Damián de Santo volvió a Córdoba después de Bake Off: Siempre pongo el corazón antes que la cabeza
Desde la pileta climatizada de sus cabañas, Damián de Santo ve llegar el auto de La Voz y saluda con una sonrisa. Busca el mate, da algunas indicaciones al personal de mantenimiento y se dispone para las fotos. En cada disparo, el actor posa con naturalidad. “Tengo 37 años en esto de poner cara de pelotudo”, exclama entre risas y guiños de “galán maduro”.
El actor de 57 años volvió a su casa en Villa Giardino apenas terminaron las grabaciones de Bake Off. Si bien asegura que la pasó bien por el cruce generacional entre participantes y el reencuentro con viejos amigos, está feliz con el proyecto terminado. El programa se emitirá hasta la primera semana de diciembre.
“A Telefe le gustó tanto que, en vez de hacer 20, hicimos 40 capítulos. Nos sorprendió gratamente porque no sabíamos que iba a pegar tanto. Sin querer, rompimos las estructuras del Bake Off Famosos original. Nuestra versión es tan zafada, divertida, real y orgánica hizo que la gente se divirtiera. El tema de la guita y la competencia no fueron prioridad. Acá ganamos todos porque todos la pasamos bien”, explica.
¿Quién va a ganar “Bake Off”?
“Jamás hubo una situación de mierda. Nos ayudamos siempre. De alguna manera, dimos una clase de humanidad, cosa que nos falta bastante. Después el que gane la guita, será buenísimo. No sabemos quién es porque hay cuatro finales grabados. El que la cobre nos tiene que invitar un asado”, agrega.
De Santo dice que todos están orgullosos con el resultado, pero también muy agotados. Las jornadas de grabación fueron de casi 12 horas por día, de lunes a viernes. Cada participante tenía 10 cámaras encima para captar cada detalle.
“Esto es pastelería. Tiene que estar bello, rico y presentable en tiempo y forma. Me sorprendí de mí mismo en ese sentido. ¡Mirá las manos que tengo! Yo me dedico a hacer obras de cemento y ladrillo, pongo chapas, te hago un asiento de madera, pero cosas finas no. Mejoré, pero no aprendí. No manejo la manga para decorar”, advierte.
Antes del comienzo del programa, el cabañero hizo un curso de pastelería porque no sabía nada del rubro. Hoy reconoce que, si su familia o amigos le piden una torta, no duda en hacerla, pero no está en sus planes ponerse una pastelería ni hornear galletas para las canastas de desayuno que le ofrece a sus huéspedes en las cabañas llamadas Umbral del Sol.
“Estoy cansado de cambiar motores de heladera, la bomba, no quiero laburar más. Solo lo quiero hacer si me da placer. Si llego a tener nietos o mis hijos me piden una marquise de chocolate, la hago. A mi edad, yo decido qué hago con mi tiempo”, afirma.
Damián de Santo y su amor por Córdoba
Damián es muy querido en el ambiente y se enorgullece de eso en cada espacio laboral que habita. Él es el mismo en todos lados y su estatus de famoso no lo hace menos laburante que el resto. “A veces pasa el micro de turismo de Giardino y dice: ‘Ese es Damián de Santo’. Y me ven con una pala, las botas de lluvia y no lo pueden creer. ‘¡Estás trabajando!’, gritan. La gente cree que todos somos Tinelli y no”, remarca.
Como el termo va llegando a su fin, el artista vuelve a poner la pava en la hornalla y saluda a una de las empleadas de la cabaña por la ventana. Hace 23 años que está instalado en Villa Giardino y siente que no hay más hogar que esas tierras.
“Soy un eterno agradecido de Córdoba. Igual, los problemas más grandes los tuve acá, pero bueno, es el precio de cambiar de lugar. A pesar de eso, yo veo a mis dos hijos y me encanta criarlos acá”, señala, a la vez que destaca el hermoso vínculo que tiene con Joaquín y Camilo.
El más grande está terminando la Licenciatura en Teatro en la Universidad Nacional de Córdoba y, según su papá, quiere echar raíces en la ciudad. “No se ve laburando en otro lado y lo entiendo. A mí me llamaron para laburar en España y no acepté. Si tengo laburo acá, ¿por qué voy a ir a España? Yo quiero ser profeta en mi tierra. Lo fui en Argentina, quiero serlo en Córdoba. Si un día no tengo más esto, es probable que viva acá para siempre”, asegura.
Enamorarse a los 60 años
Con los mates renovados, la charla vira para un debate casi filosófico sobre el amor en las diferentes etapas de la vida. Damián dice que enamorarse a los 60 es “más irracional” que a los 20, pero para bien.
“Cuando te pasa, te pasa. Al principio, veías a uno y decías ‘qué pavote’, y con los años, lo ves sacando la basura y pensás ‘che, qué lindo que está, le voy a comer la boca’. A mí todavía no me pasó, pero sí lo veo con gente de la profesión. Viene cuando tiene que venir. ¿Viste a los que hacen surf? El pibe está tres horas esperando la ola. No las surfeas a todas porque no da abasto”, reflexiona.
Y luego añade: “No me arrepiento de lo que hice, si no de lo que no hice. Yo siempre pongo el corazón antes que la cabeza. ¡Soy un boludo hermoso! Pero no me arrepiento. Todo lo que dicta el corazón, tiene razón, tampoco soy un impulsivo siempre. Con los años, estás más seguro de tirarte a la pileta porque sabés que vas a llegar. Por eso ‘el amor de grande’ es fuertísimo”.
El intérprete está casado con Vanina Bilous desde hace 23 años, pero ambos viven en casas separadas hace dos y medio. “10 puntos. Podría irse para cualquier lado, pero no nos mentimos. Teníamos ganas de vivir solitos, cada uno en su lugar. No es una relación abierta. Cada uno tiene su espacio, nada más”, aclara.
Temporada de verano e incendios
Habiendo finalizado Bake Off, De Santo pone la cabeza en otros proyectos. Dejando de lado el teatro (ya que hará una obra con Martin Seefeld el año que viene), el actor se prepara para la temporada de verano que, lamentablemente hasta el momento, no arroja buenos resultados.
“La temporada está baja. A esta altura, estaríamos en un 70% de reserva y estamos en un 25%. Hay consultas, pero no hay concreción. La gente busca servicio y eso tiene un costo. También, están viendo qué pasa, si se van a Mendoza o a Brasil. Vamos a ver. Igual, nosotros somos de los que piensan que hay que laburar todo el año, no solamente el verano”, explica.
En 2020, Damián estuvo a punto de perder todo a raíz de los incendios que azotaron las sierras. El actor contó el minuto a minuto del horror en varias entrevistas y siempre se muestra agradecido con los bomberos y al piloto Hernán Vázquez que apagó las llamas de su casa con su avión hidrante.
“Después del incendio, armé esta pileta que está conectada a una bomba, monté un sistema de incendio perimetral en el complejo, pero porque tengo la guita. ¿El que no la tiene qué hace? Pierde todo. Gente que hizo las tejas con su propio muslo, ¿entendés?”, remarca amargado.
Este año, Córdoba perdió 100 mil hectáreas en manos del fuego causado por el hombre. El tema es un recurrente anual que genera mucha bronca y tristeza. Aún cuando las dotaciones de bomberos se muevan a toda velocidad y los vecinos estén preparados de antemano, hay una necesidad legal que atender.
“Cuando hay un foco de incendio, la alerta roja se activa inmediatamente. Eso antes no sucedía. En otras épocas, yo mismo vi que dejaban que se quemara todo con el verso de que no había acceso. A mí me parece que primero hay que dejar actuar rápidamente a los bomberos del lugar y después pedir ayuda a otras comunas. A veces creen que lo pueden resolver solos y se les escapa de las manos. En ese sentido, hay un montón de internas que desconozco, pero sí hay protocolos y reglamentaciones”, explica.
Damián sostiene que la causa principal de los incendios fueron provocados por personas que les gusta prender fuego porque sí. “Lo que veo acá es que no es para lotear y vender. Hay gente enferma que le gusta prender fuego. Gente que le gusta el caos. Es con lo que lidiamos. Hay leyes que desconozco, pero pensá: el sur siempre se prendía fuego y ahora no. ¿Qué pasó? Cambió la ley. Al que agarrás prendiendo fuego las tiene que pagar”, asegura.
Y luego agrega: “Pero esas cosas se saben. Los incendios son la parte oscura de Córdoba. Te hacen mierda árboles de 300 años. Los animales mueren o emigran. Estamos a favor de que todo esté bien, pero tenemos que colaborar todos. Son tres o cuatro los que hacen estos desastres. (Dirección) Hídrica es una vergüenza. Adentro están divididos políticamente. Si vos presentás un permiso de perforación, te enferman la cabeza porque no quieren que hagas nada. Los ríos están contaminados y ellos no hacen nada. Pero sí te viene a romper las pelotas porque pueden sacarte plata, pero a un loco que prende fuego, ¿qué le pueden sacar? Entonces está todo mezclado. La ley es para lo que puedan pagar”.
Nuevos proyectos: ficción y “streaming”
Al margen de su preocupación por la temporada, Damián cuenta que está preparando el lanzamiento de su primer programa en streaming junto con Fabián Falcón, Germán Morales Fará, Juan Dopazo y Joaquín de Santo. El 11 de diciembre grabarán el piloto en un estudio cordobés que está incursionando en la materia.
“Tendremos muchos artistas invitados, vamos a buscar gente que tenga oficios que están desapareciendo como la tornería o la fabricación artesanal de muebles. Queremos llevar lo que se vio en Bake Off al streaming. Eso es lo que le hace falta a Córdoba”, asegura.
En el último punto, De Santo habló de la falta de ficción nacional en la televisión. Durante muchos años, el actor fue protagonista de grandes telenovelas nocturnas que hoy ya no existen y fue figura central de Polka, la productora de Adrián Suar que cerró este año. Si bien el actor confiesa que esto último le provocó mucha tristeza, es optimista con el cambio.
“Yo le debo todo a Polka, mis cabañas son gracias a Polka. Suar me hizo famoso, me dio diversidad de laburo. Hice teatro, cine y televisión con Adrián. Pero las cosas empiezan y terminan. Además, son etapas que indudablemente no dependen de vos”, remarca.
A la vez, advierte el caudal de novelas turcas de hoy y el de las coreanas de un futuro cercano. “El problema es que nosotros vendemos ideas y ellos, el producto terminado. Antes teníamos productos y nos venían a comprar, ahora vendemos ideas porque no arriesgamos a hacer”, denuncia.
Damián de Santo y su opinión sobre los nuevos parámetros del Incaa
En el marco de los nuevos consumos culturales, la diversificación de las pantallas, el crecimiento teatral de calle Corrientes, la multiplicación de proyectos autogestivos, el gran talento argentino y las grandes productoras armando proyectos audiovisuales cortos para streaming, habrá quienes puedan acomodarse y otros “van a quedar tirados” porque “no se armaron una segunda opción”.
Sobre los nuevos parámetros que lanzó el Incaa para hacer cine, Damián expresa: “Se trata de reacomodar las reglas. Siempre vi que le daban préstamos a los mismos. Con la mitad se compraban un departamento y con la otra mitad hacían una película, entonces el catering era una mierda, el guionista era un desastre y las cámaras eran prestadas”.
“Hay que regular cosas que se dispararon para cualquier lado. Ni todo está bien ahora, ni todo estaba bien antes. La película que yo hice ahora, se la bancó solo el director porque el Incaa no le daba ningún subsidio. Y te puedo asegurar que la va a romper”, suma.
De Santo forma parte de la nueva película de Martín Murphy, El beso de Judas, junto con Freddy Villarreal, Alfredo Casero, Martín Campilongo y Adriana Salonia. “Es un policial negro, atípico para Argentina que estrena el año que viene. La Municipalidad de la Costa nos dio una mano, filmamos algunas escenas ahí”, cierra.
En fotos: así son las cabañas de Damián de Santo en Córdoba
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