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Día del Peatón: caminantes y peatones

Las distopías representan un escenario imaginario, donde la sociedad resulta opresiva para la mayoría de las personas. Son el reverso de las utopías. En las distopías, algo en el camino hacia la utopía salió mal y el mundo se convirtió en un lugar sombrío, a veces inhabitable.

Estas narraciones ponen el foco en las formas de gobierno, en desastres ecológicos o en la pérdida de control humano sobre la tecnología. En la película Wall-e, el miedo a ser controlados por una inteligencia artificial y las consecuencias de la depredación ambiental se combinan. Hay dos aspectos que se destacan en Wall-e.

El primero es que la rebelión contra la máquina la realizan las máquinas. El segundo es que los seres humanos que sobreviven a la destrucción del mundo por la acción humana son impotentes para revertir la situación. Esa impotencia está representada con personajes que no pueden caminar o que ni siquiera lo intentan. Viven como pasajeros de un crucero astral, recostados el día entero en camillas, vestidos con equipos de gimnasia, tomando batidos y mirando pantallas. Son personas sin músculo.

Los más vulnerables

Los peatones, junto con los ciclistas y los motociclistas, son los usuarios más vulnerables del tránsito. Su vulnerabilidad está dada por la falta de protección física en el momento de un choque contra otro vehículo. Frente a esto, se sostiene a menudo que deben reducir el riesgo potencial de sus comportamientos.

Hace pocos días, vi un video de la década de 1950 en el que un peatón cruzaba la calle leyendo el diario. El video destacaba los riesgos de caminar distraído. Las campañas que intentan advertir sobre ese problema siguen vigentes.

Cada tanto aparecen nuevas, para señalar la necesidad de prestar atención al caminar. Además de no distraerse, a los peatones se les recomienda que caminen por las veredas, no corran al cruzar la calle, crucen por la senda peatonal, miren antes de cruzar y utilicen las sendas semaforizadas.

Este tipo de recomendaciones parten de un enfoque que destaca la responsabilidad individual de los usuarios del tránsito. Aunque es muy importante ser cuidadoso para prevenir choques y lesiones, el peatón es uno entre varios componentes de un sistema de relaciones.

Peatón es quien camina por una vía construida para conectar lugares en un contexto urbano o interurbano. Es el resultado de la organización de la actividad humana. El tipo de vías, sus características y el comportamiento de los demás usuarios (por ejemplo, automovilistas, motociclistas, ciclistas) afectan a los peatones.

La concepción del tránsito como un sistema modera el énfasis que tradicionalmente se ponía en el comportamiento individual, para resaltar el rol de los demás componentes.

No alcanza con un peatón atento que cumpla con las normas si el resto del sistema es peligroso. La velocidad de circulación máxima permitida debe prevenir que ocurran lesiones graves en una colisión peatón-automóvil.

Esto no sucede con los límites vigentes de 40 y de 60 kilómetros por hora. Por eso no deberían ser superiores a 30 km/h en zonas residenciales y a 50 km/h en avenidas. Para conseguirlo, es importante pacificar el tránsito mediante cambios en las leyes y ordenanzas vigentes, modificaciones de la infraestructura vial y concientización en las personas sobre los riesgos de conducir a alta velocidad. Las acciones correctas pueden salvar vidas. Nadie debería morir por cruzar la calle.

La decisión de caminar

El sentido común dice que todos somos peatones, pero la verdad es que todos somos caminantes y nos convertimos en peatones al circular por la ciudad.

En un estudio que estamos realizando en la ciudad de Mar del Plata, muchas personas no consideran que caminar sea un medio de transporte, pero sí una actividad recreativa o deportiva. En estos relatos, caminar es una actividad que las personas hacen para sentirse bien, no para resolver tareas cotidianas o para acceder a bienes, servicios y relaciones sociales.

No obstante, sin importar el motivo, la decisión de caminar se ve afectada por las condiciones del ambiente. Cuando las calles están rotas, cuando no hay veredas o estas se muestran deterioradas, cuando el tránsito es muy pesado o es inseguro, las personas prefieren no caminar. Pero lo hacen cuando el contexto es amigable.

Es muy poco probable que dejemos de caminar en un futuro cercano, pero las advertencias de la imaginación son una herramienta poderosa. Las distopías toman algunos rasgos de la realidad y los resaltan para advertirnos de amenazas potenciales. Dejar de caminar es una forma de perder la humanidad. En Wall-e, las personas recuperan el poder perdido casi al final de la película, en una escena en la que ponen de nuevo los pies sobre la tierra y caminan.

* Doctor en Psicología, investigador del Conicet

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