La Voz del Interior @lavozcomar: De la armada Brancaleone al ejército libertario

De la armada Brancaleone al ejército libertario

“Boludo, esto está textual del discurso de Milei”, le dijo el ministro de Justicia al asesor que tenía al lado. Era la frase que faltaba para que su disertación en la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara Baja pareciera la escena de una película de Mario Monicelli. En rigor, La Libertad Avanza (LLA) se parece a la banda de La armada Brancaleone, aquella joya del cine sesentista italiano que protagonizó Vittorio Gassman.

En este caso, el presidente es el Brancaleone que armó un ejército desopilante que parece desbandarse caóticamente, como el del aristócrata que quería conquistar un feudo con una tropa de bandoleros inservibles y ridículos.

Hasta hace poco, Mariano Cúneo Libarona defendía la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, reclamaba agravar las penas a los agresores de transexuales y “respetar el plan de vida de cada persona”, pero en la Comisión de Mujeres y Diversidad leyó un discurso obtuso y recalcitrante.

Una escena bochornosa donde lo único sensato no salió de la boca del ministro, sino de las legisladoras que lo interrumpieron para criticarlo. También fue patética la escena en la que un senador mileísta dijo en televisión que 15 de sus 20 asesores legislativos están en San Luis trabajando para que él pueda ser gobernador. Los entrevistadores no querían perjudicar a Bartolomé Abdala, pero no podían evitar su autodestrucción por negligencia.

Los papelones, discursos delirantes, peleas con insultos y descalificaciones, amenazas chantajistas y posicionamientos extremos, en el oficialismo no son la excepción, sino la regla.

El Presidente no puede despegarse de la comparsa con que ocupó ministerios, secretarías y bancas en el Congreso. Él es responsable de esa armada Brancaleone.

El milagro político

Lo que vive Argentina no es un milagro económico sino político. Falta ver si Javier Milei logra reflotar la economía, pero lo que ya está a la vista es lastimoso.

Él fue el primero en plantear como promesa electoral un ajuste doloroso y un período de padecimientos para reformar las bases de la economía. Eso lo convirtió en el primero en ganar una elección prometiendo sacrificios.

Es también el único que se abocó desde el primer día a cumplir lo prometido. Y a los ocho meses de padecimientos, su cumplimiento le consta a la sociedad sufriente. El milagro político es que con un diputado provincial mileísta apresado por pedofilia, con precios inalcanzables en los productos de primera necesidad, con olas de despidos y con todo el peso del ajuste aplastando las pymes y arrinconando la clase media contra el abismo de la pobreza, Milei siga teniendo el respaldo alto que muestran las encuestas.

Lo explica la nulidad de la oposición, la mediocridad generalizada en la clase dirigente y la sensación de que las negligencias, ignorancias y torpezas que exhibe el oficialismo prueban que sus miembros no provienen de “la casta”. Pero nada de eso justifica la caótica ineptitud de la dirigencia gobernante. Un caos que es también el resultado de la suma de esoterismo ideológico, mediocridades, rencores, envidias y celos personales.

Son escenas patéticas las que protagonizan las figuras más cercanas a Milei. En redes y en medios digitales, los mileístas pasan horas diciendo cosas desopilantes. A eso se suman contradicciones flagrantes. Milei se hizo una panzada retuiteando mensajes sobre las revelaciones, tan graves como patéticas, de la intimidad de Alberto Fernández. Pero no bien Lilia Lemoine lo amenazó con mostrar fotos íntimas reveladoras, el Presidente avanzó a contramano de “las ideas de la libertad” para recortar el acceso a información pública.

Milei acusó con mucha razón a “la casta” decadente de amalgamarse en torno a intereses, como corporación del poder. Pero no tardó en proponer para la Corte Suprema de Justicia a uno de sus conocidos exponentes: el juez Ariel Lijo.

También es incoherente vetar aumentos mínimos a las de por sí jibarizadas jubilaciones, repitiendo como un mantra que “no hay plata”, y gastar U$S 300 millones en aviones militares sin que haya peligro de guerra.

Además, el Presidente que les niega un aumento mínimo a los jubilados, envía $ 100 mil millones a la Side, oscuro aparato de inteligencia abocado a las cloacas del poder.

Con la gente agotando el sueldo a mitad del mes, Milei gasta fortunas viajando por el mundo. Con el agravante de que esos viajes que lo alejan de sus responsabilidades no son por cuestiones oficiales, sino por eventos ideológicos funcionales a su objetivo de ser líder global de los ultraconservadores.

Se suma su ruptura con la vicepresidenta, lo que agudiza el caos político, en el marco del ajuste que acrecentó una pobreza que ya era sideral y con el dato de que la economía argentina es la única en Latinoamérica que decreció cuando todas las demás crecieron, en especial la del Brasil del odiado Lula.

* Periodista y politólogo

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