La Voz del Interior @lavozcomar: Desplazados: sensible incremento de las migraciones forzadas en el mundo

Desplazados: sensible incremento de las migraciones forzadas en el mundo

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) cifró en más de 84 millones el número de personas desplazadas de manera forzada a nivel mundial a causa de la violencia, la inseguridad y los efectos del cambio climático.

“La comunidad internacional no ha logrado prevenir la violencia, las persecuciones ni las violaciones a los derechos humanos, que aún obligan a las personas a abandonar sus hogares”, señaló Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. El funcionario hizo el planteo durante su participación en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático que acaba de concluir en Glasgow, Escocia.

En la oportunidad, Grandi recordó que 2020 había cerrado con alrededor de 82,4 millones de desplazados en el planeta y que la cifra tributada a la COP26 que muestra el sensible aumento de migrantes en penuria corresponde al primer semestre de este año.

También precisó que el 90 por ciento de los refugiados bajo el mandato de Acnur y el 70 por ciento de las personas desplazadas internas a causa de conflicto diversos proceden de países que se encuentran entre los más vulnerables al cambio climático, lo que complica el panorama.

“Varios millones más –apuntó– se ven obligadas a abandonar sus hogares cada año debido a los desastres relacionados con el clima”.

Asimismo, el licenciado en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma aseguró que unas 51 millones de personas se desplazaron dentro de sus propios países entre enero y junio de este año debido a la exacerbación de los conflictos y la violencia internos.

La crisis fronteriza entre Bielorrusia y la Unión Europea (UE) puso en agenda esta problemática global de múltiples aristas.

El trance que atraviesan miles de migrantes en esa región de Europa oriental consiste básicamente en la afluencia masiva de decenas de miles de espantados, principalmente de Irak y de países africanos a Lituania, Letonia y Polonia a través de las fronteras de esos países con Bielorrusia, provocada por el deterioro de las relaciones de la exrepública soviética con la UE.

Según un informe de Acnur, gran parte del desplazamiento interno en la primera mitad de este año se dio en África: 1,3 millones de personas desplazadas en República Democrática del Congo y 1,2 millones en Etiopía. El número de personas refugiadas también se mantuvo al alza entre enero y junio de 2021; de hecho, la cifra llegó casi a 21 millones. La mayor parte de estas personas proviene de cinco países: República Centroafricana (71.800), Sudán del Sur (61.700), Siria (38.800), Afganistán (25.200) y Nigeria (20.300).

La letal combinación entre conflicto, pandemia, pobreza, inseguridad alimentaria y emergencia climática agravó la situación en la que se encuentran las personas desplazadas, la mayoría de las cuales han sido acogidas por regiones en vías de desarrollo.

Optimismo, pese a todo

Pese al cuadro de situación, Acnur alimenta las esperanzas de un mejor abordaje de la problemática.

Basa su optimismo en un trabajo que aborda el Pacto Mundial sobre los Refugiados (GCR, por sus siglas en inglés) desde su celebración.

El primer informe de Indicadores del GCR comprende los años 2016 a 2021 y muestra “el progreso –según el organismo– en el aumento del apoyo a los países de bajos ingresos que acogen a personas refugiadas y en la ampliación del acceso de los refugiados al trabajo y la educación”.

No obstante, el resumen advierte que aún queda mucho por hacer.

“El panorama que ha surgido es mixto. Vemos que los países con menos recursos siguen cargando con más responsabilidades con respecto tanto a las nuevas situaciones de refugiados, como a las prolongadas. Al mismo tiempo, estamos viendo algunos buenos indicios de progreso por parte de los Estados, el sector privado, la sociedad civil y los bancos de desarrollo para ayudar a tratar de cerrar la brecha”, valoró Gillian Triggs, Alta Comisionada Auxiliar para la Protección de Acnur.

El informe muestra que, aunque se necesita más financiación para las respuestas humanitarias y de desarrollo de las personas refugiadas, desde 2016, se advierte una tendencia al alza en la ayuda bilateral al desarrollo, canalizada a los países de bajos ingresos que acogen a refugiados.

Por su parte, los bancos de desarrollo están desempeñando un mayor papel en la respuesta a las crisis proporcionando al menos 2.330 millones de dólares.

El informe también indica que tres cuartas partes de las personas refugiadas pueden trabajar legalmente en sus países de acogida, aunque se sabe menos sobre cómo se traduce esto en la práctica. Esto es especialmente crítico dado que se estima que dos tercios de las personas refugiadas se enfrentan a la pobreza y, como resultado de la pandemia, su situación no ha hecho más que agravarse.

También se observan algunas mejoras en la inclusión de las personas refugiadas en los sistemas educativos nacionales. La niñez refugiada tiene, sobre el papel, acceso a la educación primaria en las mismas condiciones que los nacionales en tres cuartas partes de los países que acogen refugiados, y a la educación secundaria en dos tercios de los países. Sin embargo, siguen existiendo muchos obstáculos y casi la mitad de los estudiantes refugiados no van a la escuela.

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