Decara nombró a un incondicional y sorprendió a la UCR
Con una jugada de ajedrez, el radical Mario Decara logró conservar bajo su ala la Defensoría del Pueblo. Aunque por finalización del mandato constitucional dejará el cargo en las próximas horas, designó como Adjunto a Carlos Galoppo, quien conducirá los destinos del organismo hasta nuevo aviso.
La extensión del mandato de Galoppo es impredecible, aunque hay señales de cierta longevidad por la confusa interna radical y la correcta relación de Galoppo con Martin Llaryora: el primero, radical, jamas le pegó por debajo del cinturon al actual goberador, que empezó su carrera politica como opositor al radicalismo.
Tras 15 años en el cargo, Decara deja –¿deja?– la Defensoría del Pueblo en manos de una persona de su extrema confianza y rodeado de una estructura fiel.
Para el esquema de Decara, Galoppo representa una “síntesis’ del pensamiento del radical y del gobernador, que avaló la designación del radical de San Francisco. Sobrevuela una pregunta sin repuesta clara: ¿esto es un nuevo capitulo del “partido cordobés” o un guiño al bipartidismo?
Cuando el radicalismo que responde a Rodrigo de Loredo y Marcos Ferrer se preparaba para desembarcar en la Defensoría del Pueblo de la mano de Julio Ochoa, Decara hizo un jaque mate de alfil, rey y caballo contra rey, la jugada más compleja que tiene el juego estratégico: saltó a los dirigentes de la renovación y envió a un alfil a negociar con el peronismo, mientras él ejecutó a los rivales en la interna radical. Como sea, la UCR retiene para sí el apetecible organismo, con un presupuesto de 3.189 millones de pesos para este año.
Antes, Decara había eliminado del tablero a Hugo Pozzi, quien fue su Adjunto durante años y se preparaba para sucederlo. Sin embargo, el experimentado jefe del radicalismo de Punilla olió traición y lo eyectó del organismo. “Decara advirtió que Pozzi se reportaba al esquema de De Loredo–Ferrer para sostenerse en el cargo ante la llegada de Ochoa”, aseguran en el edificio de la Defensoría del Pueblo. Fue a sangre fría.
Cerca de Decara celebran, además de haber retenido el organismo, que el nuevo ciclo inicia con menos “obligaciones” hacia legisladores y dirigentes de otros sectores del partido para armar la nueva orgánica de la Defensoría. El bloque de 16 radicales no pudo desplazarlo y operó hasta última instancia, cuando la designación de Galoppo ya estaba firmada.
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