder de los libertarios en la provincia, Gabriel Bornoroni, está detrás de ese armado.
En el búnker radical del sur ven la mano del peronismo en la construcción de esa candidatura alternativa a la de Parodi. Los libertarios niegan connivencia alguna con Llamosas y el Panal.
Parte del PRO podría terminar apoyando a González si el empresario acepta el convite y termina recibiendo el aval desde Buenos Aires.
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